Acabo de volver de un acto de homenaje, agradecimiento y despedida a la consejera Arantxa Tapia y al viceconsejero, Bittor Oroz, a los que un nutrido grupo de gentes del sector primario ha estimado conveniente reconocer el trabajo realizado en 12 largos e intensos años donde se han acumulado todo tipo de calamidades, desde una crisis financiera, sequía, pandemia del COVID, guerra de Ucrania, etc. Tal y como han reconocido los portavoces del sector primario, más allá de los importantes fondos que han destinado a aliviar las sucesivas crisis, se les reconoce y agradece su actitud, cercanía y su predisposición para acompañar al sector en los momentos más difíciles. Como decía al inicio, han sido numerosas las personas del sector primario que han querido acompañarles en este acto y entre ellos ha estado presente, un alto representante de los cazadores del Territorio Histórico de Gipuzkoa, un territorio donde los jabalís campan a sus anchas, los daños ocasionados por estos bichos ...
Estamos en fechas plenamente navideñas donde la tradición de comer cordero lechal es algo muy presente en muchas de nuestras casas. En la mía, sí al menos. Por eso mismo, no puedo dejar de acordarme de ese gallego que pretendía, desconozco si lo ha logrado, comerse en la cena de Nochebuena el cordero que estaba criando dado que su propia hija se le ha rebelado y emprendido una campaña en la página CHANGE, contra su intención de zamparse el cordero, y para ello ha lanzado una recogida de firmas bajo el lema “Salvemos a Almodóvar”. El nombre del cordero también tiene su aquel. El mundo está cambiando a marchas forzadas y no precisamente a mejor. Ni todo cambio es malo ni todo cambio, por el mero hecho de cambiar lo anterior, tiene por que ser positivo, per se, y en este sentido, considero que algo así ocurre con la relación que tiene la gente que vive en las áreas urbanas, no precisamente de grandes urbes, para con el medio rural, con la gente que habita en ellas y más concreta...
El domingo pasado falleció Juan Goenaga del caserío Oiamar de Urnieta, Gipuzkoa. Un ganadero de vacuno de leche, orgulloso de su oficio, de su modo de vida y de que su explotación familiar tenga sucesión tanto con su hijo Iñaki como su nuera Itziar y finalmente, con su nieto, Mikel. Juanito, así le llamábamos los cercanos, ha sido un buen ejemplo de una generación de baserritarras que supieron ver más allá de lo que ocurría en su propia explotación y que vio la necesidad de implicarse en proyectos colectivos para así, dar solución a cuestiones y problemas colectivos. Bien fuese en el momento de impulsar el asociacionismo, el sindicalismo o el cooperativismo. Pensar en colectivo y actuar en colectivo, porque él y sus compañeros de fatigas, entendían que sólo así podían dar solución, también, a las cuestiones y necesidades de su explotación particular. Hoy, lo digo con gran pena, se echa en falta aquella generación que pensaba y actuaba en colectivo, dado que el individualism...
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