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Los caracoles y la innovación

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La Ascensión del Señor es la fiesta patronal de mi pueblo, Legorreta, que, eso sí, de forma sui generis, celebra los 3 jueves que antiguamente se decía que lucían más que el sol: jueves santo (actualmente la gente lo celebra camino a su destino vacacional), jueves de la Ascensión y el jueves de Corpus Christi que, en mi pueblo, lo celebramos en sábado para poder despendolarnos a gusto y tener el domingo para reposar. Pues bien, recibido el programa festivo caigo en la cuenta, un año más, que el programa, salvo cuatro detalles, es idéntico al del año pasado y si me apuran, al de las últimas décadas. Reflexionando sobre la cuestión, caigo en la cuenta, que las fiestas patronales para que alcancen la categoría de tradición deben ser idénticas, mantenidas en el tiempo y repetidas año a año porque es esta característica, su repetición, la que las hace que la gente las asuma como propias, como parte de sus vidas y por ello, toda renovación que supere lo meramente anecdótico, está

Cabreado

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Vuelvo mosqueado de una reunión en la que los ponentes afirman que los vascos bebemos una media de 3 litros de sidra al año, particularmente me mosqueo porque la verdad sea dicha no me cuadran los números y menos aún, si tengo en cuenta que en la cena semanal de mi cuadrilla, nos bebemos una botellita por cabeza. Comento el dato entre mi sanedrín científico y acabamos en uno de nuestros debates post-postre, cómo no, en la conclusión científicamente inapelable que la sociedad actual, la que llamo del pichiglás, anda algo más que despistada y sin saber apreciar lo verdaderamente bueno que nos ofrece nuestra tierra. Por cierto, hablando de cosas sabrosas, el postre de esta semana era una tarta de tiramisú de la pastelería Aizpurua, elaborada por el venezolano vascoparlante Horacio, con la que alcanzamos a tocar con los dedos el mismísimo cielo. ¡ósea, ya saben!. Igualmente mosqueado, quizás debiera decir cabreado, anda la gente del campo con el tratamiento que recibe

El caldito de mi cuñado

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Mi hijo es, por lo general, bastante buen comedor pero tengo que reconocer que en asunto de croquetas es bastante tiquismiquis pues sólo come las croquetas de amama (abuela). Mira que lo hemos intentando de las más diversas maneras, pero no hay forma de meterle ni una sola croqueta que no sea elaborada por mi querida suegra y por ello, antes de echarse a la boca cualquier croqueta,  hace la pregunta de rigor, ¿serán de amama, no? No le ocurre lo mismo a mi cuñado el mayor que, éste también es buen comedor, como suele decirse coloquialmente, con mejor saque que el propio pelotari Titín y es que cuando acude a su refugio riojano es cliente habitual de un bar famoso por su caldito, agárrense los machitos, cuya fórmula mágica no le pertenece al cocinero sino a la multinacional que envasa el caldo en los briks que el establecimiento sirve, eso sí, con esmero y cariño. Algo similar a lo que ocurría en el anuncio de aquella famosa fabada donde la imagen de una entrañable abu

La dulzura de Puigdemont

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Anda soliviantada la caverna madrileña con los constantes sustos que le dan los catalanes, mejor dicho los nacionalistas catalanes, con su insistencialismo sobre el referéndum y así mientras los tertulianos tiran de argumentos incendiarios sobre los males que acarrearía una España rota, va el timorato Mariano, Maricomplejines como le llama el radical Jiménez Losantos, y llega a un acuerdo con los nacionalistas vascos que le hace un siete y revienta las costuras del constreñido traje constitucional. En un ejercicio de desdoblamiento, los nacionalistas vascos, el PNV, se ha apoderado del seny catalán y aprovechado la debilidad de Mariano para aflojarle la cartera con un magnífico acuerdo sobre el Cupo y de paso, una serie de acuerdos no menores, desatascar otros temas importantes como pueden ser el tratamiento a la Ertzantza, las obras del TAV, la tarifa eléctrica de la industria, plataformas logísticas en Jundiz y Lezo, obras ferroviarias como la supresión de pasos a nivel, v

¡Sonría, por favor!

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Un año más, el 1 de mayo, día de los trabajadores, es el elegido por la Mancomunidad Enirio-Aralar para abrir el acceso de los ganaderos a los pastos de montaña de la sierra de Aralar y valiéndose de este hecho, se suele organizar todo una jornada de actos, eminentemente festiva, con la que se pretende visualizar y socializar la labor de los ganaderos y la importancia que los pastos de montaña mancomunales tienen para los ganaderos que complementan con los pastos de montaña el aprovechamiento que durante el resto del año hacen de sus pastos propios en la parte baja de los valles. Conviene aclararlo para comprender que todo ello, el valle y la montaña, los prados mancomunales y las praderas particulares de fondo de valle, conforman un único conjunto que es inseparable y que por lo tanto, debe ser tratado como un todo. Por otra parte, una vez más, una cadena de distribución, MAKRO para más señas, en su centro de Oiartzun, ha vuelto a jugar sucio con la leche y ofertarla a un

Diálogos valencianos

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A la vuelta de unos días de descanso con motivo de la Semana Santa y con un país plagado de turistas, ¡menos mal que seguimos en crisis!, la alegría me ha llegado a través de los medios de comunicación al conocer que un juzgado ha condenado a una turista, catalana para más señas, cuyo perro, suelto, atemorizó a un nutrido rebaño de ovejas en Otsagabia y provocó la consiguiente estampida que se saldó con 12 ovejas muertas, 27 desaparecidas y 141 abortos. La sentencia, por lo reflejado en la prensa, destaca la actitud de su propietaria que además de mostrar un desinterés por los daños ocasionados y desprecio por el enfado del pastor, incluso llegó a manifestar que Navarra, como comunidad que quiere vivir del turismo, debiera asumir como algo normal el incidente ocurrido. Pues bien, toda persona que haya caminado o estado al lado de un rebaño sabrá que las ovejas son muy miedosas, huidizas, gregarias y tan alocadas que apoderadas por el miedo son capaces de cualquier co

Un adiós y un hasta luego

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Escribo estas líneas con el cuerpo raro y  el ánimo fastidiado pero con la mirada esperanzada en un futuro cercano donde la banda armada ETA dejará de tutelar nuestras vidas y arruinar el presente y futuro del colectivo que conformamos el pueblo vasco. Es un adiós esperado, deseado, necesitado. Lo necesitamos, yo al menos, como el respirar porque aunque estos pocos últimos años la banda dormitaba, según parece, una vez desarmada, la banda procederá a disolverse. Al menos es lo que esperamos la inmensa mayoría de vascos y por ello, a pesar del alivio que me proporciona el anuncio del desarme, quiero dejar bien patente que ni quiero ni puedo hacer el menor gesto que ellos, y sus admiradores, lo acojan como un simple reconocimiento, agradecimiento o algo parecido a la decisión que, finalmente, felizmente, han adoptado. ETA, como siempre, anda tarde y su intento de pasar página de la forma más digna posible, involucrando a determinadas gentes bienintencionadas no genera en mi