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Mostrando las entradas etiquetadas como FEGA

Juventud, divino tesoro

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  Me cabrea sobremanera cuando asisto a una reunión o jornada donde, bien como ponente bien como público, me corresponde participar y tras dar mi opinión, nuestra opinión, que muy frecuentemente no gusta del agrado de unos cuantos, escucho algunos comentarios, en plan jocoso, siempre con el objetivo de minusvalorarla, haciendo mención de la naturaleza sindical (organización profesional agraria, propiamente dicha) de la organización en la que trabajo. Los hay, que también, quienes me tienen como el “enfant terrible” del agro y me invitan a participar en eventos, charlas y jornadas para con mis opiniones críticas y ocurrencias, agitar el avispero y despertar a la audiencia adormilada. Pues bien, les tengo que reconocer que ninguna de las actitudes me gusta. Soy consciente de lo que hay, del entorno en el que me muevo y así, aprovechando lo que unos prevén y otros ansían escuchar, asisto a los diferentes eventos para sacar a la palestra temas que casi nadie se atreve a tratar y mete

El Club de Pesimistas

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  Mi último artículo, concretamente el de la semana pasada, lo reconozco, rezumaba pesimismo a raudales. Así me lo comentó mi amigo Eduardo y no tuve más remedio que darle la razón aunque, quizás como justificación no solicitada, le respondí que era lo que tenía convivir y trabajar con y por los baserritarras, esos productores de alimentos y modeladores del paisaje que hace unos cuantos años, una empleada del ayuntamiento de Azpeitia, identificaba como “los de las manos con los dedos gordos”. Otro amigo, hablando de pesimistas me llegó a sugerir luchar por la presidencia del Club de Pesimistas y para ir rearmando mi corpus teórico, me sugirió la lectura del blog “La nuestra Tierra” que con un bello estilo literario, al menos a mí me lo parece, aborda diferentes temáticas agrarias y rurales, eso sí, con un pesimismo que deja el mío al nivel del optimismo moderado. Indagando en el mismo, he disfrutado con una entrada titulada “la inexorable muerte de los pueblos” donde se plantea, de

Cosas de Mujeres

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Cada vez que llegan fechas tan señaladas para las mujeres como el 8 de Marzo o el propio 15 de octubre (Día de la Mujer Rural), aparte de las miles de mujeres trabajadoras tanto en el campo como fuera del mismo, me acuerdo en especial de dos personas, ambas ya fallecidas: mi abuela Sebastiana y mi amiga Kontxi. Mi abuela Sebastiana en el caserío Amebi de Lazkao era el vivo ejemplo de otras muchas mujeres de la época que trabajaban la tierra y gobernaban el ganado, entre parto y parto, que fueron unos cuantos, mientras su esposo era más dado a ser el representante de relaciones exteriores de la familia y el interlocutor con las fuerzas vivas de la localidad, léase, el alcalde, el párroco y el médico-boticario. Conozco más casos y no creo equivocarme en exceso que esta casuística era bastante habitual, eso sí, ya hace bastantes años. En el caso de Kontxi, una mujer tan brillante como luchadora, tras un periplo vital por otras tierras europeas decidió emprender su aventura vita

5 céntimos

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Centrado como estaba en buscar antes del día 28 algún candidato idóneo para los premios Gonzálo Nardiz que convoca el Gobierno Vasco con el objetivo de reconocer la trayectoria de gente del agro que haya destacado en su campo, siempre hay algún incordio por el medio y ésta vez ha sido la lectura de una noticia en la prensa madrileña, la que me ha soliviantado. Me explico. Hace unos cuantos años, en uno de mis viajes profesionales a la villa del oso y el madroño, representantes del sector ganadero reaccionaban escandalizados ante la práctica de una cadena de distribución, cuyo nombre prefiero olvidar, que organizó una subasta digital y ciega entre un grupo de empresas lácteas para adquirir unos cuantos millones de litros de leche de vaca, como fácilmente imaginarán, a un precio irrisorio que si bien vaciaba el almacén, dejaba temblando el balance empresarial y con ello, directa e irremediablemente, empujaba a la baja las compras de leche a los ganaderos. Tras numerosos epis

La placa de la Diputación

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Mi mujer y amigos están advertidos que yo no me voy de este mundo sin cumplir los 100 años para así poder ser enterrado con mi merecida placa conmemorativa que suele dar la Diputación. Lo que empezó siendo un chiste entre amigos y familiares va cogiendo visos de realidad y tanto es así que ya he llegado a la mitad del trayecto y por lo tanto, debo ir preparándome para el ansiado momento. No obstante, cada vez que me alegro al imaginar lo guapo que estaré en mi caja, repeinado, con el traje de domingo y con mi plaquita entre mis dedos, siempre tiene que haber alguien que me fastidie el día y así, últimamente, son muchos quienes pretenden amargarme mi momentico recordándome las penurias que vamos a pasar nuestros últimos años con la reducción de las pensiones y lo crudo que lo tendremos si no ahorramos un poco más para complementar, privadamente, la recortada pensión pública. Muchos de estos gafes, aunque no lo digan públicamente y aparezcan anunciados como expertos “neutral

INSUFICIENTE

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La semana pasada un pequeño grupo de jóvenes guipuzcoanos, alguno de ellos sin llegar incluso a la adolescencia y todos ellos vinculados familiarmente al sector vacuno lechero, participaron en un viaje a Araba y Nafarroa donde además de visitar explotaciones de diversa índole y agrupaciones de maquinaria, también encontraron un hueco para el ocio, visitando el Parlamento y divirtiéndose de lo lindo en un circuito de karts de la capital alavesa. Este viaje que combina la formación con el ocio pretende ser un primer paso (además de su participación previa en un curso de jueces de la raza frisona) en la conformación de un pequeño grupo de jóvenes que apuesten por el futuro del sector, empezando por apuntalar el futuro de las explotaciones familiares de las que provienen para, en la medida de las posibilidades, impulsar nuevas “vocaciones” que puedan ir integrándose en nuevas o explotaciones ya en activo pero sin continuidad de futuro. Les narro esta pequeña iniciativa, además d

El asalto a los cielos

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Iniciamos mes de octubre con el sector productor centrado en la vendimia de la uva para txakoli, algo más retrasada que otras veces, donde se prevé un cosechón tanto en cantidad como en calidad, y con las cuadrillas de familiares acompañados de trabajadores recogiendo con mimo esos racimos que darán lugar al maravilloso txakoli. Algo similar ocurre con aquellos baserritarras que han iniciado la recogida de la manzana para llevarla a la sidrería y así al retraso en la floración, hay que sumarle el verano cálido y seco que ha provocado ciertos problemas en la fruta tanto en tamaño como en su estado sanitario. Una cosecha,desigual por cierto, que será, si algún torpedo no se cruza en el camino, la primera cosecha de manzana con la que se elaborará la primera sidra amparada por la nueva Denominación de Origen que se está tramitando en los despachos de la administración. La configuración de un nuevo escenario de marcas en el campo de la sidra (del actual Label y Gorenak a la

La insipidez de Cañete

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Te emocionas y lloras como Fraga me comentó una vez mi hermana y no le falta razón porque uno, por muy insensible y tosco que parezca, tiene su corazoncito y tanto es así que, en mis horas bajas, llego incluso a llorar a moco tendido con los melodramas que echan las tardes del fin de semana por la tele y que estoicamente soporto entre ronquido, vuelta para un lado y vuelta para el otro. Pues bien, les tengo que reconocer, ahora que no nos oye nadie, que este fin de semana han conseguido emocionarme con la noticia que el diario Noticias de Gipuzkoa tituló “De mayor quiero ser ganadero” donde informaba sobre 7 jóvenes guipuzcoanos de entre 11 y 18 años que han participado en un curso de manejo y preparación del ganado vacuno frisón desarrollado por CONAFE en Asturias. No es ni será el último curso donde participan 7 jóvenes guipuzcoanos pero si será el único o de los escasos cursos de formación donde 7 chavales se animan a viajar a otra comunidad autónoma a formarse