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Mostrando las entradas etiquetadas como cadena alimentaria

La Bruja Lola

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  Tras las vacaciones, la principal tarea es perder los kilitos que hemos ido incorporando a modo de flotador y que, por mucho que lo intentes, más aún para personas que tenemos una cierta edad, se antoja misión imposible. Más difícil aún, si tienen ustedes la suerte de compartir el verano con una suegra como la mía que, para más inri, cocina más y mejor que el mismísimo Juan Mari Arzak. Por cierto, mi suegra, además de cocinera, es una inmejorable refranera y uno de sus habituales, cuando quiere referirse a la mala suerte de los más necesitados, es aquel que dice “qué poco dura la alegría en casa del pobre”, dicho del cual me acordé al reflexionar sobre la situación actual del sector lácteo estatal. Si no lo saben, les hago un spoiler (moderno que es uno) pues se resume en una única, pero trágica, frase: tras 18 meses de asfixia, 3 o 4 meses de bonanza y vuelta a las andadas, con meses de asfixia. Cuando utilizo el término de asfixia, como imaginarán, en el contexto de la cadena a

El papelón de su vida

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  Todos quieren lo mismo, chupar del bote, aparentar que hacen algo, trepar, arrimar la ascua a su sardina, … y expresiones de tal calibre escuchamos cada vez que una persona se anima a trabajar, colaborar y participar en alguna iniciativa por el bien común. Sea en el ayuntamiento de su pueblo, en la junta directiva de su club deportivo, en la asociación de padres-madres o en una ONG o asociación sociocultural. En esta sociedad comodona, donde uno se tumba en el sofá y se pone las botas criticando a todo aquel que ose moverse, rompe con los hábitos preferidos de los comodones y los deja retratados frente a su incapacidad para implicarse en algo que vaya más allá de su interés particular, de preocuparse y ocuparse de aquello que supere la verja de su propiedad privada o de trabajar por cualquier cuestión que no sea su ombligo, como digo, en esta sociedad, casi ninguno de nosotros somos capaces, o lo que es peor, no queremos asumir nuestras propias responsabilidades y por ello, recurri

La mesa de Arantxa

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  En casa de Arantxa, tienen un gran problema. La mesa de la cocina, alrededor de la que se juntan todos los miembros de la familia para comer y celebrar los acontecimientos familiares, cojea en exceso y por ello, tras analizarla detenidamente, Arantxa he decidido ponerle un calce y acabar, al menos temporalmente, con el problema de la cojera y con la molestia que supone que los platos y cazuelas bailoteen sin control. Eso sí, Arantxa es consciente que el calce no es más que un parcheo, una solución temporal y que la mesa requiere de una solución más radical pero valida para siempre, o al menos, para un buen tiempo. Algo así ocurre, si me permiten la licencia pseudoliteraria, con la mesa de la alimentación moderna donde se nutre el total de la población y que se mantiene, a trancas y barrancas, con una, dos, tres o cuatro patas, dependiendo del modelo de mesa que usted elija. El sistema alimentario moderno, el mercado, la industria agroalimentaria, el sector productor, las po

Las burradas de Don Juan

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  Llevo semanas o meses diría yo, flipando en colores con las ocurrencias de las ministras de Podemos que, conscientes del problema que tienen los colectivos más vulnerables para poder alimentarse saludablemente, lanzan, día sí y día también, ocurrencias a la plaza pública para, únicamente, no perder hueco en los medios de comunicación. En esas estamos, cuando el gobierno francés, acorralado por las protestas ante su proyecto de retrasar la edad de jubilación y temeroso de que dichas protestan puedan derivar en algo más general y profundo, sale a la palestra anunciando un acuerdo entre el ejecutivo galo y las cadenas de distribución para crear una cesta de productos “antiinflación” donde cada cadena podrá determinar, libremente, qué productos incorporar y cuáles son los precios ofertados. Cómo no, todo ello, en la chauvinista Francia, irá etiquetado con la bandera francesa y con el texto común “trimestre antiinflación”. El ministro galo, además, se permitió el feo para con el go

A lo fácil

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  Tras su imagen angelical y ñoña, Nadia, se esconde una persona muy capacitada, bien formada, funcionaria de alto nivel y bregada en las arduas negociaciones de las instituciones comunitarias lo que, imagino, le habrá aportado una gran experiencia en la arena política que, dicho sea de paso, le vendrá de perlas, para la lucha sin cuartel que se presencia en el Congreso español, día sí y día también. Pues bien, esta señora, Nadia Calviño, ministra de Economía y además vicepresidenta primera del Gobierno Central, ha sorprendido a toda la población con su faceta cómica, al revelar en el hemiciclo que ella, cuando va a hacer la compra, va buscando las ofertas y además afirma que ella, ya nota la bajada en los precios a consecuencia de las medidas en el IVA que ella misma ha impulsado. No me negarán que la ministra no es salada, cachonda, chisposa y todos los calificativos que quieran añadir. Soltar la que soltó, la verdad, es reírse a la cara de la gente, de la gran mayoría que, frecu

Soy agricultor, no idiota

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  ¿Tú que te has pensado que yo soy el Banco de España? Le espetaba Pepita a su hija cada vez que se le acercaba con la mano abierta pidiendo dinero para salir con sus amigos y el fin de semana pasado, con motivo de las fiestas patronales del pueblo, me he acordado mucho de ella cada vez que nuestro hijo Martin se acercaba, igualmente, con la mano tendida pensando, quizás, que la fuente familiar de euros es algo inagotable. Pepita tenía, además de carácter, un sentido del humor como pocos y se refería por mí, como acompañante de su hija a fin de ablandar el corazoncito de su madre, como que yo era “el hijo de Rochin”, sin saber por entonces, que ella se refería al hijo de los Rothschild, unos banqueros centroeuropeos de alto abolengo que, como imaginarán, no tenían ningún parecido con mi realidad. Pues bien, les tengo que reconocer que no me hace ninguna gracia los casos que voy conociendo de abusos de poder por parte de algunas cadenas de distribución que tratan a los productores

Buenos y Malos

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  El futuro del parque natural de Doñana, con motivo de un plan autonómico para ampliar las zonas de regadío en sus inmediaciones, al parecer, según leo en el diario EL PAÍS, llega hasta las entrañas europeas y alcanza de pleno al consumidor centroeuropeo quien, a través de diferentes cadenas de distribución, amenaza con cortar todas las compras de dicha zona si se ejecutan esas ampliaciones que, según los ecologistas, dañarán los humedales y los acuíferos subterráneos que los alimentan. Es la plasmación, nos guste o no, evidente y patente, del poder que tienen, tenemos, los consumidores con nuestros actos de compra que efectuamos en el día a día. En los actos públicos suelo referirme a ello y aludo al poder del consumidor, que, con su acto de compra, con sólo alargar el brazo y elegir, uno u otro producto, está ejecutando de forma directa y eficaz, política agraria. Si opta por unos productos de calidad, amparados por marcas de calidad (denominaciones de origen, IGP, etc.), produc

Respeto, ni más ni menos

  La semana pasada terminó con una triste noticia como es la muerte de Félix Ormazabal, alavés, dirigente nacionalista y primer consejero de Agricultura del Gobierno Vasco que destacó en su larga trayectoria política por su humanismo y por su fuerte apego al mundo rural y agrario por el que trabajó denodadamente y en el que impulsó diferentes medidas y estructuras que, una vez transcurridas varias décadas, han resultado vitales para su desarrollo. Personalmente no me tocó tratar directamente con él, pero, a lo largo de los años, he sido consciente que, aún habiendo dejado su responsabilidad institucional, el mundo rural ha tenido un fiel aliado en la persona de Félix. Como se diría coloquialmente, ha muerto uno de los nuestros, y desde el punto de vista sectorial, además del innegable punto de vista humano, es una noticia que nos apena porque hay que reconocer que, un momento tan delicado, tanto en lo económico como en lo social, con tantos interrogantes sobrevolando la actividad pri

Envidia cochina

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  No entiendo nada, o casi nada. Lo tengo que reconocer, tanto discreta como públicamente. Para una persona de letras como yo, resulta harto imposible asimilar qué es lo que realmente está ocurriendo con la subida de la electricidad, además de otras materias primas de las que dependemos, como sociedad, para la buena marcha de la actividad económica y de nuestras vidas. Como decía, no entiendo nada, o mejor dicho, no alcanzo a comprender la cuestión en su integridad dada su complejidad y observo perplejo, cómo este tema, también, es motivo de disputa política entre aquellos que pretenden solucionar el tema con soluciones tan populares como simplonas, aquellos otros que niegan cualquier posibilidad de intervención pública plegándose, de hecho, a los caprichos de esos pocos que controlan el mercado o aquellos otros que intentan mantener un cierto equilibrio entre ambas posturas y son tildados de mingafrías por los liberales o de serviles por esos populistas, fans de Robin Hood. En fin

Esenciales

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  Ahora que se acaba el estado de alarma y que la libertad, tras el ayusazo, ha recuperado protagonismo en el debate político, la cuestión es que la libertad, sobre todo, de movimientos y actividades además de los derechos básicos, ha sido, al parecer, la palanca que ha utilizado, con acierto, la nueva lideresa. Ahora, queda por ver, si lo que queremos es libertad o libertinaje y confiemos en que, en pocas semanas, no tengamos que lamentar las consecuencias de nuestra falta de responsabilidad. Cuesta hacerse a la idea, pero hace un año, en los inicios de la pandemia, los máximos responsables políticos de todos los niveles y gobiernos, unánimemente, reconocieron, incluso lo recogieron, negro sobre blanco, en el plenipotente BOE, el carácter esencial de la agricultura y de los productores. Es más, soy de la opinión de que además de la oficialidad, hubo una fuerte concienciación de la sociedad sobre la importancia de la alimentación, de la cadena alimentaria en su globalidad y muy espec

El Umbral de la Dignidad

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  Comienza el nuevo año con los típicos ingredientes de la climatología invernal. Bajas temperaturas, fuertes precipitaciones y este año, destaca sobremanera, la importante presencia de la nieve en las zonas montañosas. La población, confinada y con la movilidad amputada, se ha lanzado en tromba a los montes, con sus potentes vehículos hasta el límite de la parcela, ocupando calzadas y cunetas, obstaculizando así el acceso y la movilidad de los paisanos y de paso, dañando las praderas, escenario de los juegos familiares con el incansable subeybaja de los trineos de plástico. Los hay de todo pero me sulfuran especialmente aquellos que suben al monte basándose en el erróneo principio, asumido por una inmensa mayoría, de que el monte es de todos y por lo tanto, su disfrute, no así su cuidado y su trabajo, es por lo tanto, libre, general y gratuito. Arrancamos, por otra parte, el nuevo año con los mismos síntomas del año pasado. En euskara existe una expresión “zaharra berri” que

Calabozo

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  Joxe Mari, el secretario viejo del ayuntamiento de mi pueblo, Legorreta, era un todoterreno que compaginaba sus tareas en el consistorio con la atención del bar familiar, Iñaxi, que era un auténtico templo de la comida casera. Lo que pocos legorretarras saben, al menos los jóvenes, es que antes del ayuntamiento, Joxemari también fue el empleado de la oficina local de la Caja de Ahorros al mismo tiempo que te atendía con su imborrable sonrisa en la barra del bar. Posteriormente, los empleados de banca se especializaron en la actividad bancaria propiamente dicha, lograr la confianza del cliente para que deposite sus ahorros a fin de gestionarlos y sacarles el mayor rendimiento tanto para el cliente como para la propia entidad. Como recompensa, los clientes fieles se llevaban numerosos regalos (sillas de playa, paraguas, pequeños electrodomésticos, etc.) por los que, increíblemente, los clientes, entre ellos mi difunta madre, suspiraban y se esforzaban, aún más, en su faceta aho

Don Luis, ¡un descafeinado, por favor!

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Me gustan los políticos de casta. Frente a una mayoría actual de bienquedaos, políticamente correctos y planos a base de esquivar cuestiones peliagudas y de huir de cualquier tema que pudiera derivar en problema, personalmente, me gustan los que son decididos y que abordan los temas con determinación sin miedo a mojarse. Eso sí, siempre, con buenas formas y con el máximo de los respetos. En su momento, escribí sobre los aciertos y errores del ministro Miguel Arias Cañete, tan correoso como altivo, que fue capaz de acertar en el diagnóstico e impulsar, nada más y nada menos que hace 7 años, la Ley para mejorar el funcionamiento de la Cadena Alimentaria. Cañete, como le conocíamos todos, fue ministro del 2011 al 2014 y en ese trienio impulso un par de leyes importantes, si bien en este caso, me quiero referir a la Ley de Cadena Alimentaria que supuso una buena cimentación para una construcción que nadie quiso posteriormente continuar, ni los de su partido ni los adversarios.

Low Cost

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Don Luis, el ministro plano, ha decidido dar, forzado por las imparables movilizaciones de los agricultores y con el ánimo de cortar de raíz la agrorrevuelta antes de que derive en algo parecido a los chalecos amarillos franceses, un pasito adelante con la publicación en el BOE de un Real Decreto con medidas urgentes en materia de agricultura y alimentación. El BOE, a decir de mi amigo Iñaki, es la implacable maquinaria que el Estado utiliza para evidenciar su poder quasi absoluto pero si nos atenemos a lo publicado, la verdad sea dicha, no parece ser tanto el poder que atesora. Don Luis nos dice en su boletín que el precio del contrato alimentario se hará en base a unos factores objetivos   que “En todo caso, uno de los factores deberá ser el coste efectivo de producción del producto objeto del contrato, calculado teniendo en cuenta los costes de producción del operador efectivamente incurridos, asumidos o similares. En el caso de las explotaciones agrarias se tendrán en cu

Ése no es el problema

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Visitaba el ministro Planas una feria en Extremadura cuando las movilizaciones agrarias fueron recibidas a palos no fuera que Don Luis fuese interpelado por los furiosos productores que estaban a las puertas del recinto ferial. Los televidentes se sentaron a la mesa de la cocina impresionados con las imágenes de la sarta de palos que los policías propinaron a aquellos agricultores que pretendían arrimarse al ministro y compañía para susurrarles al oído las verdades del barquero que no es otra que la falta de rentabilidad que asfixia al actual sector productor, vacía los pueblos y mata toda esperanza para el sector en su conjunto. Luis pensando que la protesta era un calentón más, algo momentáneo, pensó quizás que sería suficiente con salir por peteneras y así, agarrando el rábano por las hojas, refiriéndose a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), en su particular minuto de gloría, dijo la frase de oro: “ése no es el problema”. Cuando los agricultore

Cuestión de Tiempo

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En un mundo cada vez más concienciado con el problemón del cambio climático y donde el transporte de mercancías, personas y bienes es uno de los grandes causantes del problema en cuestión, alucino en colores al ver el anuncio televisivo de una app que alardea de la sencillez (y bajo coste) con el que puedes revender prendas y/o objetos y así que unos pantalones que llevas 2 años sin ponértelos, los puedas revender a un cliente que, por ejemplo, se encuentre a las afueras de Berlín. Algo similar me ocurre cuando en algunas ciudades observo repartidores de alimentos, platos precocinados, etc. que recorren a toda mecha las calles llevando su mercancía desde el establecimiento original hasta el domicilio particular de uno. Moteros y bicicleteros que se juegan el cuello al tener que entregar, pongamos, un tupper de ensalada porque, al parecer, el consumidor de marras no tiene tiempo para juntar unas tristes hojas de lechuga con algo de tomate y cebolla. En uno y otro ca

Pesimismo

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Les tengo que reconocer que no llevo una buena temporada. Los datos y los comentarios que me llegan de aquí y de allá no son nada halagüeños y consecuentemente, por mucho que uno se empeñe en ser un optimista empedernido, la moral se resiente. La semana pasada di cuenta de los inquietantes datos sobre la brecha salarial o de rentabilidad que el campo tiene para con el conjunto de la economía (un 30% menos si contamos las ayudas europeas y un 65% en ausencia de las mismas) y si bien, cuando se manejan datos estadísticos, uno debe ser precavido y consciente que las estadísticas reflejan medias que dejan en la sombra numerosas realidades particulares, me ha llamado la atención sobremanera que los datos hayan causado una gran sorpresa en mucha gente y particularmente, entre personas con responsabilidades sectoriales tanto privadas como públicas. Uno que ya lleva bastantes años vinculado a la cuestión, sin necesidad de grandes datos estadísticos pero con datos económicos particular

La izquierda y la Derecha

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Bochorno, incluso mayor que el que recientemente pasé en Roma, es lo que estoy sufriendo al ver el vodevil que nos ofrecen los políticos, algunos al menos, donde los protagonistas, malos actores y peores políticos, nos hacen creer que lo realmente importante es nuestra calidad de vida y la solución de los problemas del día a día. En el plano vasco, la pelea es a un volumen de sonido muy bajo, calma chicha en la superficie y patadas en la espinilla bajo la mesa, principalmente, entre los partidos abertzales, PNV y EHBILDU que juegan una partida a largo plazo disputándose el liderazgo de dicho campo y con ello, de la sociedad vasca. En el plano estatal la cosa está bastante más complicada y enrevesada puesto que ambos bandos, izquierda y derecha, protagonizan sus luchas cainitas por liderar dicho espacio, cada uno en su terreno acotado y sin caer en la cuenta que el panorama político de multipartidismo, superado el viejo bipartidismo, requiere de una mayor cintura p

Ojo Avizor

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El sector agroalimentario vasco respira aliviado al conocer que la cadena de distribución EROSKI ha alcanzado un acuerdo con la banca para refinanciar su deuda, al menos con aquellas que suponen más del 75% de su deuda a refinanciar que asciende a un importe aproximado de 1.540 millones de euros. Este acuerdo despeja su horizonte financiero hasta el 31 de julio de 2024 y supone, en vísperas de su celebración del 50 aniversario, un chute de confianza para los miles de trabajadores que emplea la cadena pero también supone un horizonte de estabilidad y esperanza para sus miles de proveedores entre lo que se encuentran cientos de empresas agroalimentarias y baserritarras particulares y cooperativas que proveen de verduras, legumbres, carne, leche, sidra, txakoli, queso, etc. y que tienen en la cadena cooperativa, además de un cliente, un aliado para su viabilidad. Por todo ello, no queda más que alegrarse de dicha noticia porque para criticarle, ya surgirán ocasiones pero

En pelota picada

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Hace ya un tiempo le escuchaba a un agricultor valenciano lamentarse de los irrisorios precios que percibían por sus cítricos vendidos, principalmente, en Centroeuropa ya que a consecuencia del endiablado sistema de “venta a resultas”, el agricultor inicial, como se dice vulgarmente, no se comía un colín. Según me comentaba este agricultor, el citricultor valenciano cobraba lo que “resultase” de restar al precio de venta al público los beneficios del comerciante, del transportista,intermediarios varios, de la cooperativa manipuladora o empresa comercializadora y frecuentemente, lo “resultante” no llegaba no siquiera para cubrir los costes de producción del campo, ósea, hablando alto y claro, que todos los agentes de la cadena alimentaria en cuestión tenían derecho a cobrarse sus costes de producción salvo, como siempre, el productor. Pues bien, parece ser que esta antiquísima y enraizada práctica comercial se ha debilitado con la aprobación de la Ley de Cadena Alimentaria que