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Mostrando las entradas etiquetadas como Ministerio de agricultura

La centralita telefónica

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  Después de una larga y tortuosa racha pesimista, le tengo que confesar que estos últimos días me encuentro razonablemente optimista, rayando en la euforia que diría aquel, al comprobar que mi último artículo, “El dúo dinámico”, reclamando la participación activa de los responsables máximos del Ministerio en la cuestión láctea, fue atentamente leído en el caserón de Atocha. Me consta que, no sólo en sede ministerial, si no que también fue igualmente leído en las sedes de las principales cadenas de distribución, así como en la FENIL (Patronal láctea) e INLAC (Interprofesional Láctea). De seguir así y viendo la influencia de mis escritos, en pocos meses, creo que pasaré de ser un simple juntaletras a reputado articulista. Acabar de leer el artículo y comenzaron a sonar los teléfonos en diversas direcciones. El teléfono ministerial ardía reclamando a las empresas distribuidoras una mayor valorización de la leche en los lineales y. tras enviarles una copia del último informe del Observ

El dúo dinámico

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  Pedro Sánchez, presidente del Gobierno Central, ha cometido una reforma en su equipo de gobierno, introduciendo importantes cambios en la parte socialista mientras la parte aliada, la de UP, sigue intacta. Los cambios han sido de tal calado que han dejado desorientados hasta los propios afectados y a la prensa que sigue la cuestión política que supera con creces, la tarea o campo de acción que pretende abordar este humilde juntaletras. En lo que afecta al sector primario y al mundo rural, son tres los ministerios que inciden de forma directa en nuestro negociado. Por una parte, está el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación con competencias directas en la parte productiva, industria alimentaria y en los mercados agrarios; en segundo lugar está el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico con competencias directas en todo lo concerniente al cambio climático, medio natural y al reto demográfico que asola al mundo rural y finalmente, aunque no hubiésemos sido cons

El día carlista

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  Tener el día carlista, es la expresión que me da a conocer un amigo mío apuntando que es utilizada por un familiar suyo, de cierta edad, cuando tiene el día revuelto, torcido y dando coces a todo aquel que se le acerca, él suele responder diciendo, ¡hoy, dejadme en paz, que tengo el día carlista!. Esa expresión, dada la acepción guerrera que contiene, considero que es acertadísima para calificar, no el día, si no los últimos tiempos que llevamos la gente que vivimos con, por y para los productores agropecuarios y, al menos en mi caso, con los ganaderos. Los ganaderos vascos, y por ende, los ganaderos del estado español, y me estoy refiriendo principalmente a los ganaderos de vacuno de leche y carne, viven unos tiempos especialmente complicados sin saber cómo hacer frente a la tormenta perfecta que se ha organizado con unos precios de los costes de producción por las nubes, con unos precios percibidos por su producto por los suelos y sin visos de reacción, al menos, favorable.

Inquietante silencio

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  Si es usted uno de mis lectores habituales, será conocedor que nuestro padre murió a causa del Alzheimer tras una larga enfermedad de 10 largos años. Pues bien, en una ocasión, víspera de la festividad de Todos los Santos, volvíamos del camposanto cuando nos cruzamos con una vecina que nos preguntó qué tal estaba el camposanto, a lo que nuestro padre, que se encontraba en una fase de desinhibición y locuacidad que nos hacía pasar más de un apuro, le respondió: “estarán bien, por que nadie se ha quejado”. Rescato esta anécdota personal como entradilla para reflexionar sobre sobre el comentario de un ganadero, de vacuno de leche, que sacaba a colación el significado del silencio en el seno del sector. Un silencio que, muchas veces, no significa una sintonía y/o acuerdo con lo que observa y escucha a su alrededor si no, lo que es peor, un silencio que, desde la oscuridad inherente al propio silencio, denota un agotamiento, abatimiento y consecuentemente, una actitud de asumir, en su s

Amiplín

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  Tengo un amigo que lleva un tiempo estresado por cuestiones laborales a consecuencia de la pandemia y en un alarde de gracejo, ha bautizado a su tranquilizante de cabecera, como la pastilla Amiplín que, sorprendentemente, le sitúa en un estado anímico de pseudo-pasotismo que le permite llevar una vida más placentera. Es algo parecido a cuando te preguntan, ¿qué tal vas? Y le respondes, muy amablemente, “quitando todo lo malo, bien”. Pues bien, en estas estamos cuando comparto mesa con unos cuantos ganaderos de vacuno de leche que miran al futuro, por no decir presente, con algo más que temor. Agudizo el oído y con paciencia histórica para escuchar, acción que ejercitamos menos de lo necesario, sus vivencias , sus quejas y sus planteamientos, me cuentan que en los últimos años sus explotaciones proporcionan una rentabilidad justa, por no decir insuficiente, si tenemos en cuenta la gran inversión en maquinaria e instalaciones que necesitan para estar al día y no poder comba, si

Un minuto

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  Hace un año me encontraba organizando una jornada sobre desarrollo rural para el mes de abril cuando mi compañera de trabajo me preguntó si iba a seguir adelante con dichos preparativos viendo la dimensión que iba alcanzando la Covid en la lejana China. Yo, en un alarde de visión de futuro que debiera recogerse en todos los tratados de prospectiva, le respondí tajantemente: “No pienso dedicarle ni un sólo minuto al virus ese”. Lo que sigue, ya lo conocen, puesto que lo sufren y padecen al igual que el resto de los mortales. Ahora, un año después, nos encontramos surfeando la tercera ola ,¡y las que te rondaré, morena!, con la salud traspuesta, el alma encogida y el bolsillo deshilachado y aunque, la afección tanto sanitaria como laboral o económica va por barrios, lo cierto es que todos, tenemos el ánimo tocado y no son pocos quienes muestran síntomas depresivos y los hay que incluso con grandes problemas para concitar el sueño. Algunos recurren a tomar medicamentos, los hay

¡Hasta los mismísimos!

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  Dicen que uno no debiera preocuparse, al menos en exceso, por aquello de lo que no puede ocuparse personal y activamente. Preocuparte por males ajenos, más o menos lejanos, nos puede llevar a un stress insoportable con graves consecuencias para nuestra salud. Eso dice la teoría, esa que usted y yo conocemos perfectamente pero que frecuentemente ignoramos, pero la realidad es que yo llevo desde el martes pasado mirando y remirando el móvil, la televisión y diferentes periódicos norteamericanos para saber quien será el vencedor de las elecciones del pasado martes. Tanto es así que me he convertido en un verdadero experto y si me colocan frente un mapa, ubico con mayor exactitud el lugar exacto de Arizona en el mapa de los Estados Unidos que algún pueblo vasco o la provincia de Albacete. ¡Moderno que es uno!. Más allá de los mapas y del lamentable espectáculo que está ofreciendo el actual presidente Donald Trump (en el momento de cerrar este artículo, según el New York Times, va

La Cucaracha

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  Hace unos quince días, exactamente el 21 de septiembre, fue el Día Mundial del Alzheimer. Un día señalado en mi casa puesto que mi padre murió por ello tras 10 intensos años de enfermedad. Los primeros años, más allá del duro momento en que dejó de reconocernos a los de casa, fueron buenos y tengo que reconocer que en esos largos primeros años llegué a conocer la faceta alegre de un hombre, mi padre, cuya vida hasta casi los 80 años, estaba dedicada en pleno al trabajo. Menudas tardes nos pasábamos escuchando sus canturriadas. Al final de su vida, la enfermedad mostró su peor cara y hasta las pequeñas cosas del día a día eran una auténtica tortura y así, ante su reducida movilidad, llegó un momento en el que tuve que recurrir a la música para animarle a que se levantase de la cama y poder acercarlo hasta la ducha (¡ducha-lucha, decía él!). Era entonar la canción de la Cucaracha y sus piernecillas se ponían en marcha en dirección hacia la ducha. Por el contrario, sin Cucaracha,

El Engaño

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Hace unos cuantos años asistí en Amorebieta-Etxano a una interesante jornada apícola organizada por la asociación BAMEPE (ahora HEGOAK) integrada por apicultores profesionales del territorio histórico de Bizkaia. Acudí a la jornada porque estimaron que era la persona indicada para dirigir el desarrollo de la jornada, controlar los tiempos, moderar las preguntas, etc. Por lo visto, me vieron dotes de mando. Ordeno y mando, dirá más de uno. Acudí a la jornada, como decía, a dirigir la orquesta de magníficos ponentes que conformaban el elenco y de que todo se desarrollase según las previsiones de los organizadores. Volví a casa totalmente fascinado al conocer más de cerca la realidad de nuestra apicultura, escuchar al sabio Antonio Gómez-Pajuelo y más aún, al comprobar la gestión ganadera (transhumancia, alimentación, …) de unos cuantos apicultores profesionales que hacen del ganado apícola su modo de vida y la actividad con la que sacan adelante su familia. Pues bien, nuest

Don Luis, ¡un descafeinado, por favor!

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Me gustan los políticos de casta. Frente a una mayoría actual de bienquedaos, políticamente correctos y planos a base de esquivar cuestiones peliagudas y de huir de cualquier tema que pudiera derivar en problema, personalmente, me gustan los que son decididos y que abordan los temas con determinación sin miedo a mojarse. Eso sí, siempre, con buenas formas y con el máximo de los respetos. En su momento, escribí sobre los aciertos y errores del ministro Miguel Arias Cañete, tan correoso como altivo, que fue capaz de acertar en el diagnóstico e impulsar, nada más y nada menos que hace 7 años, la Ley para mejorar el funcionamiento de la Cadena Alimentaria. Cañete, como le conocíamos todos, fue ministro del 2011 al 2014 y en ese trienio impulso un par de leyes importantes, si bien en este caso, me quiero referir a la Ley de Cadena Alimentaria que supuso una buena cimentación para una construcción que nadie quiso posteriormente continuar, ni los de su partido ni los adversarios.

El relato

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El relato es, según mi amigo Iñaki, lo más importante en el momento de comunicar bien sea un producto, un plato o un acuerdo político. Incluso tan importante, o más, que el propio producto, plato o acuerdo político. Cuando uno intenta comercializar un producto nuevo, al menos en lo que a alimentación se refiere, en el momento de comunicar resulta clave que el producto tenga una historia, un relato con el que llegara sensibilizar y emocionar el hipotético consumidor. Incluso, hay asesores que, sibilínamente, te aconsejan, en caso de que el producto no tenga nada especial que transmitir, que te inventes un relato con el que envolver, cuál celofán, el producto a comercializar. Con el nuevo gobierno español ocurre otro tanto. En primer lugar, tuvimos que escuchar el relato con el que justificaban la falta de acuerdo en las elecciones de Abril, posteriormente, nos dieron los detalles del nuevo relato sobre la idoneidad del momento para alcanzar un acuerdo entre las fuerzas

La boina

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El próximo fin de semana, usted y yo, tenemos una cita muy importante. El domingo 10 están convocadas las elecciones al Congreso y Senado y una vez constituidas ambas cámaras, será el momento de elegir el nuevo gobierno que rija los designios del país y entre otras tareas, el nuevo presidente deberá nombrar la persona que lleve el timón del Ministerio de Agricultura. Quizás lo siga siendo Luis Planas, al que yo denomino el ministro plano, o quizás se opte por una persona con más arrojo, que se moje y que, a riesgo de equivocarse, impulse políticas más osadas que vayan más allá de mantener el status quo. La víspera, el sábado 9, en plena jornada de reflexión electoral, un grupo de jóvenes baserritarras acompañados de otros cuantos jóvenes de cierta edad, dentro de una mini-jornada titulada “Soy un joven baserritarra y estoy orgullosos de ello”, analizarán en Zaldibia, a los pies de la Sierra de Aralar, las políticas públicas que promueven la incorporación de jóvenes y la t

El cuerpo de Don Luis

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Los compromisos familiares me ausentaron de mi cita semanal con mis lectores y no se crean que no me fastidia el contratiempo. Soy consciente del alivio que sintieron mis críticos, pocos pero insistencialistas, y de la pena que sintieron mis seguidores, bastante más numerosos pero también más discretos que los anteriores. Por ello, resultó una sorpresa mayúscula recibir la llamada de unos amigos oscenses que, seguidores habituales de mis filípicas, han tenido a bien invitarme a un bello pueblo de Huesca a conversar con ellos y trasladarles de viva voz a primeros del mes de septiembre, mis reiterados mensajes en pro del mundo rural, de su cultura y de la dignidad de los productores de alimentos, además de gestores del territorio y modeladores de paisaje. Estoy seguro que los que asistan a dicha charla se sentirán ciertamente defraudados cuando comprueben lo parco en palabras que es éste que, en apariencia, tiene una verborrea interminable y un atractivo argumentario, al men

Segurolas

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He pasado unos pocos días de asueto familiar en Sevilla y les tengo que reconocer que vuelvo abrumado por la riqueza patrimonial de la capital hispalense y transformado en un verdadero “capillitas” cuya fe adormecida ha sufrido un fuerte revolcón al comprobar lo que allí se estila. Vino blanco y pescaito a tutiplén pero al mismo tiempo, en lo que a cuestiones de comer y beber se refiere, inquietado por la pujante presencia de franquicias alimentarias por doquier que arrinconan a las tascas y bodegas tradicionales que, como la Bodega Hijos de Mayoral con sus tinajas de barro, mantienen la esencia de la tradición propia de la tierra. En tierras de Triana conocí la muerte de mi amigo Patxi Ezkiaga, hermano de La Salle, poeta y legorretarra de pro, de hondas convicciones humanistas y que mamó su amor patrio de su propia madre, la gran Manuela, por lo que no me queda más que recordarle y aprovechar la coyuntura para hacerle este sencillo pero merecido homenaje. Sevilla, entiénd