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Mostrando las entradas etiquetadas como agricultores

Ursula, sé fuerte

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  Querida Ursula. Me solidarizo contigo. Los mal agradecidos de los agricultores se han atrevido a bloquear con sus tractores el centro de Bruselas e incluso lanzaron huevos y otros objetos contra la fachada de la Comisión. Espero que no hayan manchado el ventanal de tu despacho. Todo un horror. ¿a quién se le ocurre morder la mano del que te da de comer?. Nuestra madre decía que no se juega con las cosas de comer pero al parecer, querida Ursula, esta gente del campo, brutos por naturaleza, no se acaban de dar cuenta que no debieran cabrear a los que les dan de comer. Seguramente, ellos desconocen el enorme esfuerzo que haces tú, como presidenta de la Comisión Europea, para que la Unión Europea destine una ingente partida presupuestaria de de 270.000 millones de euros para la Política Agraria Común, la famosa PAC, en el periodo 2023-2027, de los cuales, ¾ van destinados a las ayudas directas a esos que os lanzaban huevos y ¼ se destinan a medidas de desarrollo rural. Seguramen

La gente de bien

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  Meter la pata, es de humanos. Algo frecuente además, cuando uno está expuesto al público y colgado del micrófono todo el día, por lo que, resulta bastante comprensible que, de vez en cuando, se patine más que en una pista de hockey sobre hielo. Algo así debió ocurrirle a Alberto Núñez Feijoo cuando en un pleno senatorial apeló a la gente de bien para reprocharle al presidente Sánchez la aprobación de la ley trans. La expresión en sí, me reconocerán, es ciertamente, viejuna. Hace referencia a unos tiempos en que la sociedad se dividía en buenos y malos, particularmente, buenos eran aquellos que seguían las normas de la iglesia y del Estado omnipotente, mientras los malos, eran los rebeldes ante dichos poderes. Los rojillos, resumiendo. Escuchándole, reflexioné, pensé mejor dicho, sobre qué gente será la que Feijoo considera como “gente de bien” pero al mismo tiempo, reflexioné sobre lo que yo podría calificar como “gente de bien” y sorprendentemente, me vinieron muchas imágenes a

Morir matando

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  El pasado domingo, cientos de miles de personas del mundo rural invadieron, eso sí, pacíficamente, las calles de Madrid. Miles de agricultores, ganaderos, cazadores y demás gente del mundo rural, vinculadas al mismo, bien profesionalmente bien socialmente y/o como mero respaldo ciudadano, se echaron a la calle y apoyaron con su simple presencia el grito desgarrador de un mundo rural y un sector primario que, lenta pero inexorablemente, languidece. A lo largo del día, los cámaras y fotógrafos más avezados, tomaban imágenes de los personajes más curiosos y estrafalarios que poblaban la movilización, al objeto de que los editores de sus medios de comunicación pudieran tener elementos de enganche con los que justificar la campaña de ridiculización que tenían orquestada. Que si los marqueses a caballo, que si los cazadores disfrazados de Rambo, que si los señoritos y sus siervos en Los Santos Inocentes, … todo lo que sea, lo posible y lo imposible, con el objetivo de ridiculizar, y co

¡Hasta los mismísimos!

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  Dicen que uno no debiera preocuparse, al menos en exceso, por aquello de lo que no puede ocuparse personal y activamente. Preocuparte por males ajenos, más o menos lejanos, nos puede llevar a un stress insoportable con graves consecuencias para nuestra salud. Eso dice la teoría, esa que usted y yo conocemos perfectamente pero que frecuentemente ignoramos, pero la realidad es que yo llevo desde el martes pasado mirando y remirando el móvil, la televisión y diferentes periódicos norteamericanos para saber quien será el vencedor de las elecciones del pasado martes. Tanto es así que me he convertido en un verdadero experto y si me colocan frente un mapa, ubico con mayor exactitud el lugar exacto de Arizona en el mapa de los Estados Unidos que algún pueblo vasco o la provincia de Albacete. ¡Moderno que es uno!. Más allá de los mapas y del lamentable espectáculo que está ofreciendo el actual presidente Donald Trump (en el momento de cerrar este artículo, según el New York Times, va

Maldito Beneficio

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Quiero que sepa el estimado lector, si es que todavía no lo ha rastreado por la nube, que este humilde juntaletras, en su tiempo, fue una persona importante y digo esto, no por arrogancia, si no porque durante 8 años fui el alcalde de mi pueblo, Legorreta, y eso, además de ser algo muy importante, es el mayor honor que he ostentado. Al parecer, mi falta de valía y mi carácter crítico, me impidieron alcanzar cotas mayores y por ello, querido lector sufridor, aquí estoy yo, juntaletras del ramo agrario, dándole la murga, semana sí y semana también. Pero tengo que reconocer que mi paso por las responsabilidades municipales me sirvieron para tener conocimiento sobre multitud de cosas que, de otra forma, no hubiese conocido. Una de ellas es que al gestionar una obra, mejor dicho su licencia de obras, se desgajaban diversos conceptos (ejecución material, gastos generales, beneficio industrial,…) puesto que algunos de ellos estaban sujetos al correspondiente impuesto y otros, no.

Atasco

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Ismael, el protagonista de la magnífica novela que leo actualmente, “Aitaren Etxea” (La casa del padre) de la escritora Karmele Jaio que, por cierto, le aconsejo fervientemente, es un escritor de éxito que se encuentra totalmente atascado en su nueva novela, sin la inspiración necesaria para salir adelante. Así me encuentro yo, desde hace bastante tiempo. Me refiero a lo del atasco y no, a lo de escritor de éxito. El confinamiento me ha poseído del todo y el dichoso monotema contamina todas mis neuronas y no soy capaz de escaparme de sus garras. Tanto es así que incluso una cuestión tan básica y elemental como es la cena semanal en la sociedad gastronómica ha dejado de ser algo elemental para pasar a ser, ahora que acabamos de abrir la sociedad, con todas las medidas de seguridad obviamente, un acontecimiento que merecería ir de etiqueta si no fuese porque uno tuvo que remangarse para cocinar los huevos fritos, plato estrella de mi básica carta gastronómica. Pues bien, en est

El Tijeretazo

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Los tractores han tomado las calles y con ello, la población, cuando menos, ha creído conocer lo que hasta ahora decía desconocer, ósea, la asfixia permanente en la que viven, malviven sería quizás más apropiado, por culpa de unos precios miserables por los alimentos producidos. Queda patente que para una gran parte de la ciudadanía, su relación con los alimentos, comienza en la estantería del súper y finaliza en la caja registradora. Como suena, tan triste como real. No hace muchos meses fueron las gentes de los miles de pueblos rurales que conforman  eso que se ha venido denominando la España Vacía, Vaciada, Ignorada, Ninguneada, etc. los que acudieron a la capital del Manzanares para manifestarse y poner ante los focos la triste realidad de esos pueblitos que van perdiendo sus gentes y con ello el aliento hasta la expiración final. Cuando se materializó aquella revuelta rural, cuyo consecuencia más visible fue el nacimiento de Teruel Existe, cavilé sobre la situació

Radio María

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Les tengo que reconocer, valiéndome que la  todopoderosa  ministra ecológica Teresa Ribera no lee este tipo de artículos,  que mi coche, viejo y diesel, es un portento de la mecánica moderna  porque además de contar con un buen radiocasete que, en función de los baches, va saltando de la radio al casete de rancheras, cuenta con una poderosa antena que capta, sobretodo, a la emisora de Dios, ósea, Radio María que, ríanse ustedes, es la más potente del radial al contar, parece, con el apoyo del más allá y con el respaldo de esos oyentes que buscan el dial con una mano mientras con la otra manejan el rosario o se flagelan por sus pecados. Convendrán conmigo sobre la importancia de contar con una buena antena para captar lo que fluye por el aire, por la atmósfera o por donde ustedes quieran apuntar porque en caso contrario, como bien sabemos los propietarios de coches antiguos, puedes pasarte todo el viaje intentando encontrar una emisora que, ¡qué menos!, se escuche en condicion

Todo un profesional

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El pastelero me llamaba de joven un compañero de batallas cuando según él, era capaz de negociar, retocar y retorcer mis argumentos sobre todo aquello que él consideraba intocable, la esencia a preservar y la columna vertebral sobre la que, según su opinión, se asentaba toda nuestra filosofía. Con la edad, como se imaginarán, la cosa no ha ido a mejor, según el punto de vista de mi amigo de lucha y creo seguir siendo una persona con ideas y criterio propio pero, precisamente por eso, al estar tan seguro de lo que opino, al mismo tiempo, ello mismo me permite ser lo suficientemente flexible, tolerante y pragmático para, en la medida de lo posible, sacar adelante mis propuestas. Estos últimos días donde el país gira ante el conflicto inexistente del pin parental que nos han colado los voxeros, huyo como gato del agua de dichos conflictos virtuales para centrar mis neuronas en otros temas más reales y que me preocupan y ocupan algo más. Precisamente,  recientemente leía una

Cuando el dinero no lo es todo

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Decidir qué se va cenar diariamente resulta un quebradero familiar. Intentar complementar y equilibrar lo que cada uno de nosotros ha comido al mediodía fuera de casa, una tarea compleja. Hace un par de años, decidimos cenar los nuggets que tan de moda están en los establecimientos de comida rápida y tengo que reconocerles, que si no fuese por el pan rallado y por el ketchup, aquello, no hay hijo de madre que se lo coma. Dicen que era pollo. Dicen. Por otra parte, hace pocos días decidimos nuevamente cenar nuggets pero ahora optamos por nuggets caseros elaborados con la pechuga de pollo Lumagorri (pollo de caserío) que una vez troceado y pasado por pan rallado, quedan exquisitos y además, naturales. Hablando de nuggets como estamos les tengo que comentar una reciente lectura donde se informaba sobre los nuggets elaborados por la gran industria alimentaria donde una vez despiezado el pollo, se rebaña la poca carne que queda pegada al esqueleto, se congela, se

Plagio en la tesis del comisario

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Será casualidad pero la verdad es que la polémica de la veracidad o falsedad de los másteres, tesis doctorales y trabajos de fin de carrera ha estallado con inusual virulencia al comienzo del curso escolar y como comprenderán una buena parte de la clase política anda con el culo prieto por si alguno descubre ahora que copió en algún examen, hizo algún corta-pega y/o aprovecho algunos párrafos y expresiones de autores que había leído previamente. Personalmente, me extraña que se levante semejante polvareda en el país de la trampa, del atajo y de la artimaña, no sólo en cuestiones educativas sino en cuestiones más básicas que demuestran nuestra débil ética y honradez en el día a día. Ahora bien, lo que me solivianta es que el país ande enredado en semejantes cuestiones y nadie le saque los colores a esos otros dirigentes que no han plagiados sus tesis porque no tienen apenas estudios y aquellos otros,  caso más frecuente, que tras terminar sus estudios no tienen más experiencia

El difícil arte de convivir

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Los que nos dedicamos, aunque sea en nuestro tiempo libre, a la noble tarea de juntar letras para exponer nuestras ideas , criticar al ajeno y alabar a los amigotes, por lo menos esta semana, no nos podemos quejar porque la actualidad política nos proporciona más munición de la que podemos gastar en tan escaso tiempo. Han echado a Mariano, formalmente a través de una moción de censura, donde una vez más los vascos algo hemos colaborado, pero si nos paramos a reflexionar un ratito, nos daremos cuenta que a Mariano le han echado sus amigos, o al menos los que lo fueron no hace mucho, porque con sus prácticas mafiosas y corruptelas varias han generado un aire pestilente incapaz de soportarlo hasta por ellos mismos. Mariano creyó que la corrupción sería tapada por la mejora económica pero no cayó en la cuenta que los humanos no podemos vivir en un ambiente tan contaminado y así, le resultó imposible convivir con la herencia recibida (no la de Zapatero sino la de Aznar) y además, par

Letizia, Sofía y Cristina; el nuevo Trío Calaveras

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Cogí los días rojos de la Semana Santa para recluirme en mi guarida costera de Armintza, correr a las mañanas por las endiabladas cuestas, vermuth mañanero, siesta y así, día va y día viene, en un malvivir que para qué les voy a contar. La verdad sea dicha, me marché con cierto remordimiento al pensar que lo que es normal para una gran mayoría de ciudadanos que trabajamos en empresas, oficinas, …, ósea, tomarse unos días de vacaciones por aquello de hacer más liviano el duro ajetreo del día a día, es algo inusual o imposible para un montón de gente autónoma y entre ellos, por supuesto, quisiera destacar a los agricultores y ganaderos que toman sus vacaciones anuales, una semana como máximo, no en la época que ellos quisieran sino en la época de menor carga de trabajo. Avanzando en la reflexión, mientras iba con la lengua fuera por las empinadas cuestas, caí en la cuenta lo poco atractiva que puede resultar ese modo de vida para muchos jóvenes que, incluso los descendientes de

El Bien Común

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La nevada última ha provocado numerosos problemas en nuestra vida moderna, principalmente, en el momento de incorporarse al trabajo y aunque cada vez somos más los que podemos valernos del teletrabajo para sacar adelante diferentes labores, no me negarán que la gente anda, andamos diría yo, mareada con tanto aviso amarillo, naranja, rojo y no se yo qué otro color, todo el día con avisos por viento, olas altas, lluvias torrenciales, y así, lo único que conseguimos, además de tranquilizar la conciencia de algún responsable institucional y descargar las responsabilidades de alguna aseguradora, es volver loco al personal y que, al igual que yo, la gente desconecte mentalmente nada más oír el aviso en cuestión. Pues bien, dicho lo dicho, les cuento que hace pocos días acudí a una reunión del Foro Rural Mundial en Derio a compartir mesa con representantes agrarios tanto de América del Sur, Asia y África en la que se trataba la situación de la Agricultura Familiar en el mundo y las

INSUFICIENTE

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La semana pasada un pequeño grupo de jóvenes guipuzcoanos, alguno de ellos sin llegar incluso a la adolescencia y todos ellos vinculados familiarmente al sector vacuno lechero, participaron en un viaje a Araba y Nafarroa donde además de visitar explotaciones de diversa índole y agrupaciones de maquinaria, también encontraron un hueco para el ocio, visitando el Parlamento y divirtiéndose de lo lindo en un circuito de karts de la capital alavesa. Este viaje que combina la formación con el ocio pretende ser un primer paso (además de su participación previa en un curso de jueces de la raza frisona) en la conformación de un pequeño grupo de jóvenes que apuesten por el futuro del sector, empezando por apuntalar el futuro de las explotaciones familiares de las que provienen para, en la medida de las posibilidades, impulsar nuevas “vocaciones” que puedan ir integrándose en nuevas o explotaciones ya en activo pero sin continuidad de futuro. Les narro esta pequeña iniciativa, además d

Acaparadores

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Mi espalda, la ciática y mi natural vagueza me impiden atender el minifundio familiar, ósea nuestra huerta, que se halla habitualmente entre la producción ecológica y el semi-abandono, cuando no abandono total, por lo que no alcanzo a entender la tendencia de algunas personas por acaparar tierras. Les digo esto porque la Comisión Europea acaba de editar una guía para regular la compra de tierras ante las quejas de numerosos colectivos y responsables políticos que se muestran preocupados, cuando no alarmados, con la imparable y creciente concentración de la tierra agrícola en manos de unos pocos. Son varios países europeos, especialmente los del Este, los que se muestran preocupados con el acaparamiento de tierras por parte de grandes empresas y fondos de inversión que especulando con la tierra, crean una falsa burbuja que, una vez más, ahoga al pequeño agricultor de la zona mientras le beneficia, sobremanera, al inversor que, plácidamente sentado en el sofá, espera per

155 ejemplos de desconexión

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Si usted está hablando conmigo más de 2 minutos y observa que desvió mi mirada hacia otro sitio o persona, le informo que su interlocutor, ósea yo, ya ha desconectado y se encuentra, por mucho que le siga mirando con una sonrisa entre bobalicona y ausente, en su planeta galleta particular cavilando sobre otros asuntos, la mayoría de las veces, bastante más triviales que las suyos. Mi mujer se queda asombrada de la capacidad que tengo para desconectar del mundo que me rodea y quizás sea esta característica (dejo a su criterio si esta característica mía es problema o virtud) la que me permite sobrevivir en este complicado mundo que nos rodea y que nos atosiga con la avalancha de des-información mediática y tanto tuit, mensajito, guaxap y demás gilipolleces. Pues bien, estos días ando perplejo puesto que la característica de desconectar que me atribuye mi mujer, es una característica que abunda en otras muchas personas y facetas y así, observo con preocupación la total desc

¿De qué se ríe Juncker?

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El último informe PISA, a semejanza de la torre del mismo nombre, ha dejado bien torcida la imagen del sistema educativo vasco que no acaba de digerir los paupérrimos resultados obtenidos en este particular examen a la comunidad educativa que, como es lógico, es ensalzado por los que logran buenas notas y es puesto en solfa por los suspendidos. Nada nuevo bajo el sol, todos sabemos que cuando uno aprueba lo hace por méritos propios pero, cuando suspende, eso sí, no es por demérito propio si no porque el profe “me tiene manía”. La cosa es que el conjunto de la sociedad vasca ha despertado del letargo y ha caído en la cuenta que no es oro todo lo que reluce, que ni somos tan buenos como nosotros mismos nos creemos y que, sin dormirnos en los laureles, debemos espabilar porque el resto del mundo no está, ni mucho menos, dormido. Algo similar ocurre, salvando las distancias, con la gestión de los fondos europeos y más concretamente con el anticipo de las ayudas europeas agrarias

Rebelión en la granja

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  Mi interés por la cuestión pública hacen que aproveche cualquier ocasión, y últimamente no me puedo quejar, para abordar cuestiones político-electorales y como comprenderán, la victoria de Donald Trump, es una inmejorable oportunidad para hablar de ciertas cuestiones y de rondón, venderles “mi mercancía”. No sé si mis neuronas se habrán recuperado del shock que me produjo la noticia cuando al colocarme los auriculares para ir a correr a las seis de la mañana, sentí un latigazo en el cuerpo al escuchar que el impresentable del rubio tupé iba a ser el próximo presidente de los Estados Unidos de América. Entenderán por tanto que llevo estos días, intentando asimilar lo inasimilable y siguiendo con gran interés los artículos y las diferentes valoraciones de los analistas políticos sobre qué y por qué ha ocurrido lo que nadie presagiaba y caigo en la cuenta que, una vez más, pecamos de soberbia y falta de empatía al creer que el mundo, particularmente el mundo que no nos

¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!

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El próximo viernes, 8 de mayo, arranca la campaña electoral para conformar, en nuestro caso al menos, los ayuntamientos y diputaciones forales y por ello, aunque no sea de obligado cumplimiento, me voy a autocensurar y procuraré no entrar en temas directamente ligados a la campaña en los dos próximos fines de semana, no vaya a ser que, aquellos que me leen con lupa, vean hasta lo que no está escrito. Ahora bien, antes de que den el chupinazo de campaña, he estimado conveniente hacer un ejercicio de empatía electoral, es decir, entendiendo la empatía como la capacidad cognitiva de percibir lo que otro individuo puede sentir, me gustaría ser capaz de ponerme en el lugar de esos cientos o miles de personas que viven en pueblos más o menos pequeños del territorio guipuzcoano, que viven vinculados, en mayor o menor medida, al mundo del caserío y de la actividad agraria y que en las anteriores elecciones, en el año 2011, optaron por un cambio radical en las políticas forales ha