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Mostrando las entradas etiquetadas como cooperativas agroalimentarias

MA -ME – MI – MO – MU

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    Mi amigo Juan Mari, en una de sus visitas desde Chile, lugar al que le aconsejaron irse para escaparse de la presión de la banda terrorista ETA, me comentaba que cuando conocías la realidad de países más pobres, se te olvidaban todas las chorradas y supuestos problemas que tenemos los que habitamos en el primer mundo. Algo así siento en estos momentos cuando me encuentro escribiendo mi filípica semanal sobre mis cosas mundanas como la agricultura, la alimentación o los hábitos de consumo, mientras escucho las noticias de la guerra impulsada por Putin contra Ucrania. Una guerra que por muy lejana que nos parezca, la tenemos a tiro de piedra y que me sitúan frente a la cruda realidad mundial, muy distante, por muchos problemas que tengamos en el día a día, de la prosperidad y seguridad que vivimos en la Unión Europea. Volviendo la mirada al día a día de este complicado primer mundo, me llamó mucho la atención que el sereno presidente de la organización en la que trabajo, ENBA,

Resignación cristiana

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Vuelvo de la gélida Vitoria-Gasteiz de participar en el lanzamiento en Euskadi del Decenio de la Agricultura Familiar. Una Agricultura Familiar que ha pasado, al menos política y públicamente, de ser un anacronismo incompatible con el libre y moderno mercado a ser, actualmente, una de las claves en la lucha para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible integrados en la Agenda 2030 de la ONU. Según cuentan los que de ello entienden, el 80% de los alimentos son producidos por la agricultura familiar pero al mismo tiempo son agricultores familiares el 80% de los pobres del mundo mundial. Por lo tanto, aplicando la regla de tres que aprendimos de pequeños, impulsar la agricultura familiar mejorando su productividad, rentabilidad y sostenibilidad es el camino más directo y eficaz para abordar los principales objetivos como pueden ser el fin de la pobreza, el hambre cero, el trabajo decente y crecimiento económico, la reducción de desigualdades, …. Pues bien,

Camino Soria

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Todos aquellos que tenemos hijos/as en edad preadolescente estamos estos días inmersos en plena vorágine de exámenes y con el ambiente familiar ciertamente tenso, por decirlo finamente, porque en la actualidad, no como le ocurría a mis padres, las tareas escolares y los exámenes ya no son cuestión exclusiva de los directamente afectados sino de la familia al completo. Quizás el pasotismo supino de mis padres para con mis estudios sería algo extremo pero no me negarán que, lo de ahora, pasa de castaño oscuro. Eso sí, lo que no ha cambiado es la antigua cantinela que atribuye a los profesores el suspenso mientras el aprobado es mérito, único y exclusivo, del estudiante. Algo parecido ocurre, eso sí, a escala más grande, en la economía general, al menos en un estado tan peculiar como el nuestro donde las entidades financieras que se ufanaban de su carácter privado y empresarial mientras ganaban dinero a espuertas, en el momento en que vinieron mal dadas, fueron rescatadas por el

Los irresponsables de Panamá

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Con el estomago encogido anda la gente verdaderamente rica por si su nombre aparece en los papeles de Panamá o lo que es peor, por si su nombre salta a la palestra mediática como defraudador o tramposo fiscal. Los asquerosamente ricos cruzaron el charco y abrieron una empresa pantalla para que los no tan ricos no alcancemos a ver lo que hay detrás de esa dichosa pantalla. No quieren que sepamos lo que tienen porque, en muchos de los casos, el origen de dichos fondos, aparte de los privilegiados que heredan lo que el común de los mortales no hereda, debe ser, cuando menos, dudoso. “ Si no apareces en los panamá papers, no eres nadie” me dice una amiga y yo me quedo cabizbajo y triste al comprobar que ni aparezco en dichos listados ni ninguno de mis familiares, amigos y baserritarras (por mucho que pertenezcan a la asociación de terratenientes vascos) con los que alterno tampoco aparecen en los mismos. Una pena, la verdad. Personalmente, ironías aparte, estimo que este es