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Mostrando entradas de octubre, 2014

Los ojos como platos

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Me cabrea sobremanera comprobar cómo mis convecinos progres, término que muchos de ellos utilizan para autodefinirse, llevan una holgada vida, como dirían ellos, de “derechas” y se contradicen, día sí y día también, entre la teoría que predican (el corazón a la izquierda) y la práctica que ejecutan a diario (la cartera en el bolsillo trasero derecho). No es que yo esté libre de incoherencias pero lo que no admito son las incoherencias de aquellos que van dando lecciones de cómo tenemos que vivir, consumir, pensar, etc. Nos tachan de pijos a los que nos gusta vestir de forma correcta y fiándonos en algunas marcas (Lacoste, Dockers, Gant, etc) mientras ellos, que teóricamente huyen de la marquitis, van a Larraitz, barrio rural a pies del Txindoki, a tomarse su salda dominical y pasear sus niños con el equipamiento de alta montaña como para hacer cumbre en el Himalaya. Nos tachan de pijos a los que nos gusta tener un buen coche mientras ellos, que apuestan por el trans

Tierra de champiñones

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Cuando empecé a salir con mi novia, la que hoy es mi esposa, de Bilbao para más señas, conocí nuevos territorios, ajenos a un joven de la comarca del Goierri guipuzcoano y entre ellos, quisiera destacar la zona de Uribe-Kosta y más concretamente el precioso rincón de Armintza, el barrio costero del municipio de Lemoiz. Íbamos en coche por las carreteras comarcales de la zona, viendo pueblos tan bonitos como Larrabetzu, Gamiz-Fika, Mungia, Maruri-Jatabe, etc que, aprovechando el viaje les animo a conocer, y mientras agarrábamos el volante veíamos el constante e imparable crecimiento de dichos municipios y particularmente, los numerosos chalets y viviendas individuales que, a semejanza de los champiñones, brotaban por todas las campas. Como joven que ansiaba casarse y tener su propia casa, no les oculto que sentíamos una sana envidia por todos aquellos que disponían de dinero para construir una casa en sus terrenos o en las parcelas que habían previamente adquirido pero

Mercadona ya está aquí

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La apertura del primer centro comercial de Mercadona ha desatado la locura colectiva en Gasteiz y sus alrededores y de aquí en adelante, los numerosos vascos que iban a los centros de Miranda, Jaca y ahora, Nafarroa, tendrán la posibilidad de hacer sus compras, como quien dice, al lado de casa. El día de la inauguración participaron diferentes autoridades, tanto locales como autonómicas y en representación de la firma valenciana estuvo Patricia Cortizas, la directora de relaciones externas para esta zona que, además de ser eficiente en su trabajo, tiene una sensibilidad especial para el sector primario puesto que su entorno familiar está enraizado en la campiña gallega. Todos los medios, algunos con más ímpetu que otros, han cubierto fantásticamente la inauguración y si bien nadie ha visto, ni verá, publicidad alguna sobre las ofertas de Mercadona (es una de las reglas de la casa), si entran en Google observarán que todos los medios han coincidido en destacar la

La incoherencia y el arroz con leche

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Acudo a mi cita semanal para sacar a la palestra un tema sectorial donde se aúnan tanto cuestiones de producción, comercialización como lo relativo a los hábitos de consumo de cada uno de nosotros. En esta ocasión, quisiera tratar un tema que ha pasado prácticamente desapercibido para el común de los mortales y no es otro que el cerrojazo que ha dado la cooperativa ARABAESNEA a sus maquinas expendedoras de leche que tenía por varios puntos de la capital alavesa y del conjunto del territorio alavés. Fue el 15 de agosto, en pleno periodo veraniego y festivo, tras 5 años de funcionamiento, cuando las 10 explotaciones que integran esta cooperativa decidieron dejar de expender leche y así cortar, las perdidas que le iban generando el mantenimiento de dichas maquinas y así dejar de agrandar el agujero económico generado por dichas maquinas. En adelante, estos ganaderos continuarán, con su organización cooperativa, produciendo leche en cada una de sus explotaciones pero comercial