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El día carlista

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  Tener el día carlista, es la expresión que me da a conocer un amigo mío apuntando que es utilizada por un familiar suyo, de cierta edad, cuando tiene el día revuelto, torcido y dando coces a todo aquel que se le acerca, él suele responder diciendo, ¡hoy, dejadme en paz, que tengo el día carlista!. Esa expresión, dada la acepción guerrera que contiene, considero que es acertadísima para calificar, no el día, si no los últimos tiempos que llevamos la gente que vivimos con, por y para los productores agropecuarios y, al menos en mi caso, con los ganaderos. Los ganaderos vascos, y por ende, los ganaderos del estado español, y me estoy refiriendo principalmente a los ganaderos de vacuno de leche y carne, viven unos tiempos especialmente complicados sin saber cómo hacer frente a la tormenta perfecta que se ha organizado con unos precios de los costes de producción por las nubes, con unos precios percibidos por su producto por los suelos y sin visos de reacción, al menos, favorable.

La camisa de cuadros

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  Hace algo más de 6 años escribí un artículo sobre la evolución de la estructura productiva del agro y destacaba sobremanera que, lamentable pero imparablemente, en el Estado español, cuando no Europa, vamos hacia un escenario con una agricultura sin agricultores. El artículo de marras dio mucho que hablar, y preveo que éste, no se quedará atrás. Pues bien, esta misma semana, las organizaciones agrarias vascas, ENBA y EHNE, encuadradas en ASAJA y COAG respectivamente, han lanzado públicamente un grito de angustia provocada por la insoportable e injustificable subida de la alimentación animal, principalmente, el pienso, que subió un 20% de media allá por el mes de octubre y se mantiene, como suele ser habitual en estos casos, en sus trece. Si la subida de la alimentación fuese a consecuencia de unos mayores precios para nuestros proveedores los agricultores, aun siendo igualmente insoportable, podríamos calificarlo de mal de unos y bien de otros. La cuestión, no obstante, es que ni

Consumo, luego existo

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  Tras un año largo de pandemia, todo apunta a que, lenta pero seguramente, vamos viendo luz al final del túnel. Nuestra cuadrilla va vacunándose y estamos expectantes por saber cuándo abrirá la sociedad para poder recuperar la sagrada costumbre de la cena semanal de los jueves. Eso que yo vengo definiendo, el sanedrín. En esas estamos cuando, una vez más, como todos los años por estas fechas, el ministro da cuenta del Informe del consumo alimentario, bien en el hogar como el de fuera del hogar. Un extenso informe de más de 700 páginas donde, además de lo obvio y de lo que uno mismo intuye observando su entorno, se puede lograr muchísima información que, si la tratamos con una perspectiva temporal, puede proporcionarnos una información muy valiosa. El informe que se refiere al año 2020, obviamente, está totalmente condicionado por la pandemia del Covid y por las medidas de confinamiento, limitaciones a la movilidad y cierre de hostelería, sociedades gastronómicas y catering en los c

Esenciales

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  Ahora que se acaba el estado de alarma y que la libertad, tras el ayusazo, ha recuperado protagonismo en el debate político, la cuestión es que la libertad, sobre todo, de movimientos y actividades además de los derechos básicos, ha sido, al parecer, la palanca que ha utilizado, con acierto, la nueva lideresa. Ahora, queda por ver, si lo que queremos es libertad o libertinaje y confiemos en que, en pocas semanas, no tengamos que lamentar las consecuencias de nuestra falta de responsabilidad. Cuesta hacerse a la idea, pero hace un año, en los inicios de la pandemia, los máximos responsables políticos de todos los niveles y gobiernos, unánimemente, reconocieron, incluso lo recogieron, negro sobre blanco, en el plenipotente BOE, el carácter esencial de la agricultura y de los productores. Es más, soy de la opinión de que además de la oficialidad, hubo una fuerte concienciación de la sociedad sobre la importancia de la alimentación, de la cadena alimentaria en su globalidad y muy espec

Inquietante silencio

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  Si es usted uno de mis lectores habituales, será conocedor que nuestro padre murió a causa del Alzheimer tras una larga enfermedad de 10 largos años. Pues bien, en una ocasión, víspera de la festividad de Todos los Santos, volvíamos del camposanto cuando nos cruzamos con una vecina que nos preguntó qué tal estaba el camposanto, a lo que nuestro padre, que se encontraba en una fase de desinhibición y locuacidad que nos hacía pasar más de un apuro, le respondió: “estarán bien, por que nadie se ha quejado”. Rescato esta anécdota personal como entradilla para reflexionar sobre sobre el comentario de un ganadero, de vacuno de leche, que sacaba a colación el significado del silencio en el seno del sector. Un silencio que, muchas veces, no significa una sintonía y/o acuerdo con lo que observa y escucha a su alrededor si no, lo que es peor, un silencio que, desde la oscuridad inherente al propio silencio, denota un agotamiento, abatimiento y consecuentemente, una actitud de asumir, en su s

Un minuto

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  Hace un año me encontraba organizando una jornada sobre desarrollo rural para el mes de abril cuando mi compañera de trabajo me preguntó si iba a seguir adelante con dichos preparativos viendo la dimensión que iba alcanzando la Covid en la lejana China. Yo, en un alarde de visión de futuro que debiera recogerse en todos los tratados de prospectiva, le respondí tajantemente: “No pienso dedicarle ni un sólo minuto al virus ese”. Lo que sigue, ya lo conocen, puesto que lo sufren y padecen al igual que el resto de los mortales. Ahora, un año después, nos encontramos surfeando la tercera ola ,¡y las que te rondaré, morena!, con la salud traspuesta, el alma encogida y el bolsillo deshilachado y aunque, la afección tanto sanitaria como laboral o económica va por barrios, lo cierto es que todos, tenemos el ánimo tocado y no son pocos quienes muestran síntomas depresivos y los hay que incluso con grandes problemas para concitar el sueño. Algunos recurren a tomar medicamentos, los hay

Eufemismos

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  Eufemismo es definido como aquella “p alabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca” es decir, utilizar palabras más finolis para no herir o soliviantar al personal. Si usted lee en una oferta de empleo que se necesita un gestor de espacios públicos, lo que menos imagina es que se están refiriendo al personal de limpieza viaria y si a usted le comentan que el Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica ha aprobado una Ley de Resiliencia Rural, al igual que me ha ocurrido a mí, lo menos que imagina es que se trata de una ley destinada a reducir la tasa de suicidios entre los agricultores con medidas para que los funcionarios que hacen trabajo de campo hagan un mejor manejo y detección del estrés, formarles en la prevención de suicidios, una campaña de sensibilización de la población sobre los problemas que tienen los agricultores,etc. y todo ello por que, lamentablemente, la tasa de suicidios entre agr

Calabozo

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  Joxe Mari, el secretario viejo del ayuntamiento de mi pueblo, Legorreta, era un todoterreno que compaginaba sus tareas en el consistorio con la atención del bar familiar, Iñaxi, que era un auténtico templo de la comida casera. Lo que pocos legorretarras saben, al menos los jóvenes, es que antes del ayuntamiento, Joxemari también fue el empleado de la oficina local de la Caja de Ahorros al mismo tiempo que te atendía con su imborrable sonrisa en la barra del bar. Posteriormente, los empleados de banca se especializaron en la actividad bancaria propiamente dicha, lograr la confianza del cliente para que deposite sus ahorros a fin de gestionarlos y sacarles el mayor rendimiento tanto para el cliente como para la propia entidad. Como recompensa, los clientes fieles se llevaban numerosos regalos (sillas de playa, paraguas, pequeños electrodomésticos, etc.) por los que, increíblemente, los clientes, entre ellos mi difunta madre, suspiraban y se esforzaban, aún más, en su faceta aho

El virus de marras

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Resuenan por toda la estepa castellana-aragonesa que rodea la capital que todo lo absorbe, las carcajadas de los paisanos al escuchar las ordenes administrativas de nuestras autoridades que recomiendan que dejemos un metro de distancia entre uno y otro en aquellos eventos de más de 1.000 personas . Ellos, los paisanos, que viven en nanopueblos y acostumbrados a distancias kilométricas para poder encontrar otro poblador estepario con el que simplemente mantener una conversación, flipan en colores al escuchar las ordenes que, al parecer, no van con ellos y por la paranoia generada en las urbes ante la imposibilidad de arrejuntarse masivamente en eventos lúdicos sin los cuáles su vida pierde todo el sentido. Mientras tanto, uno que es obediente, siguiendo a pies juntillas las instrucciones de la autoridad competente, ha optado por el teletrabajo para afrontar la dura tarea semanal de juntar letras con el objetivo último de, además de chinchar a mis seguidores más acérrimos, refl

Ése no es el problema

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Visitaba el ministro Planas una feria en Extremadura cuando las movilizaciones agrarias fueron recibidas a palos no fuera que Don Luis fuese interpelado por los furiosos productores que estaban a las puertas del recinto ferial. Los televidentes se sentaron a la mesa de la cocina impresionados con las imágenes de la sarta de palos que los policías propinaron a aquellos agricultores que pretendían arrimarse al ministro y compañía para susurrarles al oído las verdades del barquero que no es otra que la falta de rentabilidad que asfixia al actual sector productor, vacía los pueblos y mata toda esperanza para el sector en su conjunto. Luis pensando que la protesta era un calentón más, algo momentáneo, pensó quizás que sería suficiente con salir por peteneras y así, agarrando el rábano por las hojas, refiriéndose a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), en su particular minuto de gloría, dijo la frase de oro: “ése no es el problema”. Cuando los agricultore

El relato

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El relato es, según mi amigo Iñaki, lo más importante en el momento de comunicar bien sea un producto, un plato o un acuerdo político. Incluso tan importante, o más, que el propio producto, plato o acuerdo político. Cuando uno intenta comercializar un producto nuevo, al menos en lo que a alimentación se refiere, en el momento de comunicar resulta clave que el producto tenga una historia, un relato con el que llegara sensibilizar y emocionar el hipotético consumidor. Incluso, hay asesores que, sibilínamente, te aconsejan, en caso de que el producto no tenga nada especial que transmitir, que te inventes un relato con el que envolver, cuál celofán, el producto a comercializar. Con el nuevo gobierno español ocurre otro tanto. En primer lugar, tuvimos que escuchar el relato con el que justificaban la falta de acuerdo en las elecciones de Abril, posteriormente, nos dieron los detalles del nuevo relato sobre la idoneidad del momento para alcanzar un acuerdo entre las fuerzas

Cuestión de Tiempo

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En un mundo cada vez más concienciado con el problemón del cambio climático y donde el transporte de mercancías, personas y bienes es uno de los grandes causantes del problema en cuestión, alucino en colores al ver el anuncio televisivo de una app que alardea de la sencillez (y bajo coste) con el que puedes revender prendas y/o objetos y así que unos pantalones que llevas 2 años sin ponértelos, los puedas revender a un cliente que, por ejemplo, se encuentre a las afueras de Berlín. Algo similar me ocurre cuando en algunas ciudades observo repartidores de alimentos, platos precocinados, etc. que recorren a toda mecha las calles llevando su mercancía desde el establecimiento original hasta el domicilio particular de uno. Moteros y bicicleteros que se juegan el cuello al tener que entregar, pongamos, un tupper de ensalada porque, al parecer, el consumidor de marras no tiene tiempo para juntar unas tristes hojas de lechuga con algo de tomate y cebolla. En uno y otro ca

La izquierda y la Derecha

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Bochorno, incluso mayor que el que recientemente pasé en Roma, es lo que estoy sufriendo al ver el vodevil que nos ofrecen los políticos, algunos al menos, donde los protagonistas, malos actores y peores políticos, nos hacen creer que lo realmente importante es nuestra calidad de vida y la solución de los problemas del día a día. En el plano vasco, la pelea es a un volumen de sonido muy bajo, calma chicha en la superficie y patadas en la espinilla bajo la mesa, principalmente, entre los partidos abertzales, PNV y EHBILDU que juegan una partida a largo plazo disputándose el liderazgo de dicho campo y con ello, de la sociedad vasca. En el plano estatal la cosa está bastante más complicada y enrevesada puesto que ambos bandos, izquierda y derecha, protagonizan sus luchas cainitas por liderar dicho espacio, cada uno en su terreno acotado y sin caer en la cuenta que el panorama político de multipartidismo, superado el viejo bipartidismo, requiere de una mayor cintura p

Zapatero a tus zapatos

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Mi amigo Patxi dice que soy un “zirikatzaile” (provocador) profesional que disfruto sacando a la palestra temas polémicos y/o poniendo negro sobre blanco lo que mucha gente de mi círculo (productores, pequeños elaboradores, gente del rural, etc.)  piensa y no se atreve a expresar, claro está, en público y publicadamente. De haber ostias, parecen concluir, que sean para Xabiertxo, el menda, ya que resulta más cómodo que los golpes los reciba uno sólo mientras el resto vive plácidamente tras el parapeto. En fin, qué le vamos a hacer, me consolaré con que entra dentro del sueldo. Pues bien, hoy vengo con cosas más tranquilas y que no generan tanta polémica como son las cosas del comer porque está meridianamente claro que el placer de comer es un placer muy, pero que muy extendido. Relacionado con la temática, recientemente he podido leer que la cesta de la compra española es una de las más baratas de la Unión Europea (UE) y si tomamos como referencia los 15 principales países, ex

El león de mi cuñado

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No sé si sabrá que cada día del calendario es adoptado como el día internacional de numerosas efemérides, causas loables y de paso, de un montón de peregrinas chorradas. Pues bien, le informo que el pasado 21 de marzo se celebraba, entre otras cosas, el Día del Síndrome de Down y el Día de los Bosques. Mi vinculación con el Síndrome de Down es familiar puesto que mi cuñado Aitor es un claro ejemplo de persona con un trastorno genético en el cromosoma 21 que, al menos en su caso, se caracteriza por su afabilidad, alegría (salvo cuando pierde el Athletic), empeño en su trabajo (en un taller protegido de Lantegi Batuak), su apego a la familia y porqué no decirlo, su amor a la carne y muy especialmente, a la txuleta. Como buen león es un gran carnívoro que supera con creces los 8 kilos/año de carne de vacuno que consumimos como media los vascos (bastante más que los 5,19 kilos de media estatal) y mucho me temo que será uno de los pocos que compensará la reducción del 27% en los

Ojo Avizor

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El sector agroalimentario vasco respira aliviado al conocer que la cadena de distribución EROSKI ha alcanzado un acuerdo con la banca para refinanciar su deuda, al menos con aquellas que suponen más del 75% de su deuda a refinanciar que asciende a un importe aproximado de 1.540 millones de euros. Este acuerdo despeja su horizonte financiero hasta el 31 de julio de 2024 y supone, en vísperas de su celebración del 50 aniversario, un chute de confianza para los miles de trabajadores que emplea la cadena pero también supone un horizonte de estabilidad y esperanza para sus miles de proveedores entre lo que se encuentran cientos de empresas agroalimentarias y baserritarras particulares y cooperativas que proveen de verduras, legumbres, carne, leche, sidra, txakoli, queso, etc. y que tienen en la cadena cooperativa, además de un cliente, un aliado para su viabilidad. Por todo ello, no queda más que alegrarse de dicha noticia porque para criticarle, ya surgirán ocasiones pero

Villarejo

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Gorra madrileña, barba recortada, gafas de pasta, portafolios de cuero negro contra su pecho y con unos andares ciertamente bastos es la imagen que todos tenemos en la retina sobre un señor que tiene a medio país, acojonado, agarrados de sus partes nobles, al conocer todo sobre su vida particular y profesional. Me refiero, cómo no, al inspector Villarejo al que hasta hace muy poco casi nadie conocía y ahora, por el contrario, es alguien cotidiano en nuestras vidas además de el demonio en persona que tiene de los nervios a todo pichichi de la villa y corte, particularmente, a todos aquellos elementos que conforman lo que popularmente conocemos como la élite. No me dirán que más allá de las nauseas que nos produce saber, o mejor dicho comprobar, que el sistema,en su sentido más amplio, estaba bastante putrefacto, como decía, no me reconocerán que los mortales de a pie estamos disfrutando y queremos seguir disfrutando conociendo las intrigas palaciegas, los sobornos a chóferes

No hay pescado grande que pese poco

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Cada vez que voy a Francia, sea por el motivo que sea, lo reconozco, vuelvo con un sentimiento agridulce; dulce al comprobar el respeto con el que se trata a los agricultores y el apego al terruño y a sus productos alimentarios y agrio, por otra parte, al recordar la falta de aprecio por nuestros productos alimentarios y porqué no decirlo, el desprecio con el que aquí nos referimos a las gentes del campo. Soy consciente de lo cansino que puedo llegar a ser pero mientras en el país galo ya llevan casi 2 años con un decreto que obliga a etiquetar obligatoriamente el origen de la leche, lo que ha provocado que las importaciones hayan descendido en un 45%, en el estado español este paso no se ha dado hasta hace unos 15 días y veremos qué ocurre cuando entre en vigor dentro de 4 meses y cuál es el comportamiento de los consumidores, especialmente, de ese 88% que en las encuestas afirma que quiere conocer el origen de la leche que toma puesto que atribuye al origen cercano unos may

TORQUEMADA

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  Recientemente, al salir de un entierro, acudí a una sociedad gastronómica de Antzuola donde un parlamentario le advirtió al estiloso camarero, hijo de la difunta, que se asegurase bien del origen de las bebidas que iba a servir puesto que al estar yo entre los congregados, en caso de detectar alguna bebida que no fuese “Made in Euskadi”, se podía ver “ascendido” a las redes sociales por este humilde juntaletras que, sin pretenderlo, es visto por algunos como un Torquemada agroalimentario y ello, por el único hecho de ir mostrando las incoherencias de algunas gentes y/o instituciones que con la boca grande dicen defender el producto local y con la boca pequeña, con la de todos los días, nos demuestran día sí y día también, que sólo miran al precio. Eso sí, en este tipo de renuncio pillo a alguna institución, como se imaginarán, soy implacable pero para otros casos (privados) procuro, desde la discreción, comunicárselo al afectado y buscar que se corrija la actuación incorrecta o

En pelota picada

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Hace ya un tiempo le escuchaba a un agricultor valenciano lamentarse de los irrisorios precios que percibían por sus cítricos vendidos, principalmente, en Centroeuropa ya que a consecuencia del endiablado sistema de “venta a resultas”, el agricultor inicial, como se dice vulgarmente, no se comía un colín. Según me comentaba este agricultor, el citricultor valenciano cobraba lo que “resultase” de restar al precio de venta al público los beneficios del comerciante, del transportista,intermediarios varios, de la cooperativa manipuladora o empresa comercializadora y frecuentemente, lo “resultante” no llegaba no siquiera para cubrir los costes de producción del campo, ósea, hablando alto y claro, que todos los agentes de la cadena alimentaria en cuestión tenían derecho a cobrarse sus costes de producción salvo, como siempre, el productor. Pues bien, parece ser que esta antiquísima y enraizada práctica comercial se ha debilitado con la aprobación de la Ley de Cadena Alimentaria que