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Mostrando las entradas etiquetadas como leche

Miradas entrecruzadas

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  (Imagen de Essure en Pinterest) Soy consciente de que muchos de mis habituales lectores han echado en falta mis filípicas semanales y les reconozco que, para un humilde juntaletras como yo, sus comentarios, por lo privado, y sobretodo sus halagos, me reconfortan y me animan a seguir dando la mandanga. Vuelvo de un breve viaje a Andalucía, asfixiado de calor, emocionado por su patrimonio cultural e impresionado por ese mar de olivos que te acompaña a lo largo y ancho del viaje. Pues bien, recuperando la memoria de tiempos no tan lejanos, le recuerdo que el pasado 14 de Junio las organizaciones agrarias vascas ENBA y EHNE protagonizaron una concentración para dar cuenta de la asfixia que viven los productores, principalmente de vacuno de leche y vacuno de carne, por el alza del coste de los inputs, destacando sobremanera, el coste del pienso, la energía eléctrica y el gasóleo agrícola. Tras dicha concentración, tal y como tenían previsto, ambas organizaciones se reunieron con las

La centralita telefónica

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  Después de una larga y tortuosa racha pesimista, le tengo que confesar que estos últimos días me encuentro razonablemente optimista, rayando en la euforia que diría aquel, al comprobar que mi último artículo, “El dúo dinámico”, reclamando la participación activa de los responsables máximos del Ministerio en la cuestión láctea, fue atentamente leído en el caserón de Atocha. Me consta que, no sólo en sede ministerial, si no que también fue igualmente leído en las sedes de las principales cadenas de distribución, así como en la FENIL (Patronal láctea) e INLAC (Interprofesional Láctea). De seguir así y viendo la influencia de mis escritos, en pocos meses, creo que pasaré de ser un simple juntaletras a reputado articulista. Acabar de leer el artículo y comenzaron a sonar los teléfonos en diversas direcciones. El teléfono ministerial ardía reclamando a las empresas distribuidoras una mayor valorización de la leche en los lineales y. tras enviarles una copia del último informe del Observ

El día carlista

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  Tener el día carlista, es la expresión que me da a conocer un amigo mío apuntando que es utilizada por un familiar suyo, de cierta edad, cuando tiene el día revuelto, torcido y dando coces a todo aquel que se le acerca, él suele responder diciendo, ¡hoy, dejadme en paz, que tengo el día carlista!. Esa expresión, dada la acepción guerrera que contiene, considero que es acertadísima para calificar, no el día, si no los últimos tiempos que llevamos la gente que vivimos con, por y para los productores agropecuarios y, al menos en mi caso, con los ganaderos. Los ganaderos vascos, y por ende, los ganaderos del estado español, y me estoy refiriendo principalmente a los ganaderos de vacuno de leche y carne, viven unos tiempos especialmente complicados sin saber cómo hacer frente a la tormenta perfecta que se ha organizado con unos precios de los costes de producción por las nubes, con unos precios percibidos por su producto por los suelos y sin visos de reacción, al menos, favorable.

Inquietante silencio

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  Si es usted uno de mis lectores habituales, será conocedor que nuestro padre murió a causa del Alzheimer tras una larga enfermedad de 10 largos años. Pues bien, en una ocasión, víspera de la festividad de Todos los Santos, volvíamos del camposanto cuando nos cruzamos con una vecina que nos preguntó qué tal estaba el camposanto, a lo que nuestro padre, que se encontraba en una fase de desinhibición y locuacidad que nos hacía pasar más de un apuro, le respondió: “estarán bien, por que nadie se ha quejado”. Rescato esta anécdota personal como entradilla para reflexionar sobre sobre el comentario de un ganadero, de vacuno de leche, que sacaba a colación el significado del silencio en el seno del sector. Un silencio que, muchas veces, no significa una sintonía y/o acuerdo con lo que observa y escucha a su alrededor si no, lo que es peor, un silencio que, desde la oscuridad inherente al propio silencio, denota un agotamiento, abatimiento y consecuentemente, una actitud de asumir, en su s

Amiplín

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  Tengo un amigo que lleva un tiempo estresado por cuestiones laborales a consecuencia de la pandemia y en un alarde de gracejo, ha bautizado a su tranquilizante de cabecera, como la pastilla Amiplín que, sorprendentemente, le sitúa en un estado anímico de pseudo-pasotismo que le permite llevar una vida más placentera. Es algo parecido a cuando te preguntan, ¿qué tal vas? Y le respondes, muy amablemente, “quitando todo lo malo, bien”. Pues bien, en estas estamos cuando comparto mesa con unos cuantos ganaderos de vacuno de leche que miran al futuro, por no decir presente, con algo más que temor. Agudizo el oído y con paciencia histórica para escuchar, acción que ejercitamos menos de lo necesario, sus vivencias , sus quejas y sus planteamientos, me cuentan que en los últimos años sus explotaciones proporcionan una rentabilidad justa, por no decir insuficiente, si tenemos en cuenta la gran inversión en maquinaria e instalaciones que necesitan para estar al día y no poder comba, si

Un minuto

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  Hace un año me encontraba organizando una jornada sobre desarrollo rural para el mes de abril cuando mi compañera de trabajo me preguntó si iba a seguir adelante con dichos preparativos viendo la dimensión que iba alcanzando la Covid en la lejana China. Yo, en un alarde de visión de futuro que debiera recogerse en todos los tratados de prospectiva, le respondí tajantemente: “No pienso dedicarle ni un sólo minuto al virus ese”. Lo que sigue, ya lo conocen, puesto que lo sufren y padecen al igual que el resto de los mortales. Ahora, un año después, nos encontramos surfeando la tercera ola ,¡y las que te rondaré, morena!, con la salud traspuesta, el alma encogida y el bolsillo deshilachado y aunque, la afección tanto sanitaria como laboral o económica va por barrios, lo cierto es que todos, tenemos el ánimo tocado y no son pocos quienes muestran síntomas depresivos y los hay que incluso con grandes problemas para concitar el sueño. Algunos recurren a tomar medicamentos, los hay

El Umbral de la Dignidad

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  Comienza el nuevo año con los típicos ingredientes de la climatología invernal. Bajas temperaturas, fuertes precipitaciones y este año, destaca sobremanera, la importante presencia de la nieve en las zonas montañosas. La población, confinada y con la movilidad amputada, se ha lanzado en tromba a los montes, con sus potentes vehículos hasta el límite de la parcela, ocupando calzadas y cunetas, obstaculizando así el acceso y la movilidad de los paisanos y de paso, dañando las praderas, escenario de los juegos familiares con el incansable subeybaja de los trineos de plástico. Los hay de todo pero me sulfuran especialmente aquellos que suben al monte basándose en el erróneo principio, asumido por una inmensa mayoría, de que el monte es de todos y por lo tanto, su disfrute, no así su cuidado y su trabajo, es por lo tanto, libre, general y gratuito. Arrancamos, por otra parte, el nuevo año con los mismos síntomas del año pasado. En euskara existe una expresión “zaharra berri” que

Malpensado

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  Flipante, es la expresión que me surgió desde lo más adentro, al leer en un diario tan serio como ABC que una empresa mexicana ha desarrollado un artilugio llamado Biourban, que no es otra cosa que un árbol artificial de cuatro metros de altura que contiene, dentro de su estructura, reactores de microalgas que absorben dióxido de carbono, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas desde 2,5 micras para alimentarse de ellas y, tras un proceso natural de fotosíntesis, convertirlas en oxígeno, mejorando así la calidad del aire de la zona en la que está situado. Tal cuál. Al parecer, el sistema, que captura entre 40 y 60 toneladas de CO2 al año, realiza la misma labor de aproximadamente 368 árboles naturales y tras su puesta en marcha en México, su representante en España ya se ha puesto en contacto con diferentes gobiernos autonómicos y municipales a fin de garantizarse su instalación y con ello, engordar su balance empresarial . Ya imagino al superalcalde de Vigo, Abel Ca

Tocar Hueso

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  En nuestra casa, la verdad sea dicha, no somos muy imaginativos e innovadores en lo que a cocina se refiere. Yo, lo reconozco aquí en privado aunque lo niegue en público, soy un inútil total de la cocina y por ello, esa responsabilidad, y van unas cuantas, recae sobre las espaldas de mi mujer que, ésto sí lo reconozco públicamente, tiene una muy buena mano en las tareas culinarias aunque si tengo que ser sincero, tampoco lo tenía muy complicado, al no tener más que seguir la senda de su madre, mi querida suegra, que dejó a la altura del barro a la mismísima Marquesa de Parabere. El miércoles de la semana pasada, por cierto, innovamos durante la cena metiéndonos unas salchichas entre pecho y espalda. Ya sé que no es nada como para tirar cohetes pero la cuestión es que en nuestra familia era algo nuevo y además, les informo que dichas salchichas, 100% de carne de vacuno, además de exquisitas son el resultado conjunto de unos 300 ganaderos vascos reunidos en la cooperativa Harak

Calabozo

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  Joxe Mari, el secretario viejo del ayuntamiento de mi pueblo, Legorreta, era un todoterreno que compaginaba sus tareas en el consistorio con la atención del bar familiar, Iñaxi, que era un auténtico templo de la comida casera. Lo que pocos legorretarras saben, al menos los jóvenes, es que antes del ayuntamiento, Joxemari también fue el empleado de la oficina local de la Caja de Ahorros al mismo tiempo que te atendía con su imborrable sonrisa en la barra del bar. Posteriormente, los empleados de banca se especializaron en la actividad bancaria propiamente dicha, lograr la confianza del cliente para que deposite sus ahorros a fin de gestionarlos y sacarles el mayor rendimiento tanto para el cliente como para la propia entidad. Como recompensa, los clientes fieles se llevaban numerosos regalos (sillas de playa, paraguas, pequeños electrodomésticos, etc.) por los que, increíblemente, los clientes, entre ellos mi difunta madre, suspiraban y se esforzaban, aún más, en su faceta aho

Las cuentas claras

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Mis sobrinas se han saltado el confinamiento, día sí y día también. Estas últimas semanas, mientras yo estaba encerrado en mi cueva, ellas se vistieron el traje de baño, extendieron las toallas, se dieron la crema de sol y se fueron a la piscina. También han estado de finde en Isaba, pueblo del Pirineo navarro, echaron las esterillas en la sala y pertrechadas de sus sacos de dormir, disfrutaron de un finde rural. Incluso, hicieron las maletas para ir a la China (maldita la gracia). Ellas, que para eso son de Bilbao, se saltaron, con sus imaginativos recursos, propios de la infancia, el confinamiento que, poco a poco, nos va minando. Mientras mis sobrinas, tal y como le decía, andan de aquí para allá, la vida confinada sigue en sus trece y tengo que reconocer que la alimentación y el conjunto de la cadena alimentaria han sido y están siendo uno de los puntales sobre los que se asienta nuestra cotidiana y confinada vida. Al parecer, la gente ha caído en la cuenta de la importancia

El relato

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El relato es, según mi amigo Iñaki, lo más importante en el momento de comunicar bien sea un producto, un plato o un acuerdo político. Incluso tan importante, o más, que el propio producto, plato o acuerdo político. Cuando uno intenta comercializar un producto nuevo, al menos en lo que a alimentación se refiere, en el momento de comunicar resulta clave que el producto tenga una historia, un relato con el que llegara sensibilizar y emocionar el hipotético consumidor. Incluso, hay asesores que, sibilínamente, te aconsejan, en caso de que el producto no tenga nada especial que transmitir, que te inventes un relato con el que envolver, cuál celofán, el producto a comercializar. Con el nuevo gobierno español ocurre otro tanto. En primer lugar, tuvimos que escuchar el relato con el que justificaban la falta de acuerdo en las elecciones de Abril, posteriormente, nos dieron los detalles del nuevo relato sobre la idoneidad del momento para alcanzar un acuerdo entre las fuerzas

El cuerpo de Don Luis

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Los compromisos familiares me ausentaron de mi cita semanal con mis lectores y no se crean que no me fastidia el contratiempo. Soy consciente del alivio que sintieron mis críticos, pocos pero insistencialistas, y de la pena que sintieron mis seguidores, bastante más numerosos pero también más discretos que los anteriores. Por ello, resultó una sorpresa mayúscula recibir la llamada de unos amigos oscenses que, seguidores habituales de mis filípicas, han tenido a bien invitarme a un bello pueblo de Huesca a conversar con ellos y trasladarles de viva voz a primeros del mes de septiembre, mis reiterados mensajes en pro del mundo rural, de su cultura y de la dignidad de los productores de alimentos, además de gestores del territorio y modeladores de paisaje. Estoy seguro que los que asistan a dicha charla se sentirán ciertamente defraudados cuando comprueben lo parco en palabras que es éste que, en apariencia, tiene una verborrea interminable y un atractivo argumentario, al men

Con los pies en tu tierra

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Imagino a mi apreciado Carlos Etxeberri con el que comparto tribuna en el periódico Noticias de Gipuzkoa haciéndose el harakiri al conocer la noticia de que el fondo británico Zegona se ha convertido en el primer accionista de la empresa Euskaltel tras lograr una participación del 20,94% por delante del 19,8% que tiene Kutxabank. Todo los domingos dando (con razón) la matraca sobre la importancia que tiene para el futuro de nuestro país que las grandes empresas tractoras estén bien enraizadas y participadas por fondos autóctonos para que, vayan unos hijos de la gran bretaña, a comerse, coloquialmente, nuestra joya de la corona. Incluso para mí, personalmente, ha sido un pequeño shock puesto que mantengo desde su inicio un vínculo sentimental con la marca naranja (incluso la sede central en Zamudio cuenta con una sala de nombre Legorreta, mi pueblo) y ahora esta noticia, ahondando aún más en el incomprensible abandono de su equipo ciclista por el que suspiraba todo el país

Villarejo

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Gorra madrileña, barba recortada, gafas de pasta, portafolios de cuero negro contra su pecho y con unos andares ciertamente bastos es la imagen que todos tenemos en la retina sobre un señor que tiene a medio país, acojonado, agarrados de sus partes nobles, al conocer todo sobre su vida particular y profesional. Me refiero, cómo no, al inspector Villarejo al que hasta hace muy poco casi nadie conocía y ahora, por el contrario, es alguien cotidiano en nuestras vidas además de el demonio en persona que tiene de los nervios a todo pichichi de la villa y corte, particularmente, a todos aquellos elementos que conforman lo que popularmente conocemos como la élite. No me dirán que más allá de las nauseas que nos produce saber, o mejor dicho comprobar, que el sistema,en su sentido más amplio, estaba bastante putrefacto, como decía, no me reconocerán que los mortales de a pie estamos disfrutando y queremos seguir disfrutando conociendo las intrigas palaciegas, los sobornos a chóferes

La leche del futuro

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Vuelvo de haber pasado el Puente de la Inmaculada en Londres con la familia y una amiga a la que, aunque no se lo crean, le tocó el viaje en un sorteo de una firma de pipas que no hay que dejar de probar antes abandonar este mundo. De la mega urbe, dos cosas me llamaron la atención. Primero, Londres, al menos lo céntrico, es una ciudad orientada exclusivamente al negocio y al consumo compulsivo con una vida comercial que atrae a unos tanto como asfixia a otros. Segundo, el Brexit ha sumido el país en un pozo sin fondo del que nadie sabe cómo salir, al menos bien parados, y creo que, viendo las tribulaciones que ahogan a la señora May, serán bastantes los británicos que se “acordarán” del inefable primer ministro conservador David Cameron que con una genial ocurrencia les metió, vía referéndum, en este lío que además de liquidar su propio futuro puede poner en riesgo el de la propia nación. Pues bien como dice el dicho popular, la cabra tira al monte, y yo aproveché hasta la mín

No hay pescado grande que pese poco

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Cada vez que voy a Francia, sea por el motivo que sea, lo reconozco, vuelvo con un sentimiento agridulce; dulce al comprobar el respeto con el que se trata a los agricultores y el apego al terruño y a sus productos alimentarios y agrio, por otra parte, al recordar la falta de aprecio por nuestros productos alimentarios y porqué no decirlo, el desprecio con el que aquí nos referimos a las gentes del campo. Soy consciente de lo cansino que puedo llegar a ser pero mientras en el país galo ya llevan casi 2 años con un decreto que obliga a etiquetar obligatoriamente el origen de la leche, lo que ha provocado que las importaciones hayan descendido en un 45%, en el estado español este paso no se ha dado hasta hace unos 15 días y veremos qué ocurre cuando entre en vigor dentro de 4 meses y cuál es el comportamiento de los consumidores, especialmente, de ese 88% que en las encuestas afirma que quiere conocer el origen de la leche que toma puesto que atribuye al origen cercano unos may

Lo tienes crudo

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Cuando yo era pequeño, realmente hace bastante, mi madre me mandaba a por leche al caserío Ajobin donde Periko ordeñaba sus pocas vacas y su hermana Maritxu me llenaba la marmita que, alguna que otra vez, no llegaba íntegra al destino final. Nada más llegar a casa, unos 300 metros escasos, mi madre la hervía y tras ello, si estaba de humor, hacía unas pastas con la nata que la verdad sea dicha y si la memoria no me engaña, estaban de rechupete. Ahora, la leche cruda ha vuelto al “candelabro” que decía aquella y tras la reciente aprobación por parte de la Generalitat catalana del Decreto que autoriza la venta directa de leche cruda de vaca en Catalunya se ha montado tal revuelo que, cómo es lógico, ha atraído al río revuelto a todo tipo de pescadores, pescadores que se acercan de forma desinteresada y bienintencionados pero también otros muchos pescadores que se acercan al revoltijo para medrar y acercar el ascua a su sardina. Me explico, mientras la Generalitat ha apro

Si defraudas eres la leche

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Dicen que el futbol sustituye al circo en lo que a entretenimiento del vulgo se refiere y mucho me temo que la frase no anda errada si nos atenemos a la situación de estos días donde el país se paraliza frente al televisor para seguir las proezas de los nuevos héroes e el mundial proyectado a honra de Putin. A mí, personalmente, el futbol no me atrae lo más mínimo, sólo veo los partidos en que juega mi hijo, y además, estos últimos días ando algo enfadado al comprobar las proezas de Cristiano Ronaldo y que en este país, donde un ministro se ha visto obligado a dimitir (en mi opinión, no tenía otra alternativa posible) tras conocerse que fue sentenciado a pagar a la Agencia Tributaria un total de 365.939 euros por utilizar una empresa interpuesta para pagar menos impuestos entre 2006 y 2008, en esas mismas fechas, un futbolista como CR7 ha propuesto a la Abogacía del Estado aceptar una condena de dos años de prisión y el pago de una multa de 18,8 millones de euros para así, c

Siempre Positivo, Nunca Negativo

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La semana pasada viví en Ordizia, in situ, por vez primera, la fiesta del Pastor (Artzain Eguna) donde se rinde un homenaje a la trashumancia con el paso de un gran rebaño por las céntricas calles del municipio y donde la incansable Cofradía del Queso Idizabal local, tributa un homenaje al queso autóctono con la presentación del queso nuevo de la temporada, recordándonos que el queso Idiazabal sigue siendo un producto estacional, mediante una ceremonia donde un famoso suele ser el encargado de dar el corte del nuevo queso y brindárselo a los presentes en la sala y con ello, al conjunto de la sociedad. Pues bien, en este mismo acto, los ganaderos de la Sierra de Aralar regalaron una vara de pastor (makila) al alcalde de Ordizia y presidente de la Mancomunidad de Enirio-Aralar, Joxemi Santamaria, cuya entrega fue complementada con los bellos versos del joven ganadero Adur Gorostidi y las palabras de agradecimiento del pastor Josu Oiartzabal. Este gesto de agradecimiento por l