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Los ojos chiribitas

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El rumor que circulaba estos últimos meses por cuadras, queserías y montañas de nuestra tierra se ha confirmado al publicarse, en prensa especializada en la industria agroalimentaria, que la quesera Aldanondo de Salvatierra ha sido adquirida por la cooperativa navarra Saiona. Mejor dicho, debiera matizar que la compra se limita a la división industrial de Aldanondo, reservándose la familia, hasta ahora única propietaria, el negocio de la división logística. Nada más arrancar con la megaplanta quesera de Salvatierra y atisbándose los nubarrones que venían, una persona muy cercana a la familia, me comentó que Aldanondo debía haberse limitado a su tarea logística originaria, comprar queso a los pastores en la montaña y bajarlo a la ciudad distribuyéndolo eficazmente por tiendas y demás establecimientos, sin entrar en la faceta productiva, producción de queso, cuestión en la que, según su opinión. no era especialista. “Una vez visto, todo el mundo es listo” dice el

El poder está en tus manos

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La gente, palabrita que se ha puesto de moda últimamente en el ámbito político con Iglesias reclamando un gobierno para la gente e incluso con Otegi que la utilizó en su discurso del Velódromo para referirse al pueblo o ciudadanía, ha llegado al mundo de la publicidad a través de una empresa que, queriendo aprovecharse de la ola, se anuncia en televisión como “el jabón de la gente”. La utilización de este término, entiendo que, es una estrategia para lograr la complicidad de la mayoría de la población, lo que antes se llamaba el “pópulo”, frente a los inconfensables intereses que alberga una minoría de la población a la que ahora, denominan o denominamos, la casta. Pues bien, mientras la gente se harta en decir que este país va “de culo, cuesta abajo y sin freno” y que, mientras los políticos se enzarzan en peleas inútiles, el pueblo tiene el bolsillo exhausto, la realidad es que los pocos “autóctonos” que nos hemos quedado esta Semana Santa cuidando el pueblo, en mi cas

Tiritas para la hemorragia láctea

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Termino la semana ciertamente soliviantado ante la noticia de que el ayuntamiento de Barcelona se declara “ciudad Vega-friendly”, osea, ciudad amiga de la cultura vegetariana y vegana. Desconozco si previamente la ciudad olímpica por excelencia se declaró amiga de la cultura del pan, de los huevos, carne, leche o butifarra, por llevarlo al campo catalán pero mucho me temo que será que no y que, Barcelona, una vez más, se suma al supuesto carro de la modernidad aprobando una ampulosa y llamativa declaración en pro del movimiento vegetariano aún habiendo destruido en su zona metropolitana, durante décadas, cientos o miles de hectáreas cultivables para destinarlos a la burbuja inmobiliaria. En resúmen, primero destruyo todas las huertas y terrenos cultivables y ahora, a la postre, me declaro, porque soy guay del paraguay, ciudad vega-friendly. Yo, por mi parte, como cada vez disfruto más de las menestras que prepara mi suegra, también me voy a declarar vega-friendly. Ad

Ernesto me quiere llevar al huerto

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Mi vecina Alejandra, gallega de pura cepa, trabajó la huerta hasta bien cumplidos los 80 años y con una disciplina digna de todo elogio, se tiraba casi toda la mañana, desde bien temprano, para sacar adelante su huerta de aproximadamente unos 1.000 metros cuadrados. La labor diaria de esta vecina que, además, sacó adelante los trabajos domésticos de una familia de 3 hijos, se repetía día sí y día también, lloviese o calentase de lo lindo y fruto de ello, además del rendimiento económico, tenía una huerta que era (aún sigue siéndolo con su hija Lola) la envidia de los vecinos puesto que estaba mucho más limpia y bonita que, incluso, alguna casa. Por ello, no me extrañó en su momento, cuando el Gobierno Vasco tramitaba una normativa sobre el Paisaje, que en el documento oficial se recogiese una mención expresa sobre el perjuicio al paisaje de las huertas “clandestinas” que se ubicaban en las orillas de carreteras, autopistas, vías de tren o riberas fluviales y sobre el efe

Puerta a Puerta

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“Yo soy católico, apostólico y románico” (en vez de decir “romano”) fue la frasecita que disparó mi padre hace muchos años a un par de testigos de Jehová que nos daban la murga todos los sábados, siempre a la misma hora, a la 1 de la tarde, que en mi casa era la sagrada hora de comer. Esta anécdota me hizo pensar en lo profundo de sus convicciones religiosas que les impulsa a patear pueblos y calles intentando convencer a los incrédulos o intentando reorientar a los pocos católicos que incautamente abren la puerta de su domicilio. No voy a entrar en la leyenda urbana de si son secta, que si les pagan por cada libreto que endosan, etc. La cuestión es que tiene un mérito del carajo ir, puerta a puerta, intentando exponer y convencernos de “su buena nueva”. Utilizo esta anécdota a modo de introducción para ilustrales lo que he sentido multitud de veces cuando, en función de mi responsabilidad en la organización agraria ENBA de Gipuzkoa en la que trabajo, he acudido a

Remuneración en especie

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Recientemente acudí a una charla impartida por la profesora de la Universidad del País Vasco (EHU-UPV), Arantza Aldeazabal en el Palacio Barrena de Ordizia donde ilustró con datos, gráficos y fotos los magníficos resultados de un trabajo de investigación desarrollado por un amplio equipo de personas en los que participó incluso su hijo metiendo estacas. Imagino que dichas estacas no serían de acacia porque aunque siendo consideradas como las mejores por los baserritarras parece ser que no son del agrado de algún ecologista de salón que, a éste también, se la tienen jurada. Tras la interesantísima presentación de Arantza Aldeazabal se celebró una mesa redonda, fenomenalmente dirigida por el emprendedor abaltzisketarra Iñaki Gorostidi que, junto al siempre discreto Luis Mari Murua, ha logrado desarrollar en su pueblito la empresa LOGIKALINE, empresa multiservicios (call center, telemarketing, gestión de citas previas, servicio ciudadano, etc) y junto a él, participaron Javier

El aire fresco de Arantzazu

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Mi madre era una apasionada de los programas y documentales de naturaleza y fauna salvaje y esa aficción que arrancó con el legendario Félix Rodriguez de la Fuente, cuajó y así cuando la televisión digital de Euskaltel llegó a casa, el canal Natura (que no sé ni si existe actualmente) pasó a ser la referencia del mando casero pero muy pronto mi madre, seguidora fiel y diaria, cayó en la cuenta que dicho canal repetía más que el chorizo cocido. Pues bien, como se podrán imaginar, en mi caso, escribir un artículo semanal, más aún teniendo en cuenta la dimensión de mis filípicas y la limitada temática tratada, tiene un doble riesgo, bien quedarte sin inspiración para plantear un tema que te enganche e interesante para un amplio colectivo, bien repetirte, y aquí enlazo con lo que le ocurría a mi madre, tanto en las temáticas como en los mensajes que vas lanzando continuamente por lo que, antes de que se aburran y dejen de leerme, les pido disculpas anticipadas. E