SIMPLIFICATOR



Decía Eduardo que la experiencia le había enseñado a que cuando se dirige a un técnico de la administración y le revela, quizás queriendo empatizar con él, el origen agrario de su familia con la afirmación “yo también soy de familia de agricultores”, la reacción automática era agarrarse fuertemente la cartera.
Esta afirmación recoge el sentir de miles de agricultores que se tientan la ropa ante las palabras, bienintencionadas en principio, de políticos y técnicos de la administración que si bien en principio velan por el interés de los baserritarras, la realidad nos viene demostrando que, en muchos casos, la cuestión queda en eso, en una buena intención y, en algún que otro caso (siendo benévolo), la buena intención llega a transformarse en una pesadilla.
Pues bien, algo similar me ocurre a mí cuando escucho al comisario europeo de Agricultura, el irlandés Phil Hogan “Simplificator”, que ha participado en el VII Congreso de las Cooperativas Agroalimentarias celebrado en Valencia cuando al inicio de su discurso recordó sus raíces familiares de agricultores en el sudeste irlandés y posteriormente, al entrar en materia, volvió a plantear su propuesta estrella para su legislatura al proponer la simplificación de la PAC para reducir el ingente papeleo que atosiga, cuando no asfixia, a nuestros agricultores y llegó al punto de decir que su objetivo era reducir de los actuales 200 reglamentos hasta dejarlos en sólo 50 reglamentos.
Yo, como decía Eduardo, me agarro “figuradamente” la cartera y creo que conmigo, son miles de agricultores quienes agarrarán la carpeta de los papeles, esa carpeta que engorda constantemente, puesto que no llegamos a creernos a que su objetivo se cumpla.
Conviene recordar que la Política Agraria Común europea contiene infinidad de directivas, reglamentos, normas y sucesivas reglas que obligan al baserritarra a cumplimentar y guardar los papeles cada vez que hacen una tarea del campo, ya puede ser, desde comprar o aplicar un fitosanitario hasta el movimiento de un animal de un caserío a otro.
Consiguientemente, detrás de cada papel hay un funcionario que hace el seguimiento de los papeles y posteriormente hay un inspector que, como buen sabueso, sigue la pista de los procedimientos para comprobar el perfecto desarrollo y cumplimiento de los mismos para, finalmente, no siendo suficiente con ello, ser agraciado con la visita de un inspector, ahora directamente de las instituciones europeas, que cada vez que abre la boca te supone una disminución automática de la ayuda investigada o una sanción por el incumplimiento de la letra pequeña de las farragosas normativas.
 
Por ello, escuchadas las palabras del comisario, Phil Hogan “Simplificator”, mucho me temo que los agricultores comienzan a temblar y se preguntarán si la simplificación será para los profesionales del campo o si por el contrario, como mucho nos tememos, la simplificación beneficiará a los técnicos que supervisan, controlan, inspeccionan y rastrean mientras el agricultor tendrá que continuar dando vueltas y vueltas con la carpeta para poder cumplimentar lo incumplimentable.

La simplificación de la PAC, por otra parte, es el argumento utilizado por algunos de los numerosos enemigos que tiene esta política, por cierto, la única verdaderamente común y europea, quienes basándose en la simplificación lo único que persiguen no es simplificarla, como lo pudiéramos entender el común de los mortales, sino mutilarla y debilitarla cargándose todos aquellos programas y herramientas que puedan compensar , en cierta forma, los excesos y desmanes del libre mercado que, dicho sea de paso, hace verdaderos estragos en nuestras explotaciones si dejan que compitamos con otros países, principalmente de países terceros que producen con bastantes menos condicionantes laborales, higiénico-sanitarios y medioambientales.
El sector primario defiende la simplificación de la PAC para que sea más sencilla para los que viven su día a día al frente de su explotación y que, agobiados de papeleo, necesitan más de la ayuda de un secretario que el de un empleado para la cuadra pero, no por ello, están reclamando que los políticos de Bruselas opten por simplificar haciendo tablarrasa para tratar a todos por igual.
La política agraria, en mi opinión, con la menor carga burocrática posible, debe responder a la diversidad y complejidad del campo (más aún en un ámbito tan amplio como el europeo) y por ello deberá ser, en su concepción y diseño, lo compleja y diversa que la realidad sectorial europea lo requiera. No vaya a ser que por simplificar, tratemos injustamente a los que son diferentes e incumplamos el primer requisito que toda política debe cumplir, osea, ser justa.
Ah!! se me olvidaba decirles que el tal Eduardo, no es otro que Eduardo Baamonde, director general de Cooperativas Agroalimentarias.




Xabier Iraola Agirrezabala


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