Silencios

 


Escribo este artículo en el mayor de los silencios, puesto que, si algo hay que ha caracterizado esta última semana previa a los Reyes, al menos en mi entorno, es el silencio.

Silencio en el camino al trabajo y silencio en el destino. Correo electrónico, ninguno, llamadas, las justas y cuestiones, las retrasadas o las interminables. Nada nuevo bajo el sol, que diría aquel.

Silencio, y dolor, en Arantzazu, donde nos reunimos cientos de personas en la misa funeral por el gran Nikolas Segurola. Todos los allí presentes, coincidíamos, en que el hueco dejado tras su muerte por este fraile franciscano, amante de las ovejas, defensor del pastoreo, impulsor de la Escuela de Pastores (ubicada en un caserío de la orden franciscana, Gomiztegi), además de amante del bertsolarismo (versos improvisados en euskara), del euskara y de otras muchas facetas de la cultura vasca, como decía, será inmenso.

El Santuario de Arantzazu tiene la fachada ejecutada por el escultor Jorge Oteiza y destaca el friso donde el genial Oteiza colocó 14 apóstoles, lo cual, como se pueden imaginar, soliviantó a las autoridades de la época, sobretodo a las autoridades eclesiásticas. Pues bien, este polémico escultor, trabajó la idea de la escultura como vacío, siendo, frente a lo habitual hasta el momento, la escultura la que crea un vacío. Por ello, a la salida del funeral, mirando el friso, pensé unos momentos sobre el vacío que el gran Nikolas, la Trinidad personificada (fraile, pastor y bertsolari), va a dejar en cada una de sus facetas. Él, se ha ido a cuidar el otro rebaño y aquí, nos quedamos sus admiradores y amigos, sin saber cómo rellenar tanto vacío.


Como buen pastor, Nikolas, aunque su estado de salud en los últimos tiempos era delicado, acogería con alegría la noticia llegada de instancias europeas, más concretamente, de la Comisión Europea, que propone rebajar el estatus internacional de los lobos de "estrictamente protegido" a "protegido" basándose en nuevos datos sobre el aumento de las poblaciones, unos 20.300 lobos en el año 2023 (900 más que en 2022) y los impactos negativos sobre la ganadería extensiva, paradójicamente, aquella que más se pretende impulsar.

Pues bien, el estatuto de protección del lobo se aprobó sobre la base de los datos científicos (censos) con los que se contaban allá por el año 1979, que fue el año de negociación del Convenio Internacional de de Berna, y ahora, lo que la Comisión Europea pretende es aportar otros nuevos datos con los que cuenta y que certifican, una importante y progresiva subida en la población de lobos en Europa, para que así, aprobado en el Convenio Internacional de Berna, si es que fuese aprobado, arranque la maquinaria normativa comunitaria y se renueve la Directiva de Habitats, cuestión que requiere de la unanimidad de todos los países, y tras la misma, abrir la puerta para que los diferentes estados puedan, si así lo desean, flexibilizar y/o adaptar la protección del lobo al estado de conservación de la especie.

Por lo que parece, es una cuestión que parece irá para largo, más aún teniendo en cuenta que en Junio tenemos elecciones europeas y consecuentemente, todo el entramado comunitario será renovado en función de los resultados de dichos comicios. Por otra parte, los lobbys ecologistas ya han hecho circular el mensaje de que este movimiento no es más que un movimiento electoralista del partido popular europeo, partido al que pertenece la germana Ursula Von der Leyen. Dicen las malas lenguas, que la postura de Ursula ante la cuestión del lobo cambió radicalmente en septiembre de 2022 cuando Dolly, el potro de la presidenta de la Comisión, fue matado por un lobo. Ahora, según otras malas lenguas, el tarisco que más teme no es el que puedan sufrir sus animales sino el tarisco que puedan asestarles otras fuerzas conservadoras en el hemiciclo europeo, fuerzas, por otra parte, que lanzan mensajes más acordes a los intereses de ganaderos y cazadores.

Me duele, como el que más, el ataque del lobo al potro de Von der Leyen. Ahora bien, no les sorprenderá si les expreso mi dolor, mayor aún, ante el silencio, pasotismo y vacío que sienten miles de ganaderos que ejercen la ganadería extensiva en las fincas y montes del viejo continente y que se les hace oídos sordos ante las numerosas, como estériles, protestas por los miles de cabezas de ganado que sacrifican y devoran los lobos a lo largo y ancho del territorio europeo.

Muchos de ellos, de los ganaderos, optan por el silencio. Otros por el abandono. Todos ellos, dolidos y cansados de tanto ninguneo. Se van, lo dejan, agotados, desmotivados. Por ello no me extraña que hayan generado tanto revuelo mediático en Gran Bretaña, las declaración de Caroline van der Plas, lider del movimiento Campesino-Ciudadano (BBB) en los Países Bajos, quien en el transcurso de unas jornadas en Oxford ha afirmado “"Si perdemos la masa crítica de agricultores, es una situación muy peligrosa. Les diré a los políticos británicos: aprecien a sus agricultores. Cada agricultor que se va, nunca regresa".

Estas palabras de la líder neerlandesa habrán retumbado en la sala pero, no me cabe la más mínima duda, que igualmente, retumbará en el despacho de Von der Leyen y en las sedes de otros muchos partidos (incluso en los de aquí) que se están preparando para la contienda electoral.

Como decía, muchos, callan, callamos. Nikolas, no callaba, actuaba.


Xabier Iraola Agirrezabala


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