La tía Juli
La tía Juli, bien tempranito, encendía el fuego, templaba la casa y tras dar de desayunar a todo aquel que pasaba por la cocina, comenzaba con los preparativos para el almuerzo y no contenta con ello, simultaneaba esas tareas culinarias con otras muchas tareas, tan diminutas como imprescindibles, de limpieza y mantenimiento de mobiliario, ropa, huerta, flores, etc. Cientos de pequeñas tareas que hacía la tía Juli que pasaban desapercibidas para el resto de la familia y que, por lo tanto, no eran ni reconocidas ni agradecidas por nadie. Ese tipo de tareas que, por muy pequeñas que resultasen, de forma encadenada entre sí, conformaban la base de la buena marcha de la familia y de la casa, eso sí, ejecutadas de forma sigilosa y casi anónima. Incluso, había algún sobrino que se permitía el lujo de ironizar, con el ir de aquí para allá de la tía Juli, como si no hiciese nada o estuviese en un paseo infinito. Pues bien, la tía Juli, falleció de repente, de un día para otro, sin q...