Gipuzkoa: ¿foresta o zarza?



hace aproximadamente quince días, 16 grupos ecologistas y naturalistas se concentraban en la Plaza de Gipuzkoa, frente al palacio foral, para hacer patente su enfado ante la pasividad de la Diputación en el cumplimento del procedimiento acordado con ellos un año atrás. En esa concentración portaban un estandarte donde, caricaturizando el escudo del territorio histórico, se mostraban unos árboles cortados por una motosierra aludiendo así a la nefasta política forestal implementada desde la llamada Casa Grande.
Los ecologistas con su acto daban por zanjada la colaboración pactada previamente con la Diputación al considerar que ellos habían cumplido con su parte del pacto mientras que el ente foral, dando la callada por respuesta, no lo hacía y les ninguneaba por lo que, llegados a tal punto, habían decidido hacer público su malestar y la ruptura del acuerdo.
Reconocían los propios ecologistas en su protesta que la Diputación había pactado con ellos efectuar un trabajo en común sobre cuatro áreas de trabajo como son las ayudas a las explotaciones forestales, la gestión de la caza, la biodiversidad y la recuperación de los bosques y, según ese acuerdo -así lo interpreto yo en función de lo aparecido en la prensa-, son los informes elaborados por estos colectivos medioambientalistas la base sobre la que se desarrollaría el trabajo futuro, entiéndase, entre Diputación y dichos grupos en aras a diseñar la política forestal foral en el futuro.
Estos grupos ecologistas denuncian que, principalmente, la política forestal que lleva a cabo la Diputación Foral de Gipuzkoa liderada por Bildu es la misma que se ha llevado en los últimos 30 años y queriendo meterles el dedo en el ojo para hacer daño político les equipara con anteriores gobiernos forales de PNV y Hamaikabat. Incluso van más allá, y tal y como recogía un artículo de opinión oportunamente publicado la víspera, se personaliza el ataque naturalista, colocando en la diana dialéctica al actual director de Montes, Julian Unanue, del que además de insinuar malévolos intereses en el sector de la foresta por su pública y dilatada trayectoria empresarial, se le llega a señalar como principal responsable de la traición que, desde su punto de vista, la actual política forestal foral supone para la política conservacionista de Bildu.


Sigue leyendo en Noticias de Gipuzkoa (2013-03-12)

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