KANPOLIBREAN.El giro copernicano del señor Roig




VALENCIA fue, la semana pasada, la sede del Congreso de la Asociación Española de Codificación Comercial (AECOC), que es la asociación empresarial que aúna a más de 25.000 empresas fabricantes y distribuidores que conforman la cadena comercial en su conjunto. Una vez más, Juan Roig, el mandamás de Mercadona, se erigió en el protagonista del congreso al reconocer los errores cometidos por su firma y al desvelar las líneas maestras de su nueva estrategia.
Según Roig, la firma que preside se equivocó al vender producto fresco como si fueran secos. En su opinión, la estrategia unívoca para producto seco y fresco les llevó a ofertar empaquetado todo el producto fresco aun a riesgo de perder su principal cualidad, es decir, su frescura y calidad. Su estrategia, centrada única y exclusivamente en ofertar el precio más bajo, acuérdense de la estrategia SPB (Siempre Precios Bajos), les llevó a eliminar de sus centros comerciales la frutería, pescadería, charcutería, carnicería y, con ello, todo el personal que atiende, aconseja y prescribe al cliente, y si bien ello le supuso pingues beneficios en el producto seco, de forma paralela le supuso una pérdida de cuota de mercado en el producto fresco que es aprovechada por sus competidores más cercanos.
Anteriormente hablé del llamado efecto Mercadona y parece ser que ello queda corroborado por la presencia de numerosas fruterías, charcuterías, pescaderías y carnicerías que se asientan a sus alrededores para ofertar al consumidor habitual de Mercadona, con el carro lleno de producto seco y cosméticos, los productos frescos de calidad que la firma valenciana, al menos hasta ahora, ha descuidado.


Según reconoce el propio Roig, el consumidor quiere producto fresco y de calidad, ser atendido por personal que conozca el producto, que sepa aconsejarle y para ello estima que es necesario acudir a la base, al agricultor y pescador. En lo referente a la pesca, según se puede leer en la prensa, ya ha llegado a acuerdos comerciales con varias cofradías para que se conviertan en sus proveedores habituales, y descartado, asimismo, el precio único para todo el Estado por lo que, de aquí en adelante, los precios serán, como la compra de producto, locales.
Cadena Agroalimentaria Sostenible es el lema acuñado por el todopoderoso empresario valenciano en el momento de identificar su nueva estrategia cara al 2020, cuyo objetivo es integrar al sector primario en la cadena del modelo de calidad total de Mercadona, consistente en que todos los eslabones de la cadena estén satisfechos.
Roig apunta, junto al turismo, al sector agroalimentario como uno de los puntales para impulsar la economía del país, y si bien reconoce la necesidad de dotarlo de estabilidad y apoyo a largo plazo, señala que el sector productor debe impulsar la innovación y centrarse en mejorar su productividad, aludiendo a un ejemplo comparativo entre el potencial cárnico del sector cunícola francés para con el español.
Hasta aquí lo dicho, comentado y reproducido de las palabras de Roig en el congreso de la patronal del consumo. Ahora falta hacer una lectura sosegada y crítica de sus palabras para poder sacar conclusiones para el sector productor alimentario vasco ante la más que inminente llegada del gigante valenciano a nuestra comunidad.
En principio, todo lo que sea dar más protagonismo al producto fresco es bueno para los productores. Todos los cambios en el comercio encaminados a dar un mejor servicio al consumidor, con fruteros y carniceros atendiendo personalmente y mimando el producto, es bueno. Todo lo que sea descentralizar las compras, sin pasar por megacentrales de compra, y descentralizar criterios de compra y precio es bueno para nuestros productores, elaboradores y pequeña industria agroalimentaria.
Ahora bien, si la integración del sector primario en la cadena de Mercadona se traduce en el impulso de una estrategia integradora, similar a la que se da en subsectores como el porcino en el seno de grandes corporaciones, donde el productor pasa a ser un mero peón de la cadena con costes y precios establecidos por terceros, mi opinión es claramente negativa. Todos conocemos ejemplos y anécdotas sobre la forma de actuar del señor Roig y de su infinita curiosidad adentrándose en los sistemas y costes de producción de sus interproveedores. Algo similar puede ser lo que plantea ahora para el sector primario.
Mucho me temo, desde mi total ignorancia y consciente que la productividad y la innovación son dos de los elementos que nuestros productores deben impulsar, que la integración del sector primario en un sistema cuasipiramidal, donde el todopoderoso controle todo lo que afecta a los agricultores y ganaderos, no va a hacer más que reproducir un nuevo fracaso, puesto que la imparable tendencia de reducción de costes de producción nos llevará, irreparablemente, a una pérdida de calidad.
No obstante, no quisiera terminar mi escrito semanal sin valorar, en su justa medida, pero positivamente, el giro copernicano de Mercadona que, sorpresivamente, va en consonancia con los cambios introducidos por sus competidores vascos.

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