KANPOLIBREAN: Madera y sostenibilidad, unidos, mal que les pese



Recuerdo que hace un montón de años denunciamos la actitud de unos cuantos ayuntamientos de la comarca de Tolosaldea por recoger en su normativa urbanística la prohibición de plantar “árboles contaminantes”.

Sí, han leído bien, árboles contaminantes puesto que éstos municipios y más concretamente sus responsables políticos, con la inestimable ayuda de técnicos “hipersensibles” con la cuestión medioambiental, consideraban que el pino radiata era un árbol contaminante y por lo tanto, una especie a erradicar. La pelea conjunta entre ENBA y la asociación de forestalistas logró superar este problema que, en resumidas cuentas, no era más que un refinado ataque a la cultura forestal de este país.

Esta actitud, lamentablemente, no ha sido superada y sorprendentemente, continuamos escuchando argumentos contrarios a los bosques de pino con la cantinela de ser contaminantes, eliminar toda biodiversidad, suscitar la erosión, etc. Más preocupante resulta comprobar que estos argumentos son asumidos por los responsables políticos forales competentes en materia forestal.

No quisiera ser injusto con la actuación de las diputaciones por lo que veo necesario aclarar que mientras la diputación vizcaína mantiene una actitud favorable a la actividad forestal y de apoyo nítido y sostenido al colectivo de forestalistas, es la diputación guipuzcoana quien, a pesar de la positiva actitud personal del director de montes, está generando zozobra en el colectivo de baserritarras y forestalistas con sus cantos de sirena que no pretenden más que agradar a la bancada ecologista.

Los baserritarras y propietarios forestales invierten su dinero, su tiempo, su trabajo y sus ilusiones cada vez que deciden plantar unos árboles en sus tierras. Una inversión a largo plazo cuyos réditos, si los hubiere, si el clima, los incendios y otros factores lo respetan, serán recogidos por sus descendientes pero que mientras tanto genera una serie de beneficios y externalidades (sumidero de CO2, regulación del ciclo hídrico, evitar la desertificación y erosión del suelo, disfrute de la población, etc.) al conjunto de la sociedad por lo que, para estos hombres y mujeres que viven por y del monte, resulta doloroso escuchar a algún responsable político que sus plantaciones son un ataque al medioambiente, al paisaje y al pueblo que tanto aman.



Esta gente que decide plantar vida en el monte, lo hacen desde el convencimiento de que están mejorando su entorno natural, que todos los árboles, unos más y otros algo menos, aportan todas las externalidades antes mencionadas por lo que es de aplaudir que aún hoy día siga habiendo gente que decida optar por una gestión forestal de nuestros montes y que den pasos adelante con el objetivo de mejorar sus procesos, certificar su calidad y su gestión medioambiental para demostrar al conjunto de la sociedad que esos beneficios antes mencionados son reales.

En este sentido, quiero reseñar el primer Encuentro de Medio Ambiente y Sostenibilidad, organizado por el Cluster Habic y el Gobierno Vasco, celebrado recientemente en Bilbao donde se han mostrado las experiencias de diferentes empresas, incluidos los propios productores forestalistas, que han innovado y certificado sus productos desde el punto de vista medioambiental.

HABIC, para los que no lo sepan, es el Clúster del sector del Hábitat, Madera, Oficina y Contract, agrupa en su seno a 105 empresas vascas (no puedo dejar sin mencionar a una empresa de mi pueblo, PRODEMA), con una facturación de 1.050 millones de euros y 5.500 trabajadores e integra a empresas de toda la cadena de valor, desde el sector forestal hasta la distribución, pasando por fabricantes, centros tecnológicos y centros formativos. Ósea, casi nada.

Las empresas allá presentes han logrado los estándares de calidad que hasta ahora solo estaban al alcance de grandes compañías. Han obtenido los prestigiosos certificados EDP (Declaración Ambiental de Producto), que permite conocer la cantidad de energía que consume un determinado material en su vida útil. En otras palabras, permite al consumidor (o a una empresa) comparar la sostenibilidad entre diferentes materiales o productos. Estas empresas, Egoin, Protec, Biotermiak, etc. han optado por diferenciarse de la
competencia, ahorrar costes, penetrar en nuevos mercados e innovar productos gracias a estrategias de innovación ambiental.

La obtención de estos reconocimientos por parte de las pymes vascas está muy ligada al hecho de que han apostado por trabajar con materia prima local, como es el caso del pino radiata. Esto supone evitar un importante impacto en la huella de carbono que, de otra manera, tendría el importar madera con los elevados costes medioambientales que significa.

Espero que con estos ejemplos y otros muchos que seguramente existirán, más de uno, como se suele decir coloquialmente, se caerá del pino y comenzará a considerar que una buena gestión forestal es la mejor apuesta por la sostenibilidad de nuestro futuro.

No olvidemos que madera y sostenibilidad están, irremediable pero naturalmente, vinculadas.

Xabier Iraola Agirrezabala

xiraola@gmail.com

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