El comisario pasota

 


Tal y como celebrar una fiesta infantil en casa de un pederasta, la comunidad internacional está celebrando la Cumbre Mundial contra el Cambio Climático en Dubai, la COP28, justo en un estado cuya riqueza proviene del petróleo que, antes de que se nos olvide, debemos recordar que es el combustible fósil que, según todos los estudios publicados, está en la base del propio Cambio Climático.

En fin, todo un alarde de incoherencia y sinsentido que supera, por mucho, el escándalo de la celebración del Mundial de futbol en Qatar o que la copa del rey, español, se celebre en este petroestado, donde el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, ha llegado a decir, con afán provocador supongo, una afirmación tan contundente como “No podemos salvar un planeta en llamas con una manguera de combustibles fósiles”.

El que ha decidido organizar un evento de tal magnitud en el epicentro del petróleo, imagino, que habrá sopesado los pros y los contras de la decisión pero, mucho me temo, que habrá acabado por considerar que una lluvia de petrodolares bien taparán las alcantarillas por donde discurran las incoherencias.

Pues bien, fijando el objetivo algo más cerca, en nuestra Unión Europea, tenemos que tener en cuenta que la Unión Europea se halla en los últimos minutos del partido puesto que el próximo año, más exactamente el 6 de junio del 2024, se celebrarán las elecciones al Parlamento Europeo y posteriormente, en función de los resultados al hemiciclo, se conformarán el resto de órganos, incluido el más importante como es la Comisión Europea. Por cierto, les recuerdo que, aunque no se hayan dado cuenta, ni lo hayan sentido, al menos, no para bien, estos últimos años hemos contado, teóricamente, con todo un Comisario de Agricultura, el polaco Janusz Wojciechowski que, más allá de su complicado apellido, es un auténtico desconocido para todos, incluso, para los agricultores europeos que son sus principales afectados y/o sufridores.


Mientras, las máximas autoridades del viejo continente, como aquel que quiere cerrar carpetas y expedientes antes de irse de vacaciones, están adoptando una serie de decisiones que con el mejor de los propósitos, habitualmente con supuestos objetivos medioambientales, dejan a nuestro sector productor sin herramientas para producir alimentos y al mismo tiempo, totalmente desprotegido para competir con los alimentos que llegan de otras latitudes.

Los agricultores europeos ven, ante la avalancha normativa de las instituciones europeas, como su única opción es poner pie en pared ante los numerosos ataques a los que se ven sometidos, una vez desde el Parlamento, otras veces por la Comisión y otras veces, por los propios estados miembro. Una labor de defensa y protección del modelo de producción europeo que, además de agotarlos, los hace aparecer ante el conjunto de la sociedad europea y ante la opinión pública, y publicada, como unos verdaderos trogloditas a los que únicamente les interesa explotar los recursos naturales y maximizar sus beneficios económicos que, al parecer, deben ser extraordinarios. Tan extraordinarios que, incluso la propia Comisión Europea, recoge en sus informes, por escrito, negro sobre blanco, que la renta agraria es el 45% del salario medio de la economía. ¡así, tal cual!.

Mientras tanto, las instituciones europeas cierran acuerdos comerciales con diferentes zonas del mundo y así, estos días, acaba de cerrar un acuerdo de libre comercio con Nueva Zelanda, se apuran las negociaciones del acuerdo con Mercosur, se acaba de revisar la Directiva de Emisiones industriales donde se ha librado de ser incluido , momentáneamente y por los pelos, el sector vacuno mientras los sectores porcino y avícolas son notablemente afectados por esta Directiva donde las granjas ganaderas, al menos las más intensivas y mayores, son realmente tratadas como si fuesen una acería de grandes dimensiones, igualmente se acaba de frenar la propuesta de la Comisión de suprimir el 65% de los fitosanitarios, los medicamentos de los vegetales, y así, suma y sigue, poniendo todas las bases para que producir en Europa sea cada vez más difícil, más caro, más sostenible medioambientalmente pero, eso sí, insostenible económicamente.

Al parecer, volviendo a la Cumbre de Dubai, creo que los mandatarios europeos, con la complicidad silente del comisario pasota Janusz, algunos, quieren reducir las emisiones del continente europeo cargándose la ganadería y la actividad agropecuaria en su conjunto, reduciéndola a la mínima expresión con cuatro alimentos premium para exportar a otros continentes, para una vez reducida las emisiones ganaderas compensarla con las emisiones generadas por el transporte de productos alimentarios y materias primas de terceros países y continentes a los que, eso sí, previamente, les habremos vendido e introducido todo tipo de productos industriales, servicios, etc. En definitiva, un trueque, te cambio maquinaria por carne.

Xabier Iraola Agirrezabala


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