Los ángeles de Mikel



La dichosa PAC, Política Agraria (cada vez menos ) Común, es la genuina, si no única, política verdaderamente europea con objetivos, estrategias y muchas herramientas comunes en todos y cada uno de los estados miembro (o naciones miembras como diría aquella ministra). Pues bien, dicha política está estructurada en dos pilares, el primero es el integrado por las ayudas directas que perciben los agricultores y ganaderos por producir alta calidad a precios irrisorios mientras que en el segundo pilar, el mal llamado pilar del desarrollo rural, se encuentra un amplio listado de medidas que van desde la formación, las inversiones en explotaciones e industria agroalimentaria, las ayudas agroambientales o los apoyos a la calidad de vida de las zonas rurales además de la diversificación de sus economía.

Pues bien, uno de los temas estrella de este segundo pilar son las medidas destinadas a favorecer el tan necesario relevo generacional e impulsar y facilitar la incorporación de jóvenes tanto en las explotaciones actualmente activas como para la creación de nuevas explotaciones.

Pues bien, en un arranque de excesivo optimismo el anterior comisario agrícola, el rumano Dacian Ciolos, avanzó la idea de que los jóvenes que se incorporasen al sector primario obtendrían un apoyo de 70.000 euros y, como se podrán imaginar, la que se armó en el campo ha sido parda puesto que son muchos los jóvenes que, expulsados del sector industrial o de la construcción, han visto en ese cheque de 70.000 euros el imán necesario para ser atraídos por el campo.

Pues bien, tengo que aclarar que Dacian Ciolos, como buen vendedor de humo, a semejanza de esos anuncios televisivos que te ofertan un cochazo desde 15.000 sin explicarte que el cochazo que te enseñan tiene tales extras que realmente alcanza los 35.000 euros, pues bien, al comisario también se le olvidó detallar que la ayuda podría ser de “hasta” 70.000 euros y que, salvo que usted se el plus de los pluses, nunca, logrará el máximo publicado en los boletines.

En Euskadi, el Gobierno Vasco presentará brevemente su Plan de Desarrollo Rural para el periodo 2015-2020 y entre las medidas integradas en dicho PDR están varias medidas encaminadas a rejuvenecer nuestros caseríos que languidecen, poco a poco, y entre ellas destacan por su importancia la ayuda al plan empresarial que el joven en cuestión presente ante el programa GAZTENEK (programa pionero donde diferentes entidades apoyan, valoran, impulsan y monitorizan el plan empresarial individual que se quiera desarrollar) donde se parte de una ayuda base estructurada a modo de un salario básico durante 2 años donde el joven podrá, al menos, respirar en esos primeros años donde los ingresos brillan por su ausencia y se complementará con otro tipo de ayudas en función de las inversiones previstas en el plan empresarial.

Este modelo de ayudas, junto con otro tipo de apoyos en el aspecto financiero al objeto de que los jóvenes pueden obtener financiación para poder acometer las importantes inversiones que requiere la agricultura actual, serán los pilares en los que se sustentará la política de rejuvenecimiento del sector y lo digo porque, cada vez que escucho hablar de “puertas giratorias” me viene a la cabeza la imagen de un joven expulsado a la calle por la puerta giratoria de un banco que no se para ni a escuchar su propuesta de empresa y sus necesidades de financiación.

Ayudas a la inversión y financiación accesible para los proyectos de los jóvenes que quieren incorporarse al campo son cuestiones vitales pero creo que no se da la importancia que tiene a una política de transmisión para que los jóvenes, provenientes del caserío o no, puedan ponerse al frente de las explotaciones.

Pues bien, en mi humilde opinión....



 las administraciones, el conjunto de ellas y siendo de aplicación al conjunto del estado, deben orientar parte de sus esfuerzos a lograr una buena transmisión de las numerosas explotaciones que aún en activo están dirigidas por titulares que, en una gran mayoría, ya han traspasado el umbral de la jubilación “oficial”.
Sin cientos, o miles si nos referimos al ámbito estatal, las explotaciones que tienen la rentabilidad suficiente para sacar adelante la familia pero que bien por falta de sucesión familiar (solteros, sin descendencia, etc) bien por falta de sucesión profesional (descendientes orientados a otras profesiones) y que van cerrando la puerta del caserío, granja o como le quieran llamar porque nadie, ni en el seno de la familia ni fuera de ella, ha trabajado en la sucesión y transmisión de esa explotación.

Acabo de conocer hace pocos días a Mikel e Inma, pastores de Urnieta que comercializan toda su producción (diferentes quesos, cuajada y leche líquida) de forma directa, bien en su puesto del Mercado de San Martín en Donostia bien en su propio caserío o en bares y restaurantes de la comarca. Buena gente que está trabajando fuerte para sacar adelante su sueño pero en el que quiero fijarme para subrayar la importancia de la transmisión.

Como decía, Mikel, dejó la empresa de maquinaria en la que trabajaba para lanzarse a conseguir el sueño que ansiaba desde niño, se formó en la escuela de pastores de Arantzazu y “casualmente” encontró su primer “Angel” que no fue más que un pastor del Goierri que dejaba su rebaño por motivos de salud y fruto de dicho acuerdo, Mikel pudo comenzar a gobernar su propio rebaño y contar con una pequeña cuadra.

En un momento posterior, apareció su segundo “Angel” que fue una baserritarra, ya mayor, que “casualmente” también, dejaba su puesto en el Mercado de san Martín y fue el arreón que esta pareja de jóvenes pastores necesitaba para incrementar ventas y haciendo caso al fino olfato comercial de Inma, fueron diversificando su producción para así, además de su magnífico Idiazabal, ofertar otro tipo de quesos, una rica cuajada o leche de oveja para aquellos que quieran hacerse su cuajada en casa.

Finalmente, también les apareció su tercer “Angel” que era un pastor, ya mayor, que al dejar su rebaño les pasó su “cartera de clientes”, principalmente, establecimientos hosteleros con lo que, las ventas estaban, cuando menos, encarriladas.

Mikel e Inma han tenido tres “Ángeles” pero otros muchos no tienen tanta suerte y se quedan en el camino. Busquemos y/o trabajemos esos Ángeles cuya luz se está apagando, sigilosa y anónimamente, para que alumbren el futuro de otros jóvenes.

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