Toca reinventarse
No sé usted, pero en mi caso, el confinamiento lo llevo, relativamente, bien. Es verdad que la actividad, teleactividad mejor dicho, funciona al ralentí y que salvo una reunión presencial que he mantenido y la salida diaria a por el periódico y cuatro compras, no he salido de casa en la última quincena. Incluso empiezo a pensar que me estoy habituando a esta rutina hogareña donde la secuencia de las tareas (compra, trabajo, cocina, lectura, trabajo, bicicleta, tele) va completando el día a día. Y así, día tras día. Ahora bien, que el dichoso virus y sus consecuencias tanto sociosanitarias como económicas sea el monotema de toda nuestra vida, tanto en casa, en el círculo de amistades, trabajo, medios de comunicación, etc. acarrea un agotamiento mental que supera con creces la falta de actividad física y lo que es peor, la falta de relaciones sociales. Por eso mismo, me repatalea tener que recurrir nuevamente al monotema, retorcer el tema hasta el infinito y abordarlo desde d...