Juventud, divino tesoro
Me cabrea sobremanera cuando asisto a una reunión o jornada donde, bien como ponente bien como público, me corresponde participar y tras dar mi opinión, nuestra opinión, que muy frecuentemente no gusta del agrado de unos cuantos, escucho algunos comentarios, en plan jocoso, siempre con el objetivo de minusvalorarla, haciendo mención de la naturaleza sindical (organización profesional agraria, propiamente dicha) de la organización en la que trabajo. Los hay, que también, quienes me tienen como el “enfant terrible” del agro y me invitan a participar en eventos, charlas y jornadas para con mis opiniones críticas y ocurrencias, agitar el avispero y despertar a la audiencia adormilada. Pues bien, les tengo que reconocer que ninguna de las actitudes me gusta. Soy consciente de lo que hay, del entorno en el que me muevo y así, aprovechando lo que unos prevén y otros ansían escuchar, asisto a los diferentes eventos para sacar a la palestra temas que casi nadie se atreve a tratar y ...