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Mostrando entradas de mayo, 2023

El verbo escuchar

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  Dice mi amigo Fernando, madrileño, aunque de origen castellano, que lo más sencillo es lo que yo hago, dedicarme a escribir, sólo a escribir y a repartir estopa a diestra y siniestra. Sin aportar soluciones y sin comprometerme con nada, piensa él. Quizás no le falte razón en alguna de sus apreciaciones pero la verdad es que, visto el momento que vivimos, no es plato de gusto sacar a la palestra temáticas, acciones, actitudes y/o ausencias, cuando lo más placentero sería sacar el botafumeiro semanalmente y repartir incienso a todo pitxitxi. Sería, seguramente, más gratificante para ellos y para mí, pero, lo siento mucho, eso no va con la actitud del juntaletras. No escribo para agradar a los de arriba si no para dar voz a los que pisan tierra y la trabajan aunque, de vez en cuando, tengo que reconocer que uno se lleva una sorpresa y esta misma semana, fui invitado a una visita a una explotación ganadera de Eider Mendoza, candidata a diputada general de Gipuzkoa por el PNV, donde ade

Compromiso

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  No tuve el honor de conocerlo personalmente. Pero todo lo que me ha llegado sobre él es positivo. Alkixa, apodo del sacerdote Joxe Agirre, podía haber sido un sacerdote más dedicado exclusivamente al rezo y a sus feligreses viviendo cómodamente entre sacristía y altar, bajo el olor a incienso, pero, como otros tantos de la época, decidió implicarse hasta las trancas en favor del sector primario, creo, porque lo veía como el sector más vulnerable de la sociedad de entonces. Alkixa, junto con otros sacerdotes como Valentín Zamora y Daniel Eskixabel, por no hablar de la poderosa presencia del fraile franciscano Nikolas Segurola en el campo del pastoreo, como decía, estos sacerdotes se liaron la manta a la cabeza y trabajaron incansablemente en favor del sector primario, particularmente, impulsando todo tipo de asociacionismo, cooperativismo, etc. con el objetivo de estructurar un sector, históricamente, individualista. Juntos y en colaboración con una generación de baserritarras v

La siesta de Luis y Fernando

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  Lo sé. No le gusta que lo llame, el plano. Pero, me reconocerán, que el ministro de Agricultura, Luis Planas, se ha ganado el calificativo, haciendo un burdo juego con su apellido, de “plano” porque, seamos realistas, en la mayoría de los asuntos trascendentales que atañen a su negociado, está ausente y en una eterna siesta. No quisiera ser injusto y cebarme con él, pero dado que él es la máxima autoridad del Estado en la materia, creo que es más necesario que nunca sacarle los colores y exigirle que esté a la altura del cargo que ostenta. Ahora bien, soy consciente que las responsabilidades, al igual que los éxitos, suelen ser compartidos y por ello, es igualmente pertinente que fije la mirada, y la plumilla, en su mano derecha, Fernando Miranda, secretario de Estado, que lleva muchos años en cargos de alta responsabilidad en el Ministerio, tanto con el PSOE como con el PP, constituyendo así, lo que algunos denominamos el aparato del Estado y otros califican como la continuidad y