Rebelión en la granja
Mi interés por la cuestión pública hacen que aproveche cualquier ocasión, y últimamente no me puedo quejar, para abordar cuestiones político-electorales y como comprenderán, la victoria de Donald Trump, es una inmejorable oportunidad para hablar de ciertas cuestiones y de rondón, venderles “mi mercancía”. No sé si mis neuronas se habrán recuperado del shock que me produjo la noticia cuando al colocarme los auriculares para ir a correr a las seis de la mañana, sentí un latigazo en el cuerpo al escuchar que el impresentable del rubio tupé iba a ser el próximo presidente de los Estados Unidos de América. Entenderán por tanto que llevo estos días, intentando asimilar lo inasimilable y siguiendo con gran interés los artículos y las diferentes valoraciones de los analistas políticos sobre qué y por qué ha ocurrido lo que nadie presagiaba y caigo en la cuenta que, una vez más, pecamos de soberbia y falta de empatía al creer que el mundo, particularmente el mundo que no nos