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Mostrando las entradas etiquetadas como rural

Ya os decía yo

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  El acuerdo entre Partido Popular y VOX en la Comunidad Valenciana ha soliviantado los ánimos de mucha gente, particularmente, entre la gente de izquierda. Con dicho acuerdo, por otra parte, el presidente Pedro Sánchez, ha logrado lo que tanto ansiaba al adelantar la convocatoria de elecciones al Congreso al 23 de Julio, que no era otra cosa que acercar las elecciones a la fecha de configuración de ayuntamientos y gobiernos autonómicos con un PP del brazo de VOX. Veremos qué efecto tiene el acuerdo valenciano, y los que vengan, en el resultado electoral de Julio. Entonces, la misma noche del 23 de Julio, todos tendremos un amigo o cuñado que dirá aquello de “ya os decía yo”. Desde la lejanía me ha llamado la atención que, nuevamente, lo digo tras lo ocurrido en Castilla y León, sea VOX quien vaya a dirigir la cartera de Agricultura y la duda que me surge es, si es consecuencia de una exigencia propia de VOX o, si por el contrario, es el PP quien ha decidido desprenderse rápidamente

El Tijeretazo

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Los tractores han tomado las calles y con ello, la población, cuando menos, ha creído conocer lo que hasta ahora decía desconocer, ósea, la asfixia permanente en la que viven, malviven sería quizás más apropiado, por culpa de unos precios miserables por los alimentos producidos. Queda patente que para una gran parte de la ciudadanía, su relación con los alimentos, comienza en la estantería del súper y finaliza en la caja registradora. Como suena, tan triste como real. No hace muchos meses fueron las gentes de los miles de pueblos rurales que conforman  eso que se ha venido denominando la España Vacía, Vaciada, Ignorada, Ninguneada, etc. los que acudieron a la capital del Manzanares para manifestarse y poner ante los focos la triste realidad de esos pueblitos que van perdiendo sus gentes y con ello el aliento hasta la expiración final. Cuando se materializó aquella revuelta rural, cuyo consecuencia más visible fue el nacimiento de Teruel Existe, cavilé sobre la situació

El vaso de la paciencia

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No sé a usted cómo se le habrá quedado el cuerpo tras el domingo electoral pero a mí, personalmente, peor que el cuerpo se me ha quedado el alma (sensible que es uno) al observar la fortaleza lograda por la ultraderecha que, incluso, ha llegado a superar la barrera de los cincuenta diputados. Su mensaje ha calado en municipios con fuerte presencia de inmigrantes, muchos de ellos municipios agrícolas con un sector productor y transformador altamente dependiente de mano de obra extranjera; su mensaje ha calado entre capas sociales ansiosas de más mano dura ante la cuestión catalana como si la cuestión se solucionase con sólo envolverse en la rojigualda y lo que más me duele, aunque no me extrañe, su mensaje ha calado entre gente del campo y del mundo rural que hartos de ser ignorados por el stablishment dominante hasta el momento y vilipendiados por diferentes movimientos ecologistas y animalistas, se han agarrado, como clavo ardiendo, a un mensajero que ha sabido tocarles

FERVOR RURAL

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Elegir el tema sobre el que escribir semanalmente, además de un pequeño suplicio mental, suele ser el resultado de una caprichosa conjunción de estrujamiento mental y casualidades socio-laborales que le llevan a uno por desconocidos derroteros que, a la postre, finalizan en el sitio menos esperado. Una vez fijada la temática, les tengo que reconocer que recurro a la técnica de los bertsolaris (improvisadores de versos) que piensan primero cuál va a ser el remate final y componen, de atrás para adelante, el verso en su totalidad. Habitualmente, enfilo la tarea con una anécdota de mi entorno más próximo pero iniciado el camino hacia un final prefijado, mis palabras discurren por un camino de rectas y curvas que, la inmensa mayoría de las veces, acaba donde no debieran. Ósea, que la técnica y mis intenciones van por unos derroteros pero la realidad, va por otros bien distintos. Esta vez, cuando ando enfrascado en la organización de unas Jornadas de Puertas Abiertas, ll

Dar la espalda

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Mi amigo Joxemanuel Etxeberria nos ha dejado. Un infarto colosal ha segado su vida que, a sus 74 años, estaba llena de proyectos y de vitalidad. Cuando estaba activo laboralmente en el mundo de las aseguradoras compaginó su brillante trayectoria profesional con no pocas inquietudes socio-políticas y son muchos los ejemplos de su trabajo en pro de la democracia, contra la tiranía del dictador y de ETA, su lucha en pro del euskara y de las ikastolas y tras su retiro laboral, fue cuando se volcó en la faceta más social entregándose en cuerpo y alma a los más vulnerables, desfavorecidos y en especial, a las personas ancianas. Era humano a más no poder y fiel reflejo de ello es el dolor que le causaban ciertas decisiones empresariales que, en aras a lograr el máximo beneficio, se olvidaban de que tras cada cifra y porcentaje existen personas con sus circunstancias y vicisitudes. No era partidario de grandes proyectos y forzados protagonismos si no de innumerables pequeños pr

Quien quiera peces, que se moje el culo

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He relatado numerosas veces abundantes ejemplos del menosprecio y/o desapego que sienten nuestros productores por parte de sectores de la sociedad que les critican como trabajan y como interaccionan con el territorio, fauna y flora. Se sienten ninguneados y abandonados, muchos de ellos al menos, tanto por gente ajena al sector primario como por la clase política, comenzando por los más cercanos, alcaldes y concejales. Entramos en época pre-electoral, aunque quizás debiera hablar más directamente de época electoral, por lo que suponemos que es una época propicia para pedir y reclamar una mayor y mejor atención a los municipios y barrios rurales, mejores infraestructuras (accesos, red eléctrica, agua, fibra óptica, etc.), mejores servicios para niños, jóvenes y mayores y así, suma y sigue, hasta completar un listado más largo que la carta al Olentzero y/o Reyes Magos de un niño en época prenavideña. Los productores, como cualquier otro vecino, han aprendido que tan imp

La Tormenta Perfecta

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Sigo con interés la opinión publicada de Fernando Fernández Such, activista del mundo rural, miembro del Comité Editor de la Revista Soberanía Alimentaria así como destacado miembro del partido político PODEMOS. No le conozco personalmente y como decía, sólo le conozco a través de sus escritos y por su frecuente participación en las redes sociales con temas vinculados con el primer sector, el mundo rural, la alimentación, etc. y con una visión, fuertemente asentada en la tradición izquierdista. Desde la lejanía sociopolítica, de ubicarme en algún lado, me autoubicaría en lo que históricamente se conocía como la democracia-cristiana, creo que es una persona digna de todo respeto y cuya opinión, por mucho que se discrepe, debe ser tomada en consideración, incluso, en el momento de conformar nuestra propia opinión. Pues bien, allá por el otoño del 2017 escribió en la revista antes citada, un magnífico artículo sobre el fenómeno de lepenización del mundo rural describiend

El último que apague la luz

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He visitado recientemente algunas granjas de leche en Suiza en un viaje relámpago para conocer in situ una pequeña muestra de su sector lácteo y con más detenimiento su organización sectorial e industrial. Como se imaginarán hay infinidad de cuestiones que son de difícil aplicación en un mercado europeo tan abierto como el nuestro, teniendo en cuenta la alta protección en frontera que la confederación helvética aplica a la leche, pero al mismo tiempo, reconozco que existen algunos otros temas de los que podemos y debemos aprender. Por ejemplo, ¿se imaginan una cooperativa que utiliza un proceso de selección para valorar la capacitación y valía de los futuros miembros de su consejo rector? ¿se imaginan una cooperativa que cede parte de su cuota de representación en consejos de administración industriales a expertos en diferentes materias como marketing, economistas, etc? Impensable, ¿a que sí?. Al mismo tiempo, en este ir y venir por tierras suizas, hemos visto que si bien el nú

Respeto, ni más ni menos

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Soy de los que necesito, al menos, tres semanas seguidas de vacaciones para sentir que me cunden. Hace unos años, cogí sólo 2 semanas seguidas y para cuando me di cuenta ya estaba en la cuenta atrás y por ello, desde hace bastante, cojo todo de golpe para así, llegar a ese tipo de aburrimiento placentero que va desde el paseíto hasta la duermevela en la playa, la sobremesa familiar, la siesta oficial, el poteo en cuadrilla y así, suma y sigue, hasta la vuelta a la rutina otoñal. Es ese tipo de aburrimiento al que intento enganchar a mi hijo que, como todos los de su edad, preadolescencia aguda, piensan que la vida es un continuo parque temático sin opción al descanso y menos, obviamente, al aburrimiento. De la misma manera que defiendo mis vacaciones, les tengo que reconocer que al final de estas suelo sentir un cierto remordimiento, cuando no cargo de conciencia, al observar que la gente para la que trabajo, los baserritarras, no cuentan más que con unos pocos días de asueto,

Cosmopueblita

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Esta semana el presidente yanqui del tupé dorado anda de aniversario al cumplirse el primer año de su victoria frente a una Hillary Clinton que no acaba de recuperarse del inesperado batacazo. Los adversarios y enemigos del locuaz inquilino de la Casa Blanca, que como imaginarán son legión, le recuerdan que su victoria está sustentada en un injusto sistema electoral ya que son cerca de tres millones de personas más quienes optaron por Hillary. La enorme diferencia del voto republicano en los entornos rurales, 62% de Trump frente al 34% de Clinton, frente a la clara ventaja demócrata en las ciudades más importantes, 59% de Clinton frente al 35% de Trump, le fue suficiente para recabar los votos electorales de unos pocos estados, votos previstos en el complicado sistema electoral norteamericano, que acabaron de inclinar la balanza electoral en favor de Trump. Como se imaginarán este desfase entre votos reales y votos electorales impulsó un debate sobre dicho sistema elector

Cabreado

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Vuelvo mosqueado de una reunión en la que los ponentes afirman que los vascos bebemos una media de 3 litros de sidra al año, particularmente me mosqueo porque la verdad sea dicha no me cuadran los números y menos aún, si tengo en cuenta que en la cena semanal de mi cuadrilla, nos bebemos una botellita por cabeza. Comento el dato entre mi sanedrín científico y acabamos en uno de nuestros debates post-postre, cómo no, en la conclusión científicamente inapelable que la sociedad actual, la que llamo del pichiglás, anda algo más que despistada y sin saber apreciar lo verdaderamente bueno que nos ofrece nuestra tierra. Por cierto, hablando de cosas sabrosas, el postre de esta semana era una tarta de tiramisú de la pastelería Aizpurua, elaborada por el venezolano vascoparlante Horacio, con la que alcanzamos a tocar con los dedos el mismísimo cielo. ¡ósea, ya saben!. Igualmente mosqueado, quizás debiera decir cabreado, anda la gente del campo con el tratamiento que recibe

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid

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Hace cuatro años tuve la osadía de ponerme en contacto con un joven periódico, Noticias de Gipuzkoa, que fruto de su ingenuidad y de mi insistencia llegó a aceptar mi colaboración sasi-periodística. Imagino que, tanto la entonces directora Arantxa Zugasti como el actual Adolfo Roldán, se habrán arrepentido más de una vez de haber cedido a mis ruegos y de abrir una ventana semanal para que el sector agrario, el mundo rural y todos sus satélites entren en la vida de sus lectores. Aunque el curro semanal es personal e intransferible y hayan sido numerosas las veces que he constatado un pertinaz sequía en la temática a escribir, les tengo que reconocer que la semilla de dicha colaboración no es para nada personal, sino que la iniciativa nace de una profunda y reiterada reflexión en el seno de la organización agraria ENBA que, siempre en defensa de los baserritarras, constataba y sigue constatando el vacío comunicativo con respecto al sector primario (más allá de las protestas puntua

Rebelión en la granja

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  Mi interés por la cuestión pública hacen que aproveche cualquier ocasión, y últimamente no me puedo quejar, para abordar cuestiones político-electorales y como comprenderán, la victoria de Donald Trump, es una inmejorable oportunidad para hablar de ciertas cuestiones y de rondón, venderles “mi mercancía”. No sé si mis neuronas se habrán recuperado del shock que me produjo la noticia cuando al colocarme los auriculares para ir a correr a las seis de la mañana, sentí un latigazo en el cuerpo al escuchar que el impresentable del rubio tupé iba a ser el próximo presidente de los Estados Unidos de América. Entenderán por tanto que llevo estos días, intentando asimilar lo inasimilable y siguiendo con gran interés los artículos y las diferentes valoraciones de los analistas políticos sobre qué y por qué ha ocurrido lo que nadie presagiaba y caigo en la cuenta que, una vez más, pecamos de soberbia y falta de empatía al creer que el mundo, particularmente el mundo que no nos

Los nuevos catetos

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Hace dos años una señora donostiarra se me enfadó cuando, al reconocerme que no había estado nunca en Urnieta, localidad de aproximadamente 5.000 habitantes que se encuentra a escasos 10 km de la capital, le espeté, con esa ironía sangrante que me brota, la verdad sea dicha contadas ocasiones al año, con no poco retintín, la frasecita “señora, que el mundo no acaba en el Tunel de Amara”. Ese mismo año, para ahondar más mi úlcera, pude conocer guipuzcoanos que nunca habían estado en Arantzazu u vizcaínos que no sabían dónde está Azpeitia y caí en la cuenta que todavía convivimos con muchísima gente que no conoce ni dónde está Bedaio ni Armintza pero, eso sí, ha ido de compras a Londres o paseado su esbelta figura por las calles de Praga. Somos así de catetos, valoramos lo foráneo mientras despreciamos, o cuando menos minusvaloramos, lo propio pensando que eso está aquí y ya lo conoceré otro día. Todo esto viene a cuento de una iniciativa que la organización agraria

KANPOLIBREAN.Ruralidad para los agrodomingueros

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la semana pasada, aprovechando la fiesta del 25, me acerqué junto con mi familia política a la Sierra de la Demanda, a Mozoncillo de Juarros más concretamente, un diminuto núcleo rural de apenas 50 habitantes donde la inmensa mayoría son pensionistas. En él existe una cantina que solo abre los fines de semana, cuenta con tres casas rurales y un campo de fútbol que se encuentra monte arriba, a unos 700 metros del núcleo y que es utilizado por equipos de fútbol amateur de la capital burgalesa, que se halla a aproximadamente diez kilómetros puesto que en el pueblo, no hay apenas gente joven. Paisaje castellano, recio que diría aquel, duro y sobrio en mi opinión, con campos de cereal por doquier, con unos municipios diminutos que viven junto y cara a la capital. Fenómeno este que se da cada vez más en las dos Castillas y Aragón pero también en nuestra vecina Navarra donde la plenipotente Pamplona va pasando, año a año, de ser la capital del reino a ser, en la práct