Dar la espalda






Mi amigo Joxemanuel Etxeberria nos ha dejado. Un infarto colosal ha segado su vida que, a sus 74 años, estaba llena de proyectos y de vitalidad. Cuando estaba activo laboralmente en el mundo de las aseguradoras compaginó su brillante trayectoria profesional con no pocas inquietudes socio-políticas y son muchos los ejemplos de su trabajo en pro de la democracia, contra la tiranía del dictador y de ETA, su lucha en pro del euskara y de las ikastolas y tras su retiro laboral, fue cuando se volcó en la faceta más social entregándose en cuerpo y alma a los más vulnerables, desfavorecidos y en especial, a las personas ancianas. Era humano a más no poder y fiel reflejo de ello es el dolor que le causaban ciertas decisiones empresariales que, en aras a lograr el máximo beneficio, se olvidaban de que tras cada cifra y porcentaje existen personas con sus circunstancias y vicisitudes. No era partidario de grandes proyectos y forzados protagonismos si no de innumerables pequeños proyectos que, concatenados, modelaban una gran tarea puesto que era consciente de la importancia de los pequeños detalles. Puestos a filosofar, me atrevería a llamarlo “la grandeza de lo diminuto”.

Algo parecido deben haber pensado algunos cabezas pensantes de la política que han caído en la cuenta que ese desierto central que alberga la Península Ibérica, eso que hemos venido llamando la España Vacía es, a pesar de su gran extensión pero ínfimo peso demográfico, vital para el gigantesco objetivo de ganar las elecciones al Gobierno Central. Así, hace unas semanas veíamos a Pablo Casado en una ganadería de leche de Ávila, Santiago Abascal apelando, día sí y día también, al mundo rural, a la caza y la tauromaquia y hasta el mismísimo Pedro Sánchez lo hemos visto entre vacas.

Estas miniprovincias han recabado el interés de las maquinarias electorales de los diferentes partidos políticos quienes conscientes de la volatilidad del voto y de la fragmentación del mismo, a la diestra y a la siniestra, son sabedores que cualquier pequeño incidente o revuelta puede acabar con el oasis electoral que hasta el momento disfrutaban los del bipartidismo, especialmente el Partido Popular y tanto es así que según los analistas de la cosa, en los restos de esas miniprovincias se hallan aproximadamente unos 25-28 votos que serán pueden inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Les prometerán el oro y el moro. Les distraerán con cuestiones de banderas y con grandes temas que poco tienen que ver con nuestro día a día. Mientras tanto, sus pueblos, territorios y su vida seguirán marchitándose sin que sus habitantes sepan, sepamos, reaccionar y acertar.

Soy de la opinión, seguramente errónea, que gran parte de la culpa de la dramática situación de la España Vacía es de sus propios habitantes y de aquellos miles de personas que la abandonaron en los últimos años que con su apoyo y sus votos mantienen a aquellos que, aún hablando del carácter estratégico del mundo rural, legislan y gobiernan el día a día mirando, única y exclusivamente, a las ciudades y dando la espalda al rural.

Creo que cada vez que un gobierno, sea de la escala que sea, legisla sobre ratios y mínimos inhumanos de pacientes en sanidad, alumnos en educación, … se está dando la espalda al rural. Cada vez que se invierten ingentes presupuestos en megainfraestructuras (autopistas, trenes, …) mientras se abandonan los trenes de cercanías y las carreteras comarcales se está dando la espalda al rural. Cada vez que la expansión de las infraestructuras digitales más básicas y vitales para la vida moderna se limitan a las urbes y su alcance al rural se retrasa hasta tiempos inmemoriales donde dicha tecnología ya nace obsoleta, entonces también se está dando la espalda al rural. Cada vez que un gobierno legisla y actúa guiado por las sinsorgadas de conservacionistas de sofá y se ignora la realidad de la gente que vive y trabaja con, por, para y de la tierra y los animales, también se está dando la espalda al rural. Cada vez que un gobierno gobierna siguiendo los cantos de sirena de los animalistas más radicales y se olvida de la función social y medioambiental de la caza, nuevamente, estará dando la espalda al rural. Cada vez que un partido político “coloca” un candidato ajeno a su provincia aún a sabiendas que no tiene apenas vinculación con la misma y que nada más gana el escaño no la volverá a pisar en los siguientes cuatro años, ¡cómo no!, también se está dando la espalda al rural.

Podría estar así, dando innumerables ejemplos de actuaciones donde los diferentes gobiernos y los partidos que los soportan dan la espalda al rural, pero me conformaría con que al final de esta columna la gente del rural reflexionase sobre quiénes son sus verdaderos aliados y quiénes son sus detractores. Quiénes son los que en el día a día defienden sus intereses y mejoran su calidad de vida y quiénes son los que esperan engatusarles con susurros al oído. Quiénes son los que buscan enredar y medrar y quiénes, aunque fracasen, intentarán ayudarle.

Reflexione. Sea coherente y consecuente y al quiera engañarle, mándelo a ese lugar donde la espalda pierde su casto nombre.

Xabier Iraola Agirrezabala

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