El trapo de cocina de mi señora
Mi señora esposa tiene una pelea titánica con los mosquitos que, cada mañana, se apoderan de nuestra cocina nada más hacer el zumo de naranja del desayuno. Trapo de cocina en mano, sacude a los mosquitos con tal fuerza que, más allá del peligro que corren los muebles y vajilla, acabará, más pronto que tarde con un desgarro muscular dado que el esfuerzo es, a todas luces, sobredimensionado con respecto al objetivo que se pretende que no es otro que acabar con los molestos bichitos. La cuestión no es nada baladí y la traigo a colación por el momento, delicado que vive la ganadería actual, con las numerosas, continuas y persistentes enfermedades animales que traen a los ganaderos por la calle de la amargura con tanto mosquito, de un lado a otro. Llevamos los últimos años inmersos en una enfermedad permanente, cuando no es la lengua azul, elija usted mismo el serotipo que más le guste, es la enfermedad hemorrágica epizoótica que tantas vacas mandó al matadero, y si no, mientras e...