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Mostrando entradas de octubre, 2022

Figurantes con cara de tonto

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  El pasado fin de semana un rebaño de algo más de mil ovejas cruzaron por las más céntricas calles y plazas de Madrid con motivo de la Fiesta de la Trashumancia. Al parecer, según la web de turismo de Madrid, es una fiesta que se viene haciendo desde el año 1994 y el objetivo principal de la misma es reivindicar el papel de la trashumancia y la ganadería extensiva como herramienta de conservación de la biodiversidad y lucha contra el cambio climático . Si ustedes recurren a la hemeroteca o las redes sociales observarán unas sorprendentes fotos de esas mil ovejas que circulan por la antigua Cañada Real mirando atónitas a los miles de personas que las asfixiaban con el afán de verlas, tocarlas y retratarlas para, no faltaba más, subir las fotos al instagram o tik tok de marras. La escena resulta , cuando menos, esperpéntica. Mil ovejas como figurantes de un acto teatralizado y miles de personas que, tras darse su garbeo campero en plena villa del madroño, se lanzan a los bares a t

El sinvergüenza del carnicero

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  Reiteradamente he escrito sobre el gran engaño al que nos someten las grandes corporaciones alimentarias con productos que inventan y/o copian para, bajo el paraguas de la salud y del medio ambiente, engordar la cartera de sus directivos y repartir dividendos entre los accionistas. Llevan años intentando hacernos creer que las bebidas vegetales que inventaron para sustituir a la leche y otros productos lácteos, son tan sanas o más, que el original a imitar, y por supuesto, si nos atenemos al argumentario de su potente aparato publicitario, medioambientalmente, mucho más sostenible. Mezclan un 99% de agua con vegetales traídos del más allá y ¡tachán!, ya tenemos el oro líquido altamente beneficioso, sobretodo, para las arcas empresariales mientras, y créanme que lo digo sin acritud, el ingenuo consumidor paga el agua a precio de oro. Tanto es así, que la algunas empresas lácteas que ven languidecer su negocio lechero, han optado por lanzarse al mercado de las bebidas vegetales

Cosas veredes, amigo Sancho

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  ¨Cosas veredes, amigo Sancho” es una expresión que se atribuye al Quijote, aunque al parecer erróneamente, para expresar perplejidad o sorpresa ante un acontecimiento que no esperaba. Pues bien, alguna expresión similar deben utilizar entre la gente de la izquierda abertzale, al observar el giro dado por sus dirigentes ante el proyecto de instalar un parque eólico en la zona de Azpeitia por parte de la empresa noruega Statkraft. Donde antes veían unos horrendos molinos que arrasarían las montañas y airearían los vientos del maligno ultraliberalismo capitalista, ahora, inmersos en pleno giro copernical con el objetivo de alcanzar las mullidas alfombras de las instituciones, no ven más que unas ligeras y livianas palitas que harán danzar graciosamente las brisas montañeras y todo ello, de la mano de una ONG noruega que, en el apartado de humildad, espiritualidad y bien común, deja a la altura del barro a los franciscanos de Arantzazu. “ Cosas veredes, amigo Arnaldo” masculla

Juventud, divino tesoro

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  Me cabrea sobremanera cuando asisto a una reunión o jornada donde, bien como ponente bien como público, me corresponde participar y tras dar mi opinión, nuestra opinión, que muy frecuentemente no gusta del agrado de unos cuantos, escucho algunos comentarios, en plan jocoso, siempre con el objetivo de minusvalorarla, haciendo mención de la naturaleza sindical (organización profesional agraria, propiamente dicha) de la organización en la que trabajo. Los hay, que también, quienes me tienen como el “enfant terrible” del agro y me invitan a participar en eventos, charlas y jornadas para con mis opiniones críticas y ocurrencias, agitar el avispero y despertar a la audiencia adormilada. Pues bien, les tengo que reconocer que ninguna de las actitudes me gusta. Soy consciente de lo que hay, del entorno en el que me muevo y así, aprovechando lo que unos prevén y otros ansían escuchar, asisto a los diferentes eventos para sacar a la palestra temas que casi nadie se atreve a tratar y mete

La cesta de la compra de Tamara

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  La cena semanal de la cuadrilla en la sociedad ha cobrado el vigor de antaño, tras dos años de impasse pandémico, donde además de los músculos aletargados por el confinamiento, aunque no se lo crean, las neuronas también han sufrido lo suyo tras ese largo parón donde, entre otras cosas, perdimos la fluidez en la crítica y la rapidez de reflejos en plantear soluciones a los grandes problemas de la geopolítica mundial.   Pues bien, esta semana, la cuadrilla ha tenido dos grandes temas para tratar, debatir y solucionar. El primero, el que más nos angustia, es el triste episodio que está viviendo Tamara Falcó, nuestra Tamara, tras la infidelidad de su hasta ahora novio, Iñigo Onieva, gure Iñigo. Nuestra tendencia a posicionarnos a favor del más pijo, en este caso, como comprenderán, es harto difícil por lo que, hemos quedado a la espera de un informe que nos aclare quién es el más pijo de los dos.   El otro tema es la inflación y la carestía de la vida. La cena semanal que rond