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Mostrando las entradas etiquetadas como trabajo

Toca reinventarse

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No sé usted, pero en mi caso, el confinamiento lo llevo, relativamente, bien. Es verdad que la actividad, teleactividad mejor dicho, funciona al ralentí y que salvo una reunión presencial que he mantenido y la salida diaria a por el periódico y cuatro compras, no he salido de casa en la última quincena. Incluso empiezo a pensar que me estoy habituando a esta rutina hogareña donde la secuencia de las tareas (compra, trabajo, cocina, lectura, trabajo, bicicleta, tele) va completando el día a día. Y así, día tras día. Ahora bien, que el dichoso virus y sus consecuencias tanto sociosanitarias como económicas sea el monotema de toda nuestra vida, tanto en casa, en el círculo de amistades, trabajo, medios de comunicación, etc. acarrea un agotamiento mental que supera con creces la falta de actividad física y lo que es peor, la falta de relaciones sociales. Por eso mismo, me repatalea tener que recurrir nuevamente al monotema, retorcer el tema hasta el infinito y abordarlo desde d

Las cifras del paro

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Este año celebro las bodas de plata. 25 años de casado con la misma mujer. No se crean que es mérito mío, el mérito es el de la parte contratante que ha sabido llevar, con infinita paciencia y humor, mis rarezas que, dicho sea de paso, no son pocas. Si a esos 25 les sumamos los 4 años de noviazgo, convendrán conmigo que visto el panorama social actual, soy (somos) un bicho digno de análisis y estudio sobre la fidelidad a una persona porque les tengo que reconocer, ahora que no nos oye nadie, que mi actual esposa también fue mi única novia, ósea, me rio yo de la puntería de algunos cazadores, en mi caso, 1 de 1. Pues bien, hace 25 años viajamos a Nueva York (no sé olviden que la parte contratante es del gran Bilbao) y aparte de la dimensión gigantesca de todas las cosas, me llamó la atención sobremanera, al menos en los puntos turísticos y establecimientos hosteleros que frecuentamos, la fragmentación social papable siendo fácilmente constatable que los trabajos más elementa

La sociedad del Ocio

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Teresa Ribera me tiene muy, pero que muy, mosqueado. Resulta que dice la señora ministra que mi Polito, mi reducido Volkswagen Polo de hace unos 16 años, va a tener que pasar a mejor vida porque según su proyecto de Ley de Cambio Climático, los vehículos que consumen combustibles fósiles deberán ser sustituidos para el año 2040 por vehículos eléctricos o al menos, emisiones Cero. ¿Y dónde demontres voy a escuchar mis cintas de Paquita la del Barrio, las viejas rancheras y otras pequeñas joyas que ya sólo puedo escuchar en el cassette de mi amado Polito? Quizás, no tenga más remedio que tenerlo aparcado en el garaje y así, enclaustrado en el coche, escuchar estas bellas canciones. Más allá de la broma y/o ironía, consciente que este cambio de paradigma en la movilidad viene para quedarse, el siguiente quebradero de cabeza que me surge es qué ocurrirá con los otros vehículos, los de trabajo, y muy especialmente con los camiones para el transporte de mercancías y en lo que a