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La importancia del wifi para nuestra alimentación

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  Eres más triste que el frigorífico de un piso de estudiantes era la expresión típica que se utilizaba antiguamente para referirse al “alegre” de la cuadrilla y al parecer, no es algo del pasado, si no algo muy actual, si nos atenemos al anuncio que ha lanzado la compañía de telecomunicaciones Euskaltel. Digo esto por que hace unos pocos días, vi en el escaparate de una tienda de dicha firma, un anuncio dirigido a estudiantes en el que, se ilustraba con la foto de un frigorífico casi vacío, con un par de salchichas y medio limón, que daba más pena que frío, y para acompañar la triste foto, se insertaba la siguiente frasecita de marras: “Por lo menos, el wifi irá como un tiro”. Pues bien, si reflexionamos sobre lo que nos está diciendo el anuncio, caeremos en la cuenta que para los señores de Euskaltel, el servicio de wifi es algo básico mientras la alimentación pasa a ser algo secundario, cuando no prescindible. Un mensaje, espero que compartan mi valoración, inquietante. Ahora

Con los pies en tu tierra

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Imagino a mi apreciado Carlos Etxeberri con el que comparto tribuna en el periódico Noticias de Gipuzkoa haciéndose el harakiri al conocer la noticia de que el fondo británico Zegona se ha convertido en el primer accionista de la empresa Euskaltel tras lograr una participación del 20,94% por delante del 19,8% que tiene Kutxabank. Todo los domingos dando (con razón) la matraca sobre la importancia que tiene para el futuro de nuestro país que las grandes empresas tractoras estén bien enraizadas y participadas por fondos autóctonos para que, vayan unos hijos de la gran bretaña, a comerse, coloquialmente, nuestra joya de la corona. Incluso para mí, personalmente, ha sido un pequeño shock puesto que mantengo desde su inicio un vínculo sentimental con la marca naranja (incluso la sede central en Zamudio cuenta con una sala de nombre Legorreta, mi pueblo) y ahora esta noticia, ahondando aún más en el incomprensible abandono de su equipo ciclista por el que suspiraba todo el país