La importancia del wifi para nuestra alimentación

 




Eres más triste que el frigorífico de un piso de estudiantes era la expresión típica que se utilizaba antiguamente para referirse al “alegre” de la cuadrilla y al parecer, no es algo del pasado, si no algo muy actual, si nos atenemos al anuncio que ha lanzado la compañía de telecomunicaciones Euskaltel.

Digo esto por que hace unos pocos días, vi en el escaparate de una tienda de dicha firma, un anuncio dirigido a estudiantes en el que, se ilustraba con la foto de un frigorífico casi vacío, con un par de salchichas y medio limón, que daba más pena que frío, y para acompañar la triste foto, se insertaba la siguiente frasecita de marras: “Por lo menos, el wifi irá como un tiro”.

Pues bien, si reflexionamos sobre lo que nos está diciendo el anuncio, caeremos en la cuenta que para los señores de Euskaltel, el servicio de wifi es algo básico mientras la alimentación pasa a ser algo secundario, cuando no prescindible. Un mensaje, espero que compartan mi valoración, inquietante. Ahora bien, soy de la opinión de que los responsables de marketing de la firma han sabido captar la situación y el estado de opinión de esos estudiantes y así, como quien no quiere, lanzar un mensaje bien acogido por esos jóvenes pero que, a aquellos que nos dedicamos a las cosas del comer, nos dejan el alma trastocada.

No me pilla de sorpresa, la verdad sea dicha, puesto que este juntaletras, además de darles la tabarra con sus filípicas semanales, se toma la molestia de leer sobre los hábitos de compra y de consumo y como comprenderán, uno tiene ya la piel muy curtida.


No obstante, me rayan, para que vean que empatizo con el lenguaje de los más jóvenes, testimonios de algunos responsables comerciales que han decidido ofrecer el pescado en bandeja tras comprobar que los jóvenes no van a la pescadería por que ni saben limpiar el genero ni cocinarlo pero, lo que es peor, por que no saben distinguir ningún tipo de pescado.

Me raya escuchar a responsables de una cadena que han detectado entre los más jóvenes de su personal de caja, una serie de errores al emitir los tickets de compra, dado que no son capaces de distinguir las hortalizas, por ejemplo, un pepino de una berenjena.

Rayaduras como las que recoge el estudio sobre “Millenials y producto local” dentro del proceso Etorkizuna Eraikiz (Construyendo el futuro) impulsado por la Diputación Foral de Gipuzkoa, cuyos datos y conclusiones son perfectamente trasladables a otro cualquier territorio, estudio con el que se pretende ayudar al sector en la adaptación de la oferta a las necesidades de las generaciones actuales y futuras.

Los millenials, personas que van de los 28 a los 42 años, son, al menos en teoría, una generación concienciada con el medio ambiente y la economía local, preocupados por lo que comen pero, ahora entramos en el apartado de las incoherencias, la generación que más productos procesados y precocinados consume y que cuenta con otras prioridades diferentes a las de las generaciones anteriores como pueden ser el viajar, el valor al tiempo personal y tener un trabajo que les guste.

Si bien el comportamiento de todos ellos no es unívoco, el estudio determina que los millenials, a la hora de elegir un producto, tiene en cuenta los siguientes factores, el precio para un 54%, la calidad para un 34% y que el producto sea local, para un 6%, comportamiento que dista bastante del de los No Millenials, grupo al que seguramente usted pertenezca si me está leyendo en un periódico en papel, que optan por la calidad en un 52%, por el precio en un 35% y por que sea local, en un 8%.

Los millenials optan por la compra en un supermercado en un 90% frete al 45% en tiendas especializadas y si nos fijamos por categorías, comprobamos que los millenials optan por el canal super-hiper para la carne en un 73%, un 67% para el pescado, un 57% el pan, un 73% la verdura y un 68% la fruta.

La concienciación medioambiental era una de las características, en teoría al menos, de esta generación millenials y así observamos que incorporan hábitos responsables como el uso de bolsas de rafia en un 82%, la reutilización de bolsas de plástico en un 77%, la compra de productos con poco plástico y envase en un 53%, la compra en tiendas de proximidad en un 38%, la compra de más productos locales en un 38% y la compra a granel en un 27%.

Por otra parte, si nos fijamos en la relación entre los millenials y el producto local, vemos que el 74% de ellos consume producto local periódicamente aunque sólo el 7% lo consume siempre. Además, para el 59% el producto local es importante y son las verduras, la carne y la fruta son los productos locales más habituales y en el apartado de oportunidades de futuro, un 84% de los millenials considera que aumentarían la compra de producto local si desde las administraciones públicas se impulsase más su consumo bien con unos precios más bajos, bien a través de ayudas para los agricultores o bien con ayudas para comprar el producto local.

Tras este brevísimo resumen, comentarios personales aparte, mi pregunta es, ¿cómo se les ha quedado el cuerpo tras conocer los datos de dicho estudio?. Espero recibir sus opiniones (xiraola@gmail.com) pero, mientras tanto, les adelanto que a mí me ha dejado, noqueado, de mala leche y generando más metano que una macrogranja, al comprobar, negro sobre blanco, lo que ya sospechábamos, pero ahora por escrito, que tenemos unos millenials, valoración perfectamente extensible a las generaciones de la postguerra, a los baby boomers, x,z y alfas, que piensan que es mejor alimentarse menos y peor, antes que prescindir de vicios y chorradas varias.


Xabier Iraola Agirrezabala

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