Vayan pidiendo cita al oftalmólogo
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Cuando mi hijo empezaba a pedir y reclamar que le comprásemos algo, por lo general bastante caro, acababa con su coletilla preferida de “es que yo lo quiero”, a lo cual, yo, con mi inteligencia natural, le respondía aquello de “yo también quiero ser alto, delgado, guapo, ligón, rubio y con flequillazo pero, la verdad es que soy bajo, gordo, feo, castaño y calvo”, lo cual le generaba una gran frustración y el consiguiente berrinche. Algo similar les ocurre a los padres y madres que proyectan sus sueños y frustraciones en la vida de sus hijos e hijas y, a los que la tozuda realidad, golpe a golpe, caída del guindo tras caída y desengaño tras desengaño, les sitúa frente al espejo de la tozuda realidad que, frecuente y lamentablemente, difiere notablemente de lo que uno pensaba y anhelaba para su hijo e hija. Pues bien, le adelanto una exclusiva mundial, este choque entre lo imaginado y la realidad también se da en el sector primario y, sorprendentemente, más frecuentemente de ...