¡Mecaguen la OMS!
Todos los jueves del año, salvo excepciones de fuerza mayor, ceno en la sociedad con mi cuadrilla. Llevamos un porrón de años haciéndolo y creo que es un acierto con mayúsculas porque nos permite seguir manteniendo el nexo de unión que la vida moderna y las obligaciones familiares y laborales van debilitando con el tiempo. Como se imaginarán el tiempo hace estragos, cada vez estamos más cascarrabias y muestra de ello es que, si bien hace muchos años nuestra conversación versaba sobre juergas y ligues (los que lo tuviesen), ahora, con la mayoría de nosotros alcanzando la mitad de la vida, nos dedicamos lisa y llanamente a solucionar la mitad del mundo, dejando eso sí, la otra mitad para la semana siguiente. Pues bien, este último jueves, se presentaba calentito puesto que a lo largo de la semana ya podíamos ir intuyendo el cabreo ante las noticias sobre el consumo de la carne y tanto es así, que dos de de nosotros, ya habíamos puesto el pertinente lema “Je suis Bacon/Panceta”...