FERVOR RURAL
Elegir el tema sobre el que escribir semanalmente, además de un pequeño suplicio mental, suele ser el resultado de una caprichosa conjunción de estrujamiento mental y casualidades socio-laborales que le llevan a uno por desconocidos derroteros que, a la postre, finalizan en el sitio menos esperado. Una vez fijada la temática, les tengo que reconocer que recurro a la técnica de los bertsolaris (improvisadores de versos) que piensan primero cuál va a ser el remate final y componen, de atrás para adelante, el verso en su totalidad. Habitualmente, enfilo la tarea con una anécdota de mi entorno más próximo pero iniciado el camino hacia un final prefijado, mis palabras discurren por un camino de rectas y curvas que, la inmensa mayoría de las veces, acaba donde no debieran. Ósea, que la técnica y mis intenciones van por unos derroteros pero la realidad, va por otros bien distintos. Esta vez, cuando ando enfrascado en la organización de unas Jornadas de Puertas Abiertas, ll