Amores que matan
De pequeño,era bastante frecuente llegar con retraso a clase porque un buen grupo de nosotros nos distraíamos con el espectáculo que protagonizaba Nicolás, uno de los carniceros locales, al sacrificar alguna vaca en el matadero local; veaíamos el animal colgado de la cadena dentro del matadero puesto que la puerta estaba totalmente abierta y así, además del animal colgado, podíamos ver cómo las visceras se desparramaban por la acera. Como se podrán imaginar este espectáculo seria impensable en la actualidad en una sociedad tan habituada al celofán, al acero inoxidable y a la limpieza inmaculada y donde la gente espera que matemos los animales a besos. Por cierto, el matadero local, junto al centro escolar, cerró hace muchos años y en el pueblo, de los cuatro carniceros de aquellos entonces, Jexux, Venicia, Rosa y Nicolás sólo queda una única carnicería, la carnicería del hijo del último. Aunque lo que les cuento parezca el cuento del abuelo Cebolleta, les aseguro que es la rea...