Empatizar, sí o sí
En estos momentos donde el cambio, además de ser constante, es vertiginoso e imparable es harto frecuente encontrarte con personas y colectivos o gremios que no ven más allá de sus propias narices e incapaces de empatizar (ya perdonarán, pero acabo de aprender el significado de esta palabreja y ahora, venga o no a cuento, la utilizo) con el vecino, con el contricante, adversario y acercándome a mi campo, al consumidor final. Observo con tristeza cómo numerosos productores se lamentan continuamete, emulando a Calimero, que los consumidores no aprecian su producto, ni el trabajo que ejecutan y que, por el contrario, prefieren comer alimentos de peor calidad pero más “bonitos, cómodos y baratos” . Del mismo modo observo cómo técnicos sectoriales (incluyéndome a mí mismo como técnico de una organización agraria que soy) e investigadores trabajan más por asegurarse “carga de trabajo” (asimilando a la jerga sindical obrera) para sus centros sin preocuparse en exceso por la utilida...