Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid
Hace cuatro años tuve la osadía
de ponerme en contacto con un joven periódico, Noticias de Gipuzkoa, que fruto
de su ingenuidad y de mi insistencia llegó a aceptar mi colaboración
sasi-periodística. Imagino que, tanto la entonces directora Arantxa Zugasti
como el actual Adolfo Roldán, se habrán arrepentido más de una vez de haber
cedido a mis ruegos y de abrir una ventana semanal para que el sector agrario,
el mundo rural y todos sus satélites entren en la vida de sus lectores.
Aunque el curro semanal es
personal e intransferible y hayan sido numerosas las veces que he constatado un
pertinaz sequía en la temática a escribir, les tengo que reconocer que la
semilla de dicha colaboración no es para nada personal, sino que la iniciativa
nace de una profunda y reiterada reflexión en el seno de la organización
agraria ENBA que, siempre en defensa de los baserritarras, constataba y sigue
constatando el vacío comunicativo con respecto al sector primario (más allá de
las protestas puntuales con vacas en la calle) y, lo que es peor, constatando
un creciente alejamiento entre los puntos de vista de la parte rural y parte
urbana que conviven en nuestra sociedad.
Gipuzkoa, y por extensión Euskadi
entera, es una sociedad plenamente urbana, de mentalidad urbana con amplias
extensiones rurales que conforman lo que se conoce como una agricultura
periurbana donde el sector productor, salvadas las puntuales excepciones, se
halla no más lejos de 15 minutos de cualquier centro urbano y esta cercanía,
junto a la mejora constante de las vías de comunicación, hacen que los vascos
vivamos en una falsa Euskadi rural idealizada, configurada en nuestros ideales
pero, lamentablemente, cada vez más lejana.
El habitante urbano de la Euskadi
actual valora positivamente su país, su paisaje montañoso, sus verdes praderas,
está orgulloso de sus alimentos tradicionales (queso Idiazabal, txakoli, sidra,
alubias, pimientos, vino, carne de vacuno, etc.), de sus tradiciones rurales y
de otras muchas cuestiones pero, paradójicamente, no parece excesivamente
orgullosa de sus protagonistas del día a día, los baserritarras y por ello, es
exponencialmente creciente la sensación que albergan los baserritarras de que
son incomprendidos, cuando no ignorados, por una gran parte de la sociedad.
Recientemente, sin dejar de
mencionar el programa NIREA impulsado por diversos agentes en colaboración con
el Gobierno Vasco, en el seno de un proceso de reflexión promovido por una
institución, la cuestión del alejamiento entre la Gipuzkoa agraria y la
Gipuzkoa urbana ascendió a la categoría de prioridad para el conjunto del
sector primario y en dicho proceso de participación pública se planteaba la
necesidad de diseñar una estrategia de comunicación del sector primario hacia
el mundo urbano para que éste fuese consciente de la importancia que dicha
actividad tiene, no sólo como consumidores de alimentos, si no cómo ciudadanos
de una Gipuzkoa territorialmente bien equilibrada, entre capital-cabeceras de
comarca y pueblitos, una Gipuzkoa verde, con praderas gestionadas por los
ganaderos y por masas boscosas gestionadas por forestalistas, que es la base de
nuestro paisaje, de nuestro ocio naturístico (montañismo, caza, micología, senderismo,
etc.), soporte de nuestra imagen turística fuertemente vinculada al territorio
y estructurado en una fantástico sector agroturístico y así podría seguir mucho
más tiempo enumerando los numerosos beneficios colaterales que los
baserritarras y su innata actividad agroforestal generan e irradian para el
conjunto de la sociedad.
A lo dicho, somos pocos y
cercanos, convivimos y en algunos casos nos soportamos, pero unos y otros,
somos conscientes de la importancia que el caserío, los baserritarras y la
actividad primaria tiene para todos nosotros, más allá de ser consumidores o no
de alimentos de la tierra, y les informo, por si les importase, que nuestros
baserritarras, están a falta de mimo y cariño por parte del conjunto de la
sociedad vasca y por esto mismo, quizás cuatro años tarde, creo que debiera agradecerles
a los responsables de este periódico, la confianza depositada y la total
libertad con la que he trabajado que me ha permitido lanzar mensajes pro-sector
primario y mundo rural.
Tal es la libertad que,
aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, les animo a conocer la web www.ongietorribaserrira.eus que
pretende tender puentes entre el caserío y el mundo urbano con múltiples e
interesantes contenidos que le pueden resultar altamente atractivos. Entren,
crucen el puente que se les brinda y disfruten.
Xabier Iraola Agirrezabala
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