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Mostrando entradas de octubre, 2025

Cuestión de entendederas

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El pasado 14 de octubre, mientras la atención mediática en Euskadi se centraba en la puesta en marcha de un potentísimo ordenador en Donostia y los grandes medios estatales estaban centrados en las correrías de Ábalos, Koldo y sus secuaces, los vascos tuvimos un pequeño chute de orgullo patrio con la inauguración del ordenador cuántico en red de IBM más potente del mundo, el IBM Quantum System Two. ¡Chúpate esa, Ayuso! El que suscribe, poseedor de un mar de conocimiento de un centímetro escaso de profundidad, estaría encantado de ilustrarlos sobre qué es, cómo funciona y para qué puñetas sirve dicha maquinita, pero, les tengo que reconocer mi total inutilidad puesto que, tras haber escuchado los aproximadamente veinte minutos de los informativos de ETB dedicados a la inauguración, no llegué a entender nada. Sin disimulo, nada de nada. No es nada nuevo ya que, últimamente, hay muchas cosas que no entiendo y les juro que no es porque no me esfuerce si no porque uno es bastante limita...

La pregunta del millón

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  La semana pasada tuvo lugar en el Parlamento Europeo una votación que sacudió las alfombras palaciegas dado que las presiones volaban como cuchillos en todas las direcciones, pero, muy especialmente, en la dirección que interesaba a las empresas y corporaciones agroalimentarias. Al día siguiente de dicha votación leía en un medio especializado en el sector primario el siguiente titular “El Parlamento Europeo aprueba el blindaje de los contratos por escrito en el campo: satisfacción en el sector pero enfado de Cooperativas” y me permitirán que subraye o destaque el final de dicho titular en cuanto que nos dice que, ante lo votado y aprobado, existe una valoración positiva del sector mientras que se contrapone el enfado de las cooperativas, insinuando, veladamente, que la postura de Cooperativas no es la misma que el sector. Y yo, ante semejante planteamiento, me hago la pregunta del millón, ¿a quién defienden las Cooperativas si no es a los miles de productores que conforman su ba...

Gorriti

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  Tengo una seguidora en redes sociales que me dice que parezco el portavoz de los tanatorios dado que suelo publicar, más habitualmente de lo que yo quisiera, esquelas de personas del sector primario que han destacado por su trayectoria profesional, por su contribución al asociacionismo o simplemente, porque era un referente para mí. Pues bien, esta semana ha fallecido Jose Mari Gorritiberea, un ganadero de Zumaia que durante muchos años recorrió la geografía vasca acudiendo a las fiestas populares de pueblos y barrios rurales con sus becerros, ponys y demás animales. Su público era principalmente infantil y juvenil pero, acusándole de maltrato animal fue denunciado, allá por el año 2016, por algunos colectivos ecologistas y animalistas, lo que provocó la desazón de José Mari y su retirada. José Mari Gorritiberea, como tal, es un total desconocido para la población pero les garantizo que son miles de vascos los que conocen y han disfrutado mucho con su espectáculo “GORRITI y su...

Teatro, puro teatro

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Dicen que los vascos somos parcos en expresar nuestras emociones. No somos besucones, ni abrazamos, ni hacemos eso que usted y yo pensamos. Pues bien, desde el sábado pasado, los legorretarras, los oriundos de mi pueblo, Legorreta, estamos totalmente emocionados y henchidos de orgullo por Jose Ramón Soroiz, actor nacido en Legorreta, que al recibir la Concha de Plata por su interpretación en el film “Maspalomas”, afirmó que se sentía plenamente orgulloso de ser legorretarra. Escuchar esas palabras y deslizarse una lagrima por el moflete, fue todo uno. Sensible que es uno, por mucho que a unos cuantos les cueste creerlo. Sus palabras sonaron sinceras y es que Jose Ramón es auténtico y un inmejorable ejemplo de la afición al teatro en nuestro pueblo, que comenzó allá por la postguerra, con un grupo de jóvenes nacionalistas dirigidos por la gran Manuela Lasa, que siguió con el hoy laureado Soroiz y que fue seguido por los actores Xabier Agirre, Asier Zinkunegi y finalmente, por Sabin Fe...