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Campo de Oportunidades

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En las reuniones de cada jueves del sanedrín gastronómico de mi cuadrilla, tras estar media cena hablando de los achaques que comenzamos a sufrir y de los rifirrafes con nuestros hijos adolescentes y la otra media, con el queso sobre la mesa y el vaso de sidra en la mano, solucionando los numerosos problemas que tiene la Seguridad Social y la poca esperanza que tenemos en la pensión por jubilación que, lamentablemente, cada vez tenemos más cerca, pues bien, tras esta variopinta temática que se viene repitiendo semanalmente, además de los obvios comentarios despellejadores hacia todo bicho viviente, los miembros de tan selecto Club, hemos caído en la cuenta que nos estamos haciendo viejos. Aún así, emulando a la Asociación de Jubilados del pueblo vecino, Alegia que se llama Beti Gazte (Siempre Jóvenes), nosotros también nos identificamos con ellos y aquí seguimos, siguiendo la estela de mi querida Tina Turner, en la brecha. La vejez, o falta de juventud y con ello la

Astros alineados

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El patio político español anda más que revuelto. La moderación fracasa por ser demasiada anodina en esta sociedad del tuit, del griterío y del espectáculo, donde lo que vale es la estridencia y así en la dinámica del “que más grita, capador”, los extremistas se adueñan del micro, reconfortan a sus incondicionales, se refuerzan entre sí y el que no les siga, ¡cómo no!, será tildado de “cobarde, maricomplejines y pastelero”. En este museo ibérico de los horrores sólo cabe la brocha gorda, no hay matices, no hay gama de grises, ¡o blanco o negro!.  Pues bien, tras el más que previsible rechazo multilateral de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso ya conocemos la fecha de marras para las elecciones, el 28 de abril, por lo que vayan petrechándose de sira y katiuskas porque la que va a caer, va a ser terrible. Los presupuestos de un Gobierno, al menos en lo que a Agricultura se refiere, que pasa con más pena que gloria y si me apuran, les diría, sin querer ser cru

Quien quiera peces, que se moje el culo

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He relatado numerosas veces abundantes ejemplos del menosprecio y/o desapego que sienten nuestros productores por parte de sectores de la sociedad que les critican como trabajan y como interaccionan con el territorio, fauna y flora. Se sienten ninguneados y abandonados, muchos de ellos al menos, tanto por gente ajena al sector primario como por la clase política, comenzando por los más cercanos, alcaldes y concejales. Entramos en época pre-electoral, aunque quizás debiera hablar más directamente de época electoral, por lo que suponemos que es una época propicia para pedir y reclamar una mayor y mejor atención a los municipios y barrios rurales, mejores infraestructuras (accesos, red eléctrica, agua, fibra óptica, etc.), mejores servicios para niños, jóvenes y mayores y así, suma y sigue, hasta completar un listado más largo que la carta al Olentzero y/o Reyes Magos de un niño en época prenavideña. Los productores, como cualquier otro vecino, han aprendido que tan imp

El Corte Inglés

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Imagino la cara de poker que habrá puesto mi amiga Lurdes, cartera de profesión, al leer la información periodística en la que se afirma que Correos se valdrá de su vasta red de oficinas con 2.396 puntos para prestar otros muchos servicios como pueden ser los financieros, administrativos, etc. en aquellos municipios que, por su reducido tamaño, no cuenten con oficina bancaria u organismo oficial alguno. Ella, particularmente, se libra de dicha diversificación al contar nuestro pueblo con sucursal bancaria y por lo tanto, releyendo la noticia puede sentirse ciertamente aliviada. Ahora bien, mucho me temo, que los dirigentes de Correos, al menos si las expectativas de negocio se cumplen, no se limitarán a los pueblos sin sucursal y no resultará muy raro que sean los propios carteros quienes, ante la creciente disminución de oficinas bancarias también en las ciudades, sean los encargados de hacer determinadas gestiones con los clientes finales y así, mientras te entrego un folle

La epidemia

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Soy de la generación en que todavía había jóvenes, los menos, que eran enviados a colegios religiosos a modo de internado. Soy de esos, sí, y echando la vista para atrás, ni reniego ni me arrepiento de nada porque tanto en Puente la Reina (Navarra) como en Alba de Tormes (Salamanca) pasé unos buenos seis años de mi juventud, de los 11 a los 17 añitos, donde además de buenos amigos, adquirí unos hábitos de estudio y disciplina que me han venido de perlas. Ahora en Euskadi, parte de la educación concertada, principalmente la Escuela Cristiana (Kristau Eskola) que tiene como patrones a diferentes ordenes religiosas, se encuentra inmersa en un importante conflicto laboral que ha derivado en una huelga de varios días con todas las consecuencias que ello tiene tanto en la organización familiar como en la educación de los propios alumnos. A diferencia del colegio donde yo estuve donde el profesorado, salvo excepciones, eran los propios frailes, en estos colegios concertados, por el

Villarejo

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Gorra madrileña, barba recortada, gafas de pasta, portafolios de cuero negro contra su pecho y con unos andares ciertamente bastos es la imagen que todos tenemos en la retina sobre un señor que tiene a medio país, acojonado, agarrados de sus partes nobles, al conocer todo sobre su vida particular y profesional. Me refiero, cómo no, al inspector Villarejo al que hasta hace muy poco casi nadie conocía y ahora, por el contrario, es alguien cotidiano en nuestras vidas además de el demonio en persona que tiene de los nervios a todo pichichi de la villa y corte, particularmente, a todos aquellos elementos que conforman lo que popularmente conocemos como la élite. No me dirán que más allá de las nauseas que nos produce saber, o mejor dicho comprobar, que el sistema,en su sentido más amplio, estaba bastante putrefacto, como decía, no me reconocerán que los mortales de a pie estamos disfrutando y queremos seguir disfrutando conociendo las intrigas palaciegas, los sobornos a chóferes

Dolores post-navideños

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Las fiestas navideñas, al menos en nuestra casa, comienzan allá por el día de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre para aquellos que no lo sepan, cuando mi señora esposa le dice a su madre, ósea mi suegra, esa frase que retumba por toda la casa al afirmar “ama, este año no nos vamos a complicar y vamos a poner menús sencillos y ligeros”. Como se imaginarán, la frase resulta tan contundente como hueca y al cabo de unas horas, cae en el olvido y una vez más, como viene ocurriendo desde hace bastantes años, la familia se sienta alrededor de una mesa con alimentos como “si no hubiese un mañana”. Resulta triste, pero tengo más que asumido que este intercambio de pareceres entre hija y madre es un ritual más de los muchos que conforman el hábitat navideño de nuestras familias.  Con el cuerpo maltrecho, con un bloque de cemento incrustado entre pecho y espalda, retomamos la rutina laboral que comienza con una agradable charla con un remolachero alavés que vaticina, si alguien no lo