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Mostrando las entradas etiquetadas como Luis Planas

La Cucaracha

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  Hace unos quince días, exactamente el 21 de septiembre, fue el Día Mundial del Alzheimer. Un día señalado en mi casa puesto que mi padre murió por ello tras 10 intensos años de enfermedad. Los primeros años, más allá del duro momento en que dejó de reconocernos a los de casa, fueron buenos y tengo que reconocer que en esos largos primeros años llegué a conocer la faceta alegre de un hombre, mi padre, cuya vida hasta casi los 80 años, estaba dedicada en pleno al trabajo. Menudas tardes nos pasábamos escuchando sus canturriadas. Al final de su vida, la enfermedad mostró su peor cara y hasta las pequeñas cosas del día a día eran una auténtica tortura y así, ante su reducida movilidad, llegó un momento en el que tuve que recurrir a la música para animarle a que se levantase de la cama y poder acercarlo hasta la ducha (¡ducha-lucha, decía él!). Era entonar la canción de la Cucaracha y sus piernecillas se ponían en marcha en dirección hacia la ducha. Por el contrario, sin Cucaracha,

El Engaño

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Hace unos cuantos años asistí en Amorebieta-Etxano a una interesante jornada apícola organizada por la asociación BAMEPE (ahora HEGOAK) integrada por apicultores profesionales del territorio histórico de Bizkaia. Acudí a la jornada porque estimaron que era la persona indicada para dirigir el desarrollo de la jornada, controlar los tiempos, moderar las preguntas, etc. Por lo visto, me vieron dotes de mando. Ordeno y mando, dirá más de uno. Acudí a la jornada, como decía, a dirigir la orquesta de magníficos ponentes que conformaban el elenco y de que todo se desarrollase según las previsiones de los organizadores. Volví a casa totalmente fascinado al conocer más de cerca la realidad de nuestra apicultura, escuchar al sabio Antonio Gómez-Pajuelo y más aún, al comprobar la gestión ganadera (transhumancia, alimentación, …) de unos cuantos apicultores profesionales que hacen del ganado apícola su modo de vida y la actividad con la que sacan adelante su familia. Pues bien, nuest

Don Luis, ¡un descafeinado, por favor!

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Me gustan los políticos de casta. Frente a una mayoría actual de bienquedaos, políticamente correctos y planos a base de esquivar cuestiones peliagudas y de huir de cualquier tema que pudiera derivar en problema, personalmente, me gustan los que son decididos y que abordan los temas con determinación sin miedo a mojarse. Eso sí, siempre, con buenas formas y con el máximo de los respetos. En su momento, escribí sobre los aciertos y errores del ministro Miguel Arias Cañete, tan correoso como altivo, que fue capaz de acertar en el diagnóstico e impulsar, nada más y nada menos que hace 7 años, la Ley para mejorar el funcionamiento de la Cadena Alimentaria. Cañete, como le conocíamos todos, fue ministro del 2011 al 2014 y en ese trienio impulso un par de leyes importantes, si bien en este caso, me quiero referir a la Ley de Cadena Alimentaria que supuso una buena cimentación para una construcción que nadie quiso posteriormente continuar, ni los de su partido ni los adversarios.

Low Cost

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Don Luis, el ministro plano, ha decidido dar, forzado por las imparables movilizaciones de los agricultores y con el ánimo de cortar de raíz la agrorrevuelta antes de que derive en algo parecido a los chalecos amarillos franceses, un pasito adelante con la publicación en el BOE de un Real Decreto con medidas urgentes en materia de agricultura y alimentación. El BOE, a decir de mi amigo Iñaki, es la implacable maquinaria que el Estado utiliza para evidenciar su poder quasi absoluto pero si nos atenemos a lo publicado, la verdad sea dicha, no parece ser tanto el poder que atesora. Don Luis nos dice en su boletín que el precio del contrato alimentario se hará en base a unos factores objetivos   que “En todo caso, uno de los factores deberá ser el coste efectivo de producción del producto objeto del contrato, calculado teniendo en cuenta los costes de producción del operador efectivamente incurridos, asumidos o similares. En el caso de las explotaciones agrarias se tendrán en cu

Ése no es el problema

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Visitaba el ministro Planas una feria en Extremadura cuando las movilizaciones agrarias fueron recibidas a palos no fuera que Don Luis fuese interpelado por los furiosos productores que estaban a las puertas del recinto ferial. Los televidentes se sentaron a la mesa de la cocina impresionados con las imágenes de la sarta de palos que los policías propinaron a aquellos agricultores que pretendían arrimarse al ministro y compañía para susurrarles al oído las verdades del barquero que no es otra que la falta de rentabilidad que asfixia al actual sector productor, vacía los pueblos y mata toda esperanza para el sector en su conjunto. Luis pensando que la protesta era un calentón más, algo momentáneo, pensó quizás que sería suficiente con salir por peteneras y así, agarrando el rábano por las hojas, refiriéndose a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), en su particular minuto de gloría, dijo la frase de oro: “ése no es el problema”. Cuando los agricultore

El relato

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El relato es, según mi amigo Iñaki, lo más importante en el momento de comunicar bien sea un producto, un plato o un acuerdo político. Incluso tan importante, o más, que el propio producto, plato o acuerdo político. Cuando uno intenta comercializar un producto nuevo, al menos en lo que a alimentación se refiere, en el momento de comunicar resulta clave que el producto tenga una historia, un relato con el que llegara sensibilizar y emocionar el hipotético consumidor. Incluso, hay asesores que, sibilínamente, te aconsejan, en caso de que el producto no tenga nada especial que transmitir, que te inventes un relato con el que envolver, cuál celofán, el producto a comercializar. Con el nuevo gobierno español ocurre otro tanto. En primer lugar, tuvimos que escuchar el relato con el que justificaban la falta de acuerdo en las elecciones de Abril, posteriormente, nos dieron los detalles del nuevo relato sobre la idoneidad del momento para alcanzar un acuerdo entre las fuerzas

La boina

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El próximo fin de semana, usted y yo, tenemos una cita muy importante. El domingo 10 están convocadas las elecciones al Congreso y Senado y una vez constituidas ambas cámaras, será el momento de elegir el nuevo gobierno que rija los designios del país y entre otras tareas, el nuevo presidente deberá nombrar la persona que lleve el timón del Ministerio de Agricultura. Quizás lo siga siendo Luis Planas, al que yo denomino el ministro plano, o quizás se opte por una persona con más arrojo, que se moje y que, a riesgo de equivocarse, impulse políticas más osadas que vayan más allá de mantener el status quo. La víspera, el sábado 9, en plena jornada de reflexión electoral, un grupo de jóvenes baserritarras acompañados de otros cuantos jóvenes de cierta edad, dentro de una mini-jornada titulada “Soy un joven baserritarra y estoy orgullosos de ello”, analizarán en Zaldibia, a los pies de la Sierra de Aralar, las políticas públicas que promueven la incorporación de jóvenes y la t

El cuerpo de Don Luis

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Los compromisos familiares me ausentaron de mi cita semanal con mis lectores y no se crean que no me fastidia el contratiempo. Soy consciente del alivio que sintieron mis críticos, pocos pero insistencialistas, y de la pena que sintieron mis seguidores, bastante más numerosos pero también más discretos que los anteriores. Por ello, resultó una sorpresa mayúscula recibir la llamada de unos amigos oscenses que, seguidores habituales de mis filípicas, han tenido a bien invitarme a un bello pueblo de Huesca a conversar con ellos y trasladarles de viva voz a primeros del mes de septiembre, mis reiterados mensajes en pro del mundo rural, de su cultura y de la dignidad de los productores de alimentos, además de gestores del territorio y modeladores de paisaje. Estoy seguro que los que asistan a dicha charla se sentirán ciertamente defraudados cuando comprueben lo parco en palabras que es éste que, en apariencia, tiene una verborrea interminable y un atractivo argumentario, al men

Segurolas

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He pasado unos pocos días de asueto familiar en Sevilla y les tengo que reconocer que vuelvo abrumado por la riqueza patrimonial de la capital hispalense y transformado en un verdadero “capillitas” cuya fe adormecida ha sufrido un fuerte revolcón al comprobar lo que allí se estila. Vino blanco y pescaito a tutiplén pero al mismo tiempo, en lo que a cuestiones de comer y beber se refiere, inquietado por la pujante presencia de franquicias alimentarias por doquier que arrinconan a las tascas y bodegas tradicionales que, como la Bodega Hijos de Mayoral con sus tinajas de barro, mantienen la esencia de la tradición propia de la tierra. En tierras de Triana conocí la muerte de mi amigo Patxi Ezkiaga, hermano de La Salle, poeta y legorretarra de pro, de hondas convicciones humanistas y que mamó su amor patrio de su propia madre, la gran Manuela, por lo que no me queda más que recordarle y aprovechar la coyuntura para hacerle este sencillo pero merecido homenaje. Sevilla, entiénd

El difícil arte de convivir

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Los que nos dedicamos, aunque sea en nuestro tiempo libre, a la noble tarea de juntar letras para exponer nuestras ideas , criticar al ajeno y alabar a los amigotes, por lo menos esta semana, no nos podemos quejar porque la actualidad política nos proporciona más munición de la que podemos gastar en tan escaso tiempo. Han echado a Mariano, formalmente a través de una moción de censura, donde una vez más los vascos algo hemos colaborado, pero si nos paramos a reflexionar un ratito, nos daremos cuenta que a Mariano le han echado sus amigos, o al menos los que lo fueron no hace mucho, porque con sus prácticas mafiosas y corruptelas varias han generado un aire pestilente incapaz de soportarlo hasta por ellos mismos. Mariano creyó que la corrupción sería tapada por la mejora económica pero no cayó en la cuenta que los humanos no podemos vivir en un ambiente tan contaminado y así, le resultó imposible convivir con la herencia recibida (no la de Zapatero sino la de Aznar) y además, par