La boina
El próximo fin de semana, usted y yo, tenemos una cita muy
importante. El domingo 10 están convocadas las elecciones al
Congreso y Senado y una vez constituidas ambas cámaras, será el
momento de elegir el nuevo gobierno que rija los designios del país
y entre otras tareas, el nuevo presidente deberá nombrar la persona
que lleve el timón del Ministerio de Agricultura. Quizás lo siga
siendo Luis
Planas, al que yo denomino el ministro plano, o quizás se opte por
una persona con más arrojo, que se moje y que, a riesgo de
equivocarse, impulse políticas más osadas que vayan más allá de
mantener el status quo.
La
víspera, el sábado 9, en plena jornada de reflexión electoral, un
grupo de jóvenes baserritarras acompañados de otros cuantos jóvenes
de cierta edad, dentro de una mini-jornada titulada “Soy un joven
baserritarra y estoy orgullosos de ello”, analizarán en Zaldibia,
a los pies de la Sierra de Aralar, las políticas públicas que
promueven la incorporación de jóvenes y la transmisión de
explotaciones tanto dentro de las familias como fuera de ella y
además escucharán los testimonios de cuatro jóvenes, tras los
cuales, tomará la palabra el fenómeno de la comunicación agraria,
el pastor asturiano Nel Cañedo que tantos seguidores tiene por sus
rabiosamente provocadores videos. Por cierto, un Nel que participó
en Madrid en un acto de la Fundación del Toro de Lidia y en el que
apeló, dentro de un discurso más sosegado de lo habitual, al
orgullo de los ganaderos y de los habitantes de los pueblos rurales.
Como
decía, el encuentro es a los pies de Aralar, por cierto, una Sierra
de Aralar donde todavía retumban las palabras de Aiora Goikoetxea,
una joven pastora de 18 años que en un programa televisivo de Euskal
Telebista, tan triste como bello en su ejecución, con su quebrada
voz emocionó al espectador urbano incapaz de comprender que todavía
haya gente que quiera dedicarse al pastoreo, más aún en la sierra,
y que sienta su profesión de forma tan íntima y profunda.
No
teman, no voy a volver a abordar la cuestión de las condiciones de
vida y trabajo de los ganaderos de Aralar que se está convirtiendo
en una de mis obsesiones. No, esta vez quisiera elevar la vista y
ampliar el foco hasta la Unión Europea que, un pasito para adelante
y cien para atrás, lleva interminables meses de análisis, estudios,
negociaciones y votaciones para aprobar la enésima reforma de la
PAC, la PAC post 2020, que si bien teóricamente iba a ser para el
periodo 2021-2027, todo apunta y es más que patente la
imposibilidad de cumplir los plazos previstos y, visto lo visto,
vamos a ver si llegamos para el 2022.
Para
empezar, la Unión Europea no tiene ni la nueva Comisión aprobada.
La nueva Comisión de Ursula von der Leyen, aún no ha obtenido el
visto bueno del Parlamento al ser rechazados un par de candidatos y
según parece, no será hasta el 1 de diciembre cuando el colegio de
comisarios será plenamente vigente.
Por
otra parte, aunque ahora anden intentando aprobar unos Reglamentos
Transitorios para poder afrontar el tiempo hasta su aprobación
definitiva, la Unión Europea no sabe cuál es el montante de dinero
que manejará en el nuevo periodo al no haber aprobado aún el Marco
Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027. El eterno debate financiero en
el seno de la UE discurre entre el porcentaje de Renta Nacional Bruta
de la UE-27 que debe destinarse a la bolsa común, con una Comisión
que propone el 1,14% y algunos países del Norte y Centro-Europa como
Alemania, Dinamarca, Holanda, etc. que abogan por reducirlo hasta el
1% pelado. En esta pelea, una veintena de ministros de Agricultura,
entre ellos España y Francia, proponen que la pelea por el MFP no
suponga un recorte de los fondos agrícolas para la PAC que,
actualmente representa únicamente un tercio del presupuesto total.
Una
vez más, los ministros de Agricultura alzan la voz, con razón, ante
la imparable disminución del presupuesto agrario en el presupuesto
total de la Comisión que , mientras con una mano, aprueba objetivos
y proyectos más ambiciosos, con la otra, reduce el presupuesto común
con el que abordar los nuevos objetivos. El porcentaje de Renta
Nacional Bruta destinado a la bolsa comunitaria no evita la pelea
inter-ministerial para decidir hacia qué políticas van los fondos y
mientras tanto, los presidentes
de turno, callan y mantienen un sospechoso
silencio que me hace pensar que están más por la labor de apoyar
otras políticas sectoriales (energía, industria, etc.) que por
respaldar el clamor de los ministros del ramo.
La
soledad de los ministros agrícolas, situación trasladable al
conjunto de responsables agrícolas de cualquiera de los niveles
administrativos, es algo común en la actualidad y tiene los visos de
proyectarse en el futuro, al menos, hasta que entre todos (sector
primario, políticos del ramo, partidos políticos en su conjunto,
academia, etc.) no seamos capaces de hacer ver al conjunto de la
sociedad que cuando estamos hablando de políticas agrarias y de
desarrollo rural, en el plano europeo la PAC, estamos hablando de
políticas que afectan al conjunto de la sociedad ya que en el fondo
del debate están cuestiones tan importante como la alimentación, el
territorio, el medio ambiente, el paisaje, etc.
En
definitiva, que cuando hablamos de PAC, estamos hablando de algo más
que de la boina.
Xabier
Iraola Agirrezabala
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