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Cambiar de gafas

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  Cuando decidí emprender este tortuoso y enriquecedor camino de escribir, con cierta frecuencia, artículos sobre cuestiones agrarias, me fije la meta de hacer artículos lo suficientemente simples como para llegar a personas ajenas al sector agropecuario y así se fuesen empapando de la realidad del sector primario, pero al mismo tiempo, escribir artículos que también sirvan para exteriorizar, más allá de las protestas callejeras, la realidad y prioridades del sector productor. En consecuencia, algunas semanas me queda un artículo demasiado simple y para principiantes, otras, demasiado sectorial (para los tuyos, como dice mi esposa) y otras, lo reconozco, son artículos donde vierto mis filias y fobias particulares y sectoriales. Lo siento. Pues bien, esta semana quisiera abordar la reciente aprobación de la nueva Política Agraria Común europea por parte del Consejo de ministros de agricultura de la UE que, a falta de su negociación con la propia Comisión Europea y con el peleón

Tocar Hueso

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  En nuestra casa, la verdad sea dicha, no somos muy imaginativos e innovadores en lo que a cocina se refiere. Yo, lo reconozco aquí en privado aunque lo niegue en público, soy un inútil total de la cocina y por ello, esa responsabilidad, y van unas cuantas, recae sobre las espaldas de mi mujer que, ésto sí lo reconozco públicamente, tiene una muy buena mano en las tareas culinarias aunque si tengo que ser sincero, tampoco lo tenía muy complicado, al no tener más que seguir la senda de su madre, mi querida suegra, que dejó a la altura del barro a la mismísima Marquesa de Parabere. El miércoles de la semana pasada, por cierto, innovamos durante la cena metiéndonos unas salchichas entre pecho y espalda. Ya sé que no es nada como para tirar cohetes pero la cuestión es que en nuestra familia era algo nuevo y además, les informo que dichas salchichas, 100% de carne de vacuno, además de exquisitas son el resultado conjunto de unos 300 ganaderos vascos reunidos en la cooperativa Harak

Carta a los Reyes Magos

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  La penosa movida madrileña nos es retransmitida, día sí y día también, a todas horas, en todas las cadenas de radio y televisión. Los navajeos barriobajeros entre responsables de la Comunidad de Madrid y del Gobierno Central, copan la atención de los medios y por ende, nuestra atención. El omnímodo poder del centralismo madrileño es tal que, incluso, la presidente Isabel Ayuso llega a decir "Madrid es España dentro de España. ¿Madrid qué es si no es España?" sin ser consciente, por mucho que el fin de sus palabras fuera otro bien diferente, que sus palabras encierran un halo de ninguneo y desprecio al resto de territorios y paisanos que nos encontramos fuera de los muros del centro que ella representa. Entre porrazo y porrazo, cuchillada va cuchillada viene, la inmensa mayoría de la gente anda, andamos, despistada y entretenida con el lamentable sainete y mientras tanto, el mundo, a duras penas, sigue avanzando y así la Unión Europea trabaja, con la participa

La Cucaracha

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  Hace unos quince días, exactamente el 21 de septiembre, fue el Día Mundial del Alzheimer. Un día señalado en mi casa puesto que mi padre murió por ello tras 10 intensos años de enfermedad. Los primeros años, más allá del duro momento en que dejó de reconocernos a los de casa, fueron buenos y tengo que reconocer que en esos largos primeros años llegué a conocer la faceta alegre de un hombre, mi padre, cuya vida hasta casi los 80 años, estaba dedicada en pleno al trabajo. Menudas tardes nos pasábamos escuchando sus canturriadas. Al final de su vida, la enfermedad mostró su peor cara y hasta las pequeñas cosas del día a día eran una auténtica tortura y así, ante su reducida movilidad, llegó un momento en el que tuve que recurrir a la música para animarle a que se levantase de la cama y poder acercarlo hasta la ducha (¡ducha-lucha, decía él!). Era entonar la canción de la Cucaracha y sus piernecillas se ponían en marcha en dirección hacia la ducha. Por el contrario, sin Cucaracha,

La lideresa

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  Cada vez que se celebran elecciones, bien nivel vasco bien español, surgen voces del sector agrario que apuntan la necesidad de que el sector primario cuente con voz propia en el consejo y consiguientemente, departamento propio que proporcione al sector primario la visibilidad que, actualmente, le falta. El Gobierno Vasco ha contado con Departamento agrario propio en sus inicios con los míticos Félix Ormazabal y José Manuel Goikoetxea (en cuyo honor pronto se publicará un libro), posteriormente estuvo bajo el manto de Industria, con Javier Retegi de consejero, para luego volver a contar con voz propia tanto con Iñaki Gerenabarrena como con Gonzalo Sáenz de Samaniego y estuvo bajo el paraguas de Medio Ambiente con la socialista Pilar Unzalu, para en estos últimos dos ejecutivos, estar bajo Desarrollo Económico con Arantza Tapia al frente. Al parecer, actualmente, la lucha por la voz propia, parece implanteable y por ello, tan asumido está el tema que hasta en el propio se

Conspiranoia

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  Le adelanto que estoy conspiranoico total y no precisamente con respecto al Covid-19 y su origen, los malvados intereses que pudiera haber detrás del bicho, etc. Soy de los que se toman las cosas con relativa tranquilidad. Poca vida social, poco contacto y a poder ser, con gente de mal vivir como los de mi cuadrilla. Mi conspiranoia es con cuestiones de consumo alimentario pues muchas veces leemos informes y concienzudos estudios que, al menos, habría que poner en cuarentena hasta conocer la identidad del redactor de dicho estudio y lo que es más importante, el nombre del promotor de dicho estudio. Lo digo porque hace unos años, conocí una marca de leche que afirmaba ciertas características positivas de su producto y lo certificaba a través de un supuesto instituto. Indagando, más bien poco, pude conocer que dicho Instituto era una entidad cuyo único socio era la propia industria láctea. Por ello, con la mosca detrás de la oreja, leo las reseñas de prensa, al no hab

Calabozo

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  Joxe Mari, el secretario viejo del ayuntamiento de mi pueblo, Legorreta, era un todoterreno que compaginaba sus tareas en el consistorio con la atención del bar familiar, Iñaxi, que era un auténtico templo de la comida casera. Lo que pocos legorretarras saben, al menos los jóvenes, es que antes del ayuntamiento, Joxemari también fue el empleado de la oficina local de la Caja de Ahorros al mismo tiempo que te atendía con su imborrable sonrisa en la barra del bar. Posteriormente, los empleados de banca se especializaron en la actividad bancaria propiamente dicha, lograr la confianza del cliente para que deposite sus ahorros a fin de gestionarlos y sacarles el mayor rendimiento tanto para el cliente como para la propia entidad. Como recompensa, los clientes fieles se llevaban numerosos regalos (sillas de playa, paraguas, pequeños electrodomésticos, etc.) por los que, increíblemente, los clientes, entre ellos mi difunta madre, suspiraban y se esforzaban, aún más, en su faceta aho