ASALVAJADOS
La
semana pasada me referí a la escandalera montada por el vídeo en el
que el pastor de cabras, el asturiano Nel Cañedo, denunciaba el
mandato judicial para cerrar un gallinero a consecuencia de la
demanda presentada por el propietario de un hotel rural colindante.
El vídeo en cuestión ha adoptado la categoría de “viral” que,
en estos tiempos modernos, es la categoría que ansiamos alcanzar
todos los comunicadores, bloggeros, tuiteros y youtubers del más
variado pelaje que pululamos por la fauna comunicativa.
Pues
bien, ahora resulta que es el propietario del hotel quien ha
respondido a Nel, el héroe de todo el sector y parte del
extrarradio, con una demanda por amenazas vertidas, al parecer, en el
vídeo de marras. Veremos en qué queda la cuestión. Ahora bien,
tras esta reacción queda más que patente que este hostelero no
cuenta con el asesoramiento adecuado porque su establecimiento está
adquiriendo todos los boletos posibles para ser incorporado a la
lista negra de los miles de turistas que visitan el medio rural de
Asturias. ¡Él verá!.
En
esas estamos cuando leo con gran alborozo una noticia difundida por
la Agencia EFE que dice, literalmente, que Bauma,
pequeño pueblo del cantón de Zúrich en Suiza, cansado de afrontar
quejas ante tribunales por supuestas molestias ante el sonido de los
cencerros de las vacas o de los campanarios locales, ha aprobado una
regulación que ya no considera éstos un ruido molesto y excluye
cualquier denuncia civil relacionada. Según parece, como clara
demostración que los tontos no son exclusivos de nuestro entorno, la
nueva normativa se aprueba cuatro años después de que en la misma
zona varios vecinos lanzaran una iniciativa legal contra un granjero,
lo que entonces obligó a éste a quitar los cencerros de su ganado
por la noche.
Situaciones
tan ridículas, dantescas pero cada vez más frecuentes nos
encontramos con gente urbanita que pretende organizar el mundo rural
según sus coordenadas mentales y mientras tanto, por otra parte,
tenemos a otros cuantos que nos dicen que el mundo rural se ha
desvirtuado, se ha modernizado en exceso y que por lo tanto hay que
renaturalizarlo, recuperar el lado más salvaje de la naturaleza y
abandonar toda actividad productivo-económica a fin de que la Madre
Naturaleza se vaya expandiendo y desarrollando según su leal saber y
entender.
En
este sentido, ...
recientemente, hemos conocido un estudio publicado en
la prestigiosa publicación Science en el que participan notables
científicos y entre los que participa el CSIC (Centro Superior de
Investigaciones Científicas) español que propone un proceso de
renaturalización o re-asalvajamiento (rewilding en inglés) y que
propone una reinstalación de paisajes alterados por el humano donde
se vuelvan a asalvajar introduciendo fauna y animales y reduciendo la
gestión humana a su mínima expresión. Incluso se ha llegado a
decir por los medios de comunicación, que “lo mejor que podemos
hacer con la España vacía no es repoblarla sino asalvajarla con
más fauna y animales”. ¡Toma castaña, morené!.
Pues
bien, ahora que estamos en el mitad de la vorágine electoral y que
todos reclaman la moderación como la virtud principal para atraer al
máximo electorado a su terreno, les tengo que admitir que,
personalmente, soy incapaz de calibrar si estas informaciones son
veraces con el estudio referido o si por el contrario son meros
excesos periodísticos que lo único que pretenden es caricaturizar
un estudio científico con el ánimo de vilipendiarlo.
Lo
desconozco, ahora bien, la melodía me suena, y mucho además, puesto
que en el día a día, en nuestro entorno más cercano tenemos a
mucha gente, organizada en colectivos diversos, que proponen el
re-asalvajamiento de nuestros montes con la introducción del oso que
tiene amedrentados a los ganaderos del Pirineo y del lobo que tanto
quebradero de cabeza acarrea a los pastores. Los hay también que
proponen la expansión del bosque espontáneo y natural mediante del
abandono total de la función productiva de madera y biomasa de
nuestros montes y finalmente, tenemos a los más cachondos, los de la
asociación LANDARLAN que en un sesudo documento recogen para la
Sierra de Aralar medidas como el abandono de labores de desbroce,
revertir las pistas cubriéndolas de tierra y vegetación, reducir la
carga ganadera a la mitad, etc. y todo ello, por supuesto, con el
objetivo de superar el conflicto social (ganaderos –
conservacionistas – políticos) que se vive en la zona. Un fuego
que, previamente, ellos avivaron con la inestimable ayuda, por
cierto, de algunos políticos. .
Y
yo me pregunto, ¿para qué queremos re-asalvajar los montes y el
mundo rural con la cantidad de fauna salvaje que puebla nuestras
urbes?.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios
Gora Baserria!!!