Teresa vence, pero no convence
La cuajada, postre tradicional vasco elaborado con leche fresca de oveja, es mi postre preferido (con permiso, de la tarta de queso del restaurante Arregi de Berastegi) y los que me conocen bien, saben que, en caso de que figure en la carta, me es imposible resistirme a la tentación. Hay gente que la come a palo seco, sin añadirle nada, ni azúcar ni miel, pero en mi caso no es así. Yo, quizás por mi innato carácter agrio, necesito del toque dulce y, aunque mayoritariamente opto por el azúcar, me llama poderosamente la atención la dejadez, creciente, que observo en algunos establecimientos que acompañan la cuajada, casera por supuesto, con una miel industrial, de pésima calidad y origen chinesco. Lamentable. Por cierto, los pastores que producen la leche de oveja con la que se elabora la cuajada, andan cabreadísimos con la política que está activando el Gobierno Central y más concretamente, en lo relativo a la cuestión del lobo. Como recordarán, allá por el mes de febrero, la ...