Esta semana, el ministro
Luis Planas sufrió un pequeño vahído, un ligero mareo para el pópulo, que
encendió las alarmas en el Congreso. Felizmente, el ministro se recuperó
rápidamente y la cosa no fue más allá. Aunque les cueste creerlo, me alegro
enormemente.
El ministro achacó este
episodio al intenso trabajo y a la tensión acumulada en las últimas fechas, con
tanta tractorada y tanto ajetreo sectorial, que le ha obligado a redoblar los
esfuerzos para apagar los continuos fuegos que se han encendido a lo largo y
ancho de la piel de toro.
A falta de unos pocos
días de la movilización que las organizaciones vertebradoras del sector
primario en Gipuzkoa, ENBA, EHNE y Asociación Forestalista, piensan impulsar
este viernes, 1 de marzo, en las calles de Donostia para luego acudir a la sede
de las Juntas Generales de Gipuzkoa, institución en la que se deposita la
soberanía de nuestro territorio histórico, quisiera aprovechar la filípica de
hoy, para trascender la cuestión tractoril y fijarme, por un momento, en las
importantes novedades que se han producido estos últimos días en un subsector, el
vacuno de leche, que tengo bastante abandonado.
El miércoles
recibí una llamada de una persona clave en el sector lácteo gallego, y estatal añado
yo, dando cuenta de la inmediata publicación de una sentencia histórica sobre
el llamado cártel de la leche que, dicho lisa y llanamente, no es más que un
grupo de industrias lácteas que actuaban de forma coordinada para, eso sí,
incrementar su rentabilidad a base de un pacto entre ellas para mantener
siempre precios bajos al ganadero.
Al día siguiente,
se publicó en la prensa especializada dicha información, las siguientes industrias
lácteas han sido multadas por un total de 28 millones de euros (Pascual, Lactalis
Iberia, Nestlé, Schereiber Food Y Central Lechera Gallega), en orden
decreciente por multa impuesta, Además, existen otras empresas a las que se les
han aceptado parcialmente sus alegaciones (, Comercial Alimentaria Peñasanta (Asturiana),
Danone, Industrias Lácteas Granada (Puleva), y Asociación de Empresas Lácteas
de Galicia) que al considerar la Audiencia que algunos de los periodos investigados están
prescritos,
se les recalculará la sanción.
La multa parece ser la consecuencia de
una actuación conjunta, algo prohibido por ley, para comprar leche al precio más
barato posible para incrementar beneficios empresariales, aunque, todo ello,
sea a costa de asfixiar al sector ganadero y someterlo al peor de los
infiernos. Pues bien, me alegro enormemente por los ganaderos (muchos de ellos
ya inactivos) que se puedan ver beneficiados por dicha sentencia, aunque mucho
me temo, que la sentencia definitiva, irá para largo puesto que estas poderosas
empresas tirarán de chequera y seguirán litigiando eternamente.
Eso sí, también me aterran las
consecuencias de dicha sentencia pueda tener en los ganaderos actualmente en
activo porque, tengo clarísimo, que la venganza de las empresas será terrible y
la sufrirán, los que ahora están ordeñando.
La segunda noticia láctea de la semana
fue la publicación en el diario económico Cinco Días que informaba de dos
multas confirmadas por la Audiencia Nacional a la cadena Mercadona por haber adquirido
leche a su interproveedor, la cooperativa COVAP, por debajo de costes de
producción y con ello, haber destruido el valor de la cadena, porque tal y como
recoge la Ley de Cadena Alimentaria, que cada eslabón de la cadena deberá
abonar al eslabón anterior un precio que sea igual o superior al coste efectivo
de producción.
Independientemente de lo que diga la cadena
multada, quisiera destacar la importancia de la actuación de AICA, Agencia de
Información y Calidad Alimentaria, entidad dependiente del Ministerio, puesto
que es un efectivo aviso a navegantes, que puede servir para poner firmes a más
de uno que, tan alegremente, piensan que pueden pagar al productor lo que ellos
estimen y lo que mejor les convenga para redondear los resultados de su
empresa. Esta ocasión ha sido en un producto tan sensible y maltratado como la leche,
pero este aviso es trasladable al conjunto de los sectores productivos.
Ambas noticias, la del cártel y la de la
multa por comprar por debajo de costes de producción, son dos caras de la misma
moneda, una estrategia compartida por algunos primeros compradores, por una parte
de la industria y de las cadenas de distribución que, ha sido desarrollada en
las últimas décadas de forma coordinada por estos estamentos lácteos y cuya
consecuencia última es el progresivo desmantelamiento del tejido ganadero y el
debilitamiento de un tejido cooperativo y empresarial autóctono al no dotar de
estabilidad y de la más mínima perspectiva de futuro para un sector que va,
poco a poco, languideciendo.
Aún así, no se crean que unos y otros
han sacado las conclusiones, en opinión de este humilde juntaletras, oportunas,
puesto que a pesar de ambas noticias y de la delicada situación del sector,
unos y otros, empresas y cadenas, cadenas y empresas, vuelven a la carga con
ofertas a la baja que volverán a condenar al ganadero a producir a pérdidas y
consecuentemente, volverá a faltar leche en los lineales.
En fin, que no sea, porque no estén
avisados.
Xabier Iraola Agirrezabala
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