La solución
Vendedores de humo son aquellos
que venden soluciones mágicas a cuestiones que, o bien no tienen solución o bien
tienen una solución tan compleja como inalcanzable. Todos nosotros tenemos gente
a nuestro alrededor que tienen solución para cuestiones tecnológicas,
climáticas o de política internacional evidenciando así la incapacidad de
expertos y técnicos en la materia que son tan inútiles como para no ver lo que
ellos, y nosotros, vemos como tan simple y evidente.
El sector primario, en su
expresión más amplia y general, vive una situación ciertamente delicada que se
resume en una expresión tan breve como certera, el sector primario lo tiene
jodido, pero que, al ser el resultado de numerosas cuestiones y problemáticas,
la solución, igualmente, es compleja y variada, dependiendo de muchas cuestiones
y, por lo tanto, sin una varita mágica que lo soluciona todo a todos.
Cuando el sector primario
reivindica un cambio en la regulación de los espacios naturales protegidos por
diversas figuras legales que les impide o dificulta su trabajo y modo de vida,
no tardan ni quince minutos para que salga un colectivo medioambientalista que le
responde, diciendo que esa cuestión no es el principal problema del sector por
lo que le invita a fijar su foco en otras cuestiones.
Cuando el sector ganadero de
extensivo denuncia los daños por ataques del lobo y plantea la necesidad de
flexibilizar su protección legal permitiendo la gestión de la población del
lobo, es cuestión de segundos para que les salga un colectivo pro-lobo diciendo
que esos daños son ínfimos, que ese no es el problema, como si ellos sí
supieran cuál es, y que, además, para eso están las indemnizaciones.
Cuando el sector productor se
queja de la asfixiante burocracia y del interminable papeleo al que se ven obligados
para cualquier gestión de manejo de su explotación, siempre hay un burócrata o
funcionario que, con un café humeante en sus manos, le responde que ése no es
el problema, que es normal que las administraciones exijan esos papeles y, por
lo tanto, les recuerdan, que no anden quejándose continuamente.
Cuando el sector primario acude a
los ayuntamientos, mancomunidades y consorcios varios reivindicando un tratamiento
fiscal (impuestos y tasas locales) más acorde a la naturaleza de la actividad
primaria y más benigna a un sector económico en retroceso, siempre hay algún
técnico o concejal avispado que, con un tonillo ciertamente altivo, te responde
que los impuestos y tasas locales son el menor de los problemas que tienen esos
reclamantes.
Y así, suma y sigue, podemos estar
señalando infinidad de cuestiones que resultan problemáticos para el sector
primario, problemas parciales, por supuesto, pero que, si los acumulamos, unos
encima de otro, obtenemos una situación ciertamente preocupante.
Los problemas, y las soluciones,
no son únicos, son diversos, parciales y complejos, pero, no debiéramos olvidar
que dichos problemas son acumulativos y que, por lo tanto, no podemos retrasar
o condicionar la solución de dichos problemas parciales hasta esperar a la
solución total y definitiva.
Por todo ello, cuando leo que,
tal y como recoge el Tratado de funcionamiento de la Unión Europea, más concretamente,
en su artículo 39, uno de los objetivos de la PAC es garantizar un nivel de
vida equitativo a la población agrícola mediante el aumento de la renta
individual de los agricultores y asimismo, leo en la web oficial de la Comisión
Europea, que el salario de un agricultor europeo en 2022 (el último dato que he
encontrado) equivalía al 65% del sueldo medio de la Unión Europea, me pregunto,
¿cómo abordar esta cuestión tan compleja, difícil y evidente?, ¿existe alguna
solución única y sencilla para tal problemón?. Me da que no.
Como imaginarán, ese diferencial
entre la renta de los agricultores y la renta media de la población no es igual
en todos los territorios, pero, mucho me temo, que ese diferencial se agravará
o, dicho de otra forma, aumentará en territorios, como el vasco, donde el sueldo
medio de la población es ciertamente alto.
Por ello, ahora que la reforma
fiscal ha visto la luz en los tres territorios históricos, es más necesario que
nunca que el sector agrario vasco cuente con una fiscalidad agraria orientada a
reducir la brecha entre la renta agraria y la renta media y que esta política
tenga un carácter estructural, ósea, permanente, y no coyuntural.
En los tres territorios
históricos de Euskadi, hace años que desaparecieron el sistema de estimación
por módulos y que tenemos la estimación directa. Una buena fiscalidad, por
cierto, que refleja la sensibilidad de los responsables institucionales para
con el sector primario, pero que, como todo, requiere de algunos retoques.
No es la solución, como diría
aquel. No es la solución única, total y definitiva, digo yo, pero sí una buena
solución parcial.
Xabier Iraola Agirrezabala
Comentarios