La pastilla de Starlux
Lo único que es constante en la
PAC, es el cambio. Esta es la máxima que deben tener muy presente todas
aquellas personas que se acercan a la farragosa normativa europea o que, cuando
menos, la pretendan entender. Harto difícil, se lo anticipo.
La PAC se organiza en programas
que abarcan, normalmente, periodos de 7 años, salvo este último que es del 2023
al 2027 dado que el anterior, 2013-2020, se prorrogó por dos años por el lío
que tenían en la Unión Europea con asuntos como la migración, pero, sobre todo,
por el lío del Brexit. Total, ironías de la vida, estos ingleses se salen de la
UE para ahora, a los pocos años, firmar unos acuerdos en diversas materias como
la defensa, la pesca, energía, etc. que, por muy suyos que sean los ingleses,
dejan más que en evidencia, su interdependencia con Bruselas.
Pues bien, a dos años vista del
nuevo periodo, la maquinaria europea comienza a andar públicamente, porque creo
que internamente nada más arrancar el periodo comienzan a diseñar y reflexionar
cómo será el próximo periodo, y así, tenemos a las máximas instancias europeas devanándose
los sesos buscando la formula para abordar los objetivos, cada vez más
ambiciosos, en el presupuesto previsto en el MFP (Marco Financiero Plurianual).
Y es que las autoridades de Bruselas trabajan con presupuestos plurianuales
donde se integran los anuales y que permite una visión más a medio y/o largo
plazo.
En este contexto, con una Europa
que, además de los objetivos que aborda actualmente, ha integrado en su carpeta
de objetivos cuestiones tan importantes como la defensa y seguridad, el impulso
a la competitividad europea que puso sobre la mesa el informe Draghi, la
descarbonización de la industria y el
irremediable e inaplazable pago de los
prestamos con los que pagar la fiesta de los fondos Next Generation, la
pregunta del millón a la que se pregunta Úrsula, Von der Leyen, es cómo abordar
todas estas nuevas tareas, más las actuales, con un presupuesto similar al
actual.
Y siguiendo con la preguntita de
marras, una vez decidido el tamaño o importe del presupuesto plurianual, MFP,
cómo hacer que la implementación de esos fondos sea lo más eficiente posible y
para ello, entre los debates y propuestas que circulan por los pasillos está el
diseño de los fondos europeos y más concretamente, que la PAC sea diluya, cual
pastilla de starlux, en un fondo único por estado miembro que aborde infinidad
de objetivos y políticas sectoriales.
Es decir, además de decidir sobre
cuanto presupuesto habrá para invertir en las diferentes políticas sectoriales,
habrá que decidir qué peso tendrá cada una de esas políticas y finalmente, cuál
será el método o camino elegido para aplicar dichos presupuestos sectoriales del
modo más eficiente posible. Y todo ello, para más complicación, lo tienen que
hacer deprisa y corriendo puesto que la Comisión quiere aprobar la nueva PAC
2028-2034 para el 16 de julio de este 2025, es decir, para el día de la Virgen
del Carmen.
En mi humilde opinión, si la
gente del campo no logra paralizar la tendencia dominante, la PAC actual tiene
todas las de perder, o cuando menos, la que más perdería, bien sea en el
importe de los actuales fondos bien sea en cuanto al diseño, por un recorte de
fondos para reorientarlos hacia otras prioridades bien por una disolución de
los actuales fondos FEAGA (1er pilar de la PAC) y FEADER (2º pilar de la PAC)
en un macrofondo junto con fondos de cohesión, etc. , un macrofondo para cada
estado miembro y que sea el estado en cuestión quien decida qué hacer y cómo
distribuir los dineros de ese macrofondo estatal.
Ya saben que me suele gustar
llamar a las cosas por su nombre y con imágenes que sean de fácil comprensión y
por ello, les anticipo que esta opción del macrofondo, relega a la PAC a la par
de la pastilla de starlux que se diluye en el caldo del cocido conformado por
numerosos ingredientes, por cierto, más potentes que la propia pastilla.
¿O es que en el caso de que se
opte por la alternativa del macrofondo único por estado, alguien cree que la
PAC será prioritaria para alguno de los países? O, acercando el foco a nuestro
país, ¿alguien piensa que las autoridades locales optarán por mantener o
reforzar la actual PAC en vez de destinar parte de esos fondos a las nuevas
prioridades como la competitividad industrial, la innovación digital o la
política de seguridad y defensa? Yo al menos, no.
Ahora bien, creo que no está mal
recordarles a las autoridades tanto europeas, estatales como locales, que la
vieja PAC, con todos sus achaques, es la garantía de una seguridad alimentaria del
continente que, además de alimentaria, primero, es seguridad y es que nadie
debiera olvidar que al igual que Europa ha caído en la cuenta que tras hacer
dejación de sus quehaceres se encuentra actualmente con un continente que
depende de los yanquis en cuestiones de defensa, que depende de los asiáticos
en cuestiones de chips y componentes industriales, que depende de árabes y
rusos en cuestiones energéticas, etc., y, lamentablemente, en caso de debilitar
y desarmar la actual PAC, dependerá totalmente de terceros países en cuestiones
alimentarias.
Xabier Iraola Agirrezabala
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