La curiosidad del Padre Belda
La
captación de las ondas gravitacionales por parte del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO), en EE UU, ondas producidas por
la fusión de dos agujeros negros ha resultado ser el notición científico de la
semana puesto que, según parece, sería la primera vez que se captan dichas ondas
gravitacionales , además, justo un siglo después de que Einstein, sin tanto
adelanto ni artefactos tecnológicos como en la actualidad, predijera su
existencia.
Esta noticia que ha generado un gran revuelo
mediático en los medios habituales y redes sociales, a mí personalmente, fruto
de mi limitada capacidad, me ha dejado totalmente indiferente, pero me ha traído el recuerdo de
un fraile reparador, el Padre Ignacio Belda,
que a su faceta religiosa le añadía una notable y fructífera faceta científica
que iba desde la electrónica hasta la astronomía y la arqueología (incluso
llegó a crear un museo de “piedritas” y restos arqueológicos) pasando por una
faceta artística que sembró de cuadros varios centros que la Orden dehoniana
poseía a lo largo y ancho del territorio peninsular.
Pues bien, el Padre Belda, pensando en los alumnos que tenía
bajo su tutela, promulgaba que la principal cualidad que la persona debiera
tener si quería adquirir conocimientos y así progresar en la vida era la
curiosidad, entendiendo por curiosidad no la habilidad de pasarse la tarde
entera mirando las chuminadas de Belén Esteban sino la cualidad de interesarse
por saber de una determinada materia.
Como les he confesado anteriormente, a mí, lo de las ondas
gravitacionales me ha dejado intelectualmente ingrávido puesto que aún siendo
consciente de su importancia, las cuestiones galácticas no me interesan lo más
mínimo, ni las del sistema solar ni las del real Madrid. Ahora bien, en honor al
Padre Belda tengo que reconocer que lo que sí ha suscitado mi curiosidad,
interés por conocer, ha sido la sentencia de....
.. la Autoridad Vasca de la
Competencia que ha impuesto un multón de 18 millones de euros tras resolver que
las 8 empresas de catering que se han comido el pastelón de los comedores
públicos durante 10 años han incurrido en un reparto del mercado, al concertar
precios y con ello provocar un grave quebranto a las arcas públicas y las
personas usuarias del servicio.
La resolución “competente” afirma que las empresas en
cuestión se repartían los 10 lotes, macrolotes diría yo, en los que el Gobierno
Vasco repartía el jugoso pastel y que éstas, para no tener riesgo de atragantarse
con semejante bocado decidieron no competir entre ellas y asimismo, para no
quedarse con la cartera temblando, decidieron no pujar a la baja para así,
quedarse con un mayor margen de beneficio.
No es un tema nuevo y ya hace unos meses, más concretamente
en septiembre de 2014, escribí un artículo titulado “La jugosa tarta de
Cristina Uriarte” en el que hacía referencia a dicha cuestión, por lo que sin
querer hacer sangre con la cuestión, sí que estimo que la sentencia es una
buena ocasión para reflexionar y reaccionar, más allá de las decisiones
adoptadas últimamente, para descentralizar aún más ese servicio de catering,
con lotes más pequeños y flexibles que puedan ser asequibles a pequeñas
empresas de catering de carácter más artesanal pero también para los
productores, cooperativas y PYMES agroalimentarias que trabajan con producto
local; modificando las normativas para que aquellos centros que quieran
gestionar directamente la alimentación de sus hijos/as lo puedan hacer;
retocando las condiciones para que el producto local, tanto si es ecológico
como si no lo es, tenga más presencia en los menús, etc.
Tras la sentencia, los cazadores han salido con la escopeta
cargada y arrimando la pieza hacia su esquina; unos, en mi opinión
sobreactuando o quizás queriendo ocultar sus pecados domésticos, han optado
directamente por acusar de corrupción a la Consejera; otros han reclamado, con
razón en mi opinión, una mayor libertad para que los centros autogestionen su
comedor; otros, olvidando la propia debilidad, han reclamado que todo el
producto sea local pero sólo ecológico. En fin, unos y otros, han reaccionado
como han estimado oportuno, ahora, sólo falta por conocer cómo va a reaccionar
el propio Gobierno Vasco para, corrigiendo lo apuntado por Competencia, se
atiendan paralelamente las demandas del sector agrario y los planteamientos de,
al menos, algunos padres y madres.
Xabier Iraola Agirrezabala
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