La nueva música de Pablo
Observo con gran interés el sainete
protagonizado por los líderes políticos del Estado a la hora de
conformar el Gobierno de la piel de toro y no dejo de acordarme de
Xabier Arzalluz cuando, refiriéndose a las tediosas negociaciones
para conformar bien el Gobierno Vasco bien las diputaciones forales,
hacía alusión al reino animal y al pavoneo previo de algunas aves
antes de llegar al apareo. Osea, primero hay que sacar pecho, meter
culo, lucir las mejores plumas, marcar territorio propio para
intimidar al adversario y finalmente, llegar al inevitable acuerdo
donde todos, se dejan pelos en la gatera.
Actualmente tenemos a un Mariano
noqueado, observador incrédulo y pasmado ante un tren que se le
escapa delante de sus propias narices, frente a Pedro que tras haber
obtenido los peores resultados del PSOE en toda su historia se
encuentra en una posición con la que ni soñaba el 19 de diciembre
(menos aún, el 21 de diciembre) y negociando a dos manos, con la
mano derecha negociando con Albert y con la izquierda con Pablo.
En esas estamos cuando el de la
izquierda, Pablo, en un perfecto ejemplo de “poca mano izquierda”,
sale a la palestra con un documento de 100 páginas donde pone negro
sobre blanco tanto la estructura que quiere para el Gobierno donde
pretende ser vicepresidente como los ejes programáticos que abarcan
diferentes apartados y sectores de la vida política. Agradezco este
esfuerzo documental puesto que creo que es positivo que los políticos
sean transparentes tanto en las formas como en los contenidos pero
creo, igualmente, que las negociaciones deben tener un momento de
discreción, fuera de las cámaras, sin estar tan condicionado por el
titular periodístico del informativo o tertulia próxima y por ello
estimo que esta escenificación resulta negativa para el objetivo
perseguido (eso pienso yo, quizás, inocentemente) que no debiera ser
otro que conformar Gobierno.
Soy consciente que lo que digo es una
quimera en una época donde las reuniones se hacen a base de postits
de colorines por las paredes y la comunicación política se hace con
frenéticos tuits e inteligibles jastags y por ello, he creído
conveniente acudir a la fuente y leer el documento “podemita”,
como diría Eduardo Inda, donde observo con perplejidad que dicho
documento, titulado “Un país para la gente”, integra siete ejes
programáticos donde en el primero, relativo a una nueva política
económica, brilla por su ausencia la más mínima referencia a la
agricultura que, de forma colateral, es incluido en el segundo eje
titulado “Profundizar en la democracia ciudadana y social”.
Este segundo eje, junto a cuestiones
como la vivienda, la infancia, etc., recoge un apartado titulado
“Medio Ambiente y Mundo Rural” donde rápidamente compruebo la
gran importancia que dicho partido ofrece a....
... la cuestión
medioambiental mientras que la cuestión agraria, tal y como lo
refleja el propio titular, está supeditada a la consecución de
otros objetivos y buena muestra de ellos, son las cuestiones que se
citan que no son otras que los objetivos medioambientales, la lucha
contra la erosión y desertificación, la lucha contra los incendios,
los programas de desarrollo local, el despoblamiento y desarrollo
rural.
Eso sí, en uno de los puntos, más
concretamente en el 18, se menciona la faceta productiva de la
actividad agraria pero incluso en dicho punto se acota a un sector
“basado en criterios de
diversificación, sostenibilidad, economía social y familiar, que
oriente la producción extensiva con la mirada estratégica puesta de
la soberanía alimentaria y la rentabilidad efectiva de estos
sectores.”
Personalmente, no es ninguna sorpresa
el contenido de dicho documento, puesto que la literatura dominante,
en lo que a sector primario se refiere al menos, es lo habitual y
tradicional en los partidos de izquierda: mucha sostenibilidad y
medio ambiente, bastante desarrollo rural y poca producción de
alimentos, por cierto, cuestión ausente en dicho documento.
Esta música ya la hemos oído
anteriormente por estas latitudes, más concretamente en Gipuzkoa la
pasada legislatura foral, y el impulso de políticas a un estrato
minoritario del sector productor levantó las iras del mismo por lo
que, mucho me temo, que con esta nueva partitura ocurra algo similar.
No obstante, quiero pensar que los “nuevos” serán más flexibles
e inteligentes impulsando políticas, al menos, para casi todos los
productores y que caigan en la cuenta que poca soberanía alimentaria
podremos alcanzar en éste y otros países si no fomentamos, o lo que
es peor desincentivamos, la faceta productiva del sector
agropecuario.
Veremos
en que queda la cuestión; si Pedro y Pablo se salen con la suya o,
como dice Mariano, tendremos la revalida el 26 de junio.
Xabier
Iraola Agirrezabala
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