Culo veo, culo quiero
El lehendakari Urkullu, viendo el insoportable atasco político que
se ha generado en la villa del madroño, ha decidido dar un volantazo
y adelantar por la izquierda al trío la-la-lá, conformado por
Mariano, Pedro y Albert mientras Pablo, el coletas, observa la jugada
desde el arcén noqueado, desorientado y relamiéndose las heridas de
la batalla del 26-J, convocando a toda velocidad las elecciones
vascas para finales del mes de septiembre y pillando a buena parte de
los responsables políticos con el billete de avión cogido, con la
pulserita del “todo incluido” en la muñeca y con la lógica idea
de aprovechar las vacaciones para cargar pilas ante la previsible
celebración de las elecciones allá por el mes de octubre, cuando el
siempre metódico Iñigo ha decidido romper la baraja y con ello, el
impass generado.
Emulando a Urkullu salió velozmente a la palestra el presidente
gallego Feijoo quien en un actualizado ejemplo del popular “cuelo
veo, culo quiero”, convocó sus elecciones también para el mismo
día con lo que, de paso, al ser elecciones para más de una
comunidad, la contienda alcanza una dimensión estatal que recabará
la atención de los grandes medios de comunicación capitalinos donde
los partidos nacionalistas o locales no pintan nada y se garantiza el
aterrizaje en provincias de los pesos pesados de la Corte.
Feijoo preside la principal región productora del estado español,
Galicia, que lamentablemente sigue anotando el precio en origen de la
leche más bajo de toda España, con 0,269 euros/litros, cuatro
céntimos más barata que lo que se abonaba un mes anterior y si bien
es obvio que su responsabilidad personal sólo le afecta desde el año
2009 en el que alcanzó la presidencia de la Xunta, no es menos
cierto que su responsabilidad política alcanza las décadas en las
que, con algún paréntesis de socialistas y Bloque, la comunidad
gallega ha sido gobernada históricamente por su partido político.
Los bajos precios actuales son, principalmente, fruto de las erróneas
políticas agrarias adoptadas en las últimas décadas tanto
directamente por la Unión Europea como, indirectamente, en sus
numerosos y sangrantes acuerdos comerciales con otros continentes o
bloques de países pero no podemos obviar que, en un contexto
económico-comercial donde la liberalización de las transacciones
comerciales y financieras es el objetivo de las grandes corporaciones
mundiales y de los políticos vasallos que actúan como correveidile
cumpliendo eficazmente las directrices de los mandamases de estas
trasnacionales, era y es patente la necesidad de afrontar esta
apertura total de fronteras y mercados e impulsar, tanto desde las
administraciones y/o del conjunto de los actores económicos,
aquellas políticas, estructuras y acuerdos entre los diferentes
agentes que conforman, en nuestro caso, la cadena alimentaria para
juntos aguantar mejor los embates de las continuas tormentas
(huracanes, quizás, sería el término apropiado) y en su caso,
aprovechar las olas positivas que se acercasen.
Por ello, lo he dicho más de una vez, no caben lamentos ni la
resignación cristiana es solución para los problemas que se
enfrentan los ganaderos y es hora de que, unos y otros, espabilen,
reaccionen y adopten las medidas que hay que adoptar para permitir
que el sector productor lácteo sobreviva, en las mejores condiciones
posibles.
Es verdad, como dice Mariano, ....
...que los gobiernos no crean empleo sino
las condiciones óptimas para que sean los agentes económicos, en
nuestro caso ganaderos, cooperativas y empresas privadas los que lo
creen pero, tirando del hilo y de sus consecuencias, observamos cómo
la dejadez, pasividad o incapacidad de ciertos gobiernos ha dejado el
campo libre para que los desalmados hagan negocio sin escrúpulo
alguno y que miles de ganaderos no tengan más horizonte que el
abandono y lo que es más triste, que muchos de aquellos que no lo
hacen, es porque en su comarca no hay alternativa económica que
sustituya la actividad ganadera.
No es nuestro caso, Euskadi. Aquí, nuestro sector (ganaderos,
cooperativas y administraciones) ha tenido que capear sucesivos
temporales de bajadas y más bajadas del precio ocasionados por la
situación europea y/o mundial y para más inri, con un difícil
relevo generacional en las cuadras, dado que alternativas más
cómodas y rentables como el taller, fábrica, servicios, etc. están
junto a la valla de la finca, aún así, nuestros ganaderos han
sabido, quizás porque no han tenido más remedio, crear y fortalecer
estructuras cooperativas (Kaiku, Guvac Leche, etc) que con el tiempo
han dado sus frutos, relativos siempre, reflejados ahora en sus
precios y por ello, personalmente, me revienta las entrañas pensar
que hay gente que, pensando quizás que los frutos actuales son
consecuencia de una gracia divina o de un favor especial de
nosequién, olvidando de paso los periodos en los que nuestros
ganaderos cooperativizados miraban con envidia los altos precios
percibidos por los “subasteros” (dicho con todo el cariño que se
merecen todos los ganaderos), en vez de sacar conclusiones de lo
bueno que se haya podido hacer por estos lares, prefiera obviar lo
que no han hecho y haciendo gala del dichoso “culo veo, culo
quiero”, reclamar para sí los beneficios de nuestro trabajo.
Peleemos, entre todos, para mejorar los precios medios que percibe el
conjunto de los ganaderos pero no caigamos en conspiraciones caínitas
que tienen como objetivo último bajar el precio de algunos sin
mejorar por ello el miserable precio de otros.
La pelea no es entre ganaderos que cobran, TODOS, dicho sea de paso,
por debajo de lo que se merecen sino la dignificación de la leche y
un reequilibrio de la cadena alimentaria por lo que termino diciendo
¡que nadie se confunda de adversario!.
Xabier Iraola Agirrezabala
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