El hamster dentro de la rueda
Los
que llevamos un porrón de años siguiendo la política agraria que
impulsan y ejecutan los diferentes gobiernos de diferentes niveles
administrativos somos conocedores de la importancia, capital diría
yo, que la política agraria común europea, la archifamosa PAC, cada
vez menos común y menos europea, tiene para el sector productor y
por extensión para el mundo rural en su conjunto.
No
quisiera caer en la caricatura al afirmar que las políticas de los
gobiernos estatales y autonómicos se limitan a cambiar en sus
documentos el logo de la Unión Europea por el del gobierno en
cuestión porque la realidad nos viene demostrando que fuera de la
PAC existe vida o, mejor dicho, fuera o en el contexto de la PAC es
posible desarrollar una política agraria propia, con todos los peros
y límites imaginables, pero posible.
La
PAC en sus 30 años de vida sufre una mutación constante
materializada en una cadena de sucesivas reformas de la PAC que trae
por la calle de la amargura a la gente del sector, tanto agentes
sociales como productores, que dicho lisa y llanamente, muchos de
ellos, no saben ni por dónde les sopla el viento. Personalmente, no
me extraña nada ya que a la aprobación de una reforma para un
periodo de 7 años, le preceden dos años de rumores, propuestas,
presiones y dimes y diretes que no hacen más que revolver el corral
y marear al productor, sin olvidar el proceso paralelo que lleva la
aprobación del Presupuesto Plurianual donde se fijan las previsiones
y los límites de gasto correspondientes a la partida agraria.
Tras
esos 2 años previos, se consuma la ceremonia de la confusión del
acuerdo de aprobación que se va complicando por barrios (¡qué
tiempos aquellos donde Chirac y Schröder decidían por todos
tomándose unas copas en el hotel!) ya que a la ampliación de la UE
hasta los 28 estados miembro, cada uno de ellos de un padre y madre
diferentes, cada uno con un sector productor diferente, a este
popurrí de países le tenemos que sumar la creciente complejidad del
entramado europeo donde además de los agentes que hasta mandaban, el
Comisario de Agricultura de turno y el Consejo de Ministros de
Agricultura de los estados miembro, en la actualidad a ellos se les
ha sumado, a través de la co-decisión, el Parlamento Europeo. ¡Casi
nada!.
Pues
bien, no se crean que con esto acaba la matraca puesto que ...
...a mitad
del periodo, se vuelve a la carga con la reforma intermedia tanto del
presupuesto plurianual como de la propia PAC con lo que nos
encontramos sumidos en una rueda de la que no podemos escapar y así,
los agricultores y agentes sociales, emulando al hamster en la rueda
dentro de la jaula, somos incapaces de mirar más allá, tanto al
frente como a los laterales e incapaces de caer en la cuenta que, por
muy importante que sea la PAC, lo verdaderamente importante es el
consumidor (el jefe, como dicen los de Mercadona).
En
estas tareas anda metido Juncker, presidente de la Comisión Europea
que en su discurso sobre el Estado de la Unión 2016 presentó la
revisión intermedia del presupuesto plurianual con la que pretende
liberar, eso sí, sin tocar el techo máximo de gesto, un importe
adicional de 6 300 millones EUR de financiación de aquí a 2020 para
atender nuevos objetivos y situaciones imprevistas donde destaca,
sobremanera, la política de migración y la sangrante situación de
los refugiados. Yo que soy de letras cuando leo que no van a tocar el
techo máximo de gasto pero que van a “liberar” esos miles de
millones, el olfato me dice que rascarán de las partidas actuales y
mucho me temo, que la partida agraria tiene muchísimos boletos para
ser uno de los agraciados por el recorte.
Por
ello, en línea con lo apuntado anteriormente sobre la interminable e
insufrible tramitación europea, me encajan perfectamente los
movimientos que se están dando para diseñar la próxima reforma, la
PAC post 2020, y especialmente la reunión informal que el pasado 2
de septiembre celebraron 20 ministros agrícolas invitados por los
siempre avispados franceses que, al menos en cuestiones agrícolas,
están en la avanzadilla y la recientemente aprobada segunda
declaración de Cork (20 años después de la trascendental
declaración de Cork) sobre desarrollo rural donde, una vez más,
surgieron voces que ponían en solfa el futuro de las ayudas directas
que contempla la PAC en el seno de su primer pilar.
Como
verán, seguimos corriendo dentro de la rueda de la PAC y sin tiempo
ni para aburrirnos y quizás, ni para centrarnos en lo verdaderamente
importante.
Xabier
Iraola Agirrezabala
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